XVI

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—¿No tienes compañeros hombres? —Puntualiza claramente eso de hombres.

Es la quinta o sexta pregunta que me realiza Claudia. Bueno, hoy debería llamarla "Claudia la ardilla" porque desde luego esta noche tiene un peinado estilo pony, pero que más bien parece la cola de una ardilla. Debe pensar que así está sexy o yo qué sé. El caso es que me está taladrando la cabeza de sobremanera.

—Claro, Claudia, claro que tengo compañeros hombres, pero pocos, la verdad. —Contesto toda paciente y sonriente.

Es sábado 7 de Junio, es la despedida de soltera de Aura María y yo me encuentro en un bar junto a Claudia, Aura María, Sandra y un par de chicas más que no conozco, esperando a que Patricia y mi Beatriz lleguen.

¿Mi Beatriz? ¿Estoy borracha o drogada?

"MI Beatriz", dice mi mente. Ya no me importa.

En fin. No tengo muy claro si ella sabe que vengo. Me imagino que sí porque Patricia se lo habrá comentado y por ese motivo estoy nerviosa, porque temo que no venga, temo que se haya echado para atrás al saber que estoy aquí porque no quiere ni verme. Temo que ya no me quiera, eso es lo que temo realmente.

—¿Te has acostado alguna vez con un piloto, Marcela? —la voz de Claudia colarse de nuevo entre mis pensamientos.

"¿Esta chica no sabe lo que es la vida privada? ¡Qué diablos va a saber si lleva dos copas encima y la noche aún no ha empezado!" Me respondo enseguida.

—Ya vienen. —Señala Aura María con su cabeza.

Efectivamente, ambas vienen. Ya veo a Patricia y a Beatriz caminando a su lado. Las dos van vestidas totalmente de negro, tal y como vamos todas, pues es la "vestimenta oficial" que había que llevar hoy. Menos mal que se han reprimido y no llevamos ni nada en la cabeza ni cosas por el estilo. Se acercan hasta nosotras y saludan a todas antes que a mí, pues yo soy la que está más a la esquina de la mesa. Se les nota bastante, y es obvio, que ninguna de ellas dos quiere saludarme realmente. Ambas por diferentes motivos, claro. Patricia porque me odia, y no acabamos de sintonizar entre nosotras. Está claro que no lo haremos jamás. Beatriz, bueno... Beatriz me da verdadero pánico pensarlo. Pero tienen que joderse, ¿saben? Ambas tienen que joderse y tienen que venir a saludarme como a las demás.

—Hola, Marcela. —Me saluda esa perra junto a un par de falsos besos que yo le devuelvo del mismo modo.

Ahora le toca a ella. Llevo días sin verla y esos días son días que no he dormido nada bien y ahora la tengo en frente y ya siento el olor de su piel. Noto que el corazón se me acelera sólo con estar cerca de su presencia.

—Marcela. —Me nombra para saludarme sin mirarme a los ojos y acerca su cara para que la bese protocolariamente en las mejillas.

Dios mío, ahora que mis labios han tocado nuevamente el contacto de su piel, mi mente rememora sola y sin permiso esa noche de pasión que pasamos en Florida.

—¿Cómo estás? —Me da tiempo a preguntarle, mientras le toco levemente el brazo, en plan "somos un par de amigas que hace tiempo no se ven", pero ella ignora mi comentario, creo que se ha hecho la sorda. Sí lo ha hecho porque se ha girado para ir junto a las otras.

"Vaya noche que me espera. Quizás no debí venir, quizás debí seguir con mi vida junto a Michel y dejar que Beatriz siguiera con la suya, quizás..." Alguien interrumpe mis cavilaciones.

—¡Bueno, Patricia! ¿Aquí dónde está el hombre que nos va a bailar? —Pregunta entusiasmada Claudia, mientras se frota las manos con codicia.

La cara de Sandra es de espanto total. Pobre chica.

En Mi Siguiente Vida (Marcetty)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora