Epílogo

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Ojalá pudiera olvidar aquella terrible mañana. Ojalá pudiera suprimirla, borrarla, arrancarla, hacerla desaparecer, sacarla de mi cabeza de una maldita vez, pero no puedo, no soy un computador que se pueda apagar, que se pueda resetear o reprogramar y creo que no podré olvidar jamás ese fatídico día en lo que me resta de vida.

Me había despertado temprano y en soledad una tranquila mañana 11 de Septiembre. Marcela no estaba a mi lado porque no había pasado la noche conmigo, pues estaba trabajando y esa noche durmió fuera de nuestra casa. Yo me levanté de la cama al oír cómo Angie medio lloriqueando reclamaba mi presencia. Me acerqué a ella y la vi con esos preciosos ojos abiertos esperándome a que la cargara para que le diera el desayuno.

La tomé entre mis brazos mientras le cantaba. Nos fuimos al comedor y sentada delante del televisor le di de comer mientras al tiempo ella jugaba. Se quedó enseguida dormida en la periquera, siempre le ocurría. Cuando ya sentía su barriguita llena le entraba de nuevo el sueño.

No recuerdo qué daban exactamente en la tele. Me imagino que algún programa de estos de entretenimiento matutinos. Oh, era la CBS News. En realidad ni la miraba, sencillamente la tenía, pues, por escuchar algo de fondo.

Ahora era mi turno, tenía hambre y me apetecía tomar un buen café caliente y recién hecho.

"¿Y qué le hago hoy de comer a mi mujer?" Pensaba mientras preparaba ese necesitado café porque era consciente que Marcela llegaba por la tarde. Yo sabía que ella tomaba un vuelo bastante temprano, me lo había dicho la noche anterior cuando hablamos por teléfono después de decirnos diez mil ñoños "te quiero".

Y en esas cavilaciones estaba... Me preparaba el desayuno y limpiaba distraída cuando de repente cortaron la habitual programación de la televisión para echar unas noticias. En un principio no presté mucha atención a las imágenes que daban, ya que andaba de aquí para allá. Hasta que por un momento alcé mi vista y lo vi, vi lo que era la ciudad donde yo residía.

Claramente era Nueva York lo que salía por la televisión. Enseguida me percaté que era una de las Torres Gemelas ardiendo como si estuviera en el mismísimo infierno...

Así pasen tantos años, debo de confesar que sigo teniendo el mismo sueño. Ya no como antes, pero a veces paraba.

Soy Beatriz Pinzón y tengo una maravillosa hija de 15 años llamada Angélica, como la difunta abuela de Marcela, que en paz descanse.

Ambas estamos tomadas de la mano. Nos encontramos en la llamada "Zona cero", con la vista al frente, viendo tras un atril al actual presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, diciendo unas emotivas y solemnes palabras en recuerdoa las víctimas de aquel día.

Después de su intervención nombrarán a cada una de las más de 2980 personas fallecidas de ese espantoso día y sé que cuando oiga cierto nombre no podré evitar llorar... Aunque quiera evitarlo sé que no podré.

Hoy es 11 de septiembre 2015 y por lo tanto es el décimo quinto aniversario de los atentados del 9/11, tal como desgraciadamente se les conoce en la actualidad. Cada año he venido hasta aquí, sin excepción. Cada año sin faltar he venido a rendir tributo al amor de mi vida... A mi Marcela.

Mi amada Marcela...

Recuerdo como si fuera ayer el primer día que la vi. Era cuando yo vivía en Miami con mi ex marido.

Nos encontrábamos en una pequeña celebración por no sé qué aniversario de la empresa donde él trabajaba. Yo me encontraba rodeada con algunas de las mujeres de los compañeros de Armando Mendoza. Aura María, Sandra y algunas más que no consigo recordar. Pero el caso es que la vi.

En Mi Siguiente Vida (Marcetty)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora