—¿Qué te ha dicho? —Le pregunto nada más veo que cuelga. Me he estado mordiendo las uñas durante los seis o siete minutos que han estado hablando entre ellas.
—Qué voz más bonita tiene tu novia, Marcela. —Intenta ponerme "molesta" la morena.
—Bueno, sí, tiene una voz preciosa. Ella da clases de música, ya sabes. Bueno, ¿qué te ha dicho? —Le insisto porque si me pongo a hablar de Beatriz, no termino.
—Ha quedado que me llamaba mañana, que mirará bien su agenda y me dirá un día para quedar. Es agradable, Marcela, es lo que me ha parecido. —Me contesta honesta.
—Lo es, Paula, lo es. Te encantará —le respondo —. Sé buena con ella, ¿eh? —Le suplico porque me la conozco y no quiero que me la espante a la primera.
—¡Lo intentaré! —se ríe —¡Pero no prometo nada!
—Por cierto, Paula —le advierto —, si te plantea el invitar a una tal Patricia Fernández de la oficina donde trabaja Michel, dile que no. Inventa lo que sea, pero que "esa" no venga, por favor.
Mi amiga me mira fija. Se le terminan las risas, ella no se va quedar con las ganas de saber el porqué de esa petición.
—¿Por qué? —Pregunta curiosa.
—Porque te lo digo yo. —Le respondo algo cortante.
—¿Por qué, Marcela? —Me insiste ella.
—Porque no me cae bien, ¿sí? ¡Así que inventa lo que sea, Paula! —Le ordeno lo mismo que si estuviéramos en el instituto, como si tuviéramos diecisiete años y ella no pudiera hacer más preguntas. A veces soy un tanto dictadora.
Las tres nos quedamos por un momento en silencio. Paula se muerde la boca, creo que ellas dos esperan a que yo les cuente un poco cómo me encuentro, creo que me ven algo estresada, creo que desean saber cómo estoy con Beatriz o cómo me siento con mi "miedo" o "reciente descubrimiento", pero yo no tengo ganas de hablar demasiado sobre eso, no quiero desnudar mi alma, no en ese momento.
—Chicas, me han suspendido de diez a quince días de empleo y sueldo. —Les confieso, porque a ellas se lo tengo que decir, ellas verán el cuadro de turnos, y verán que yo no salgo en él durante dias, les acabaría extrañando.
Paula ata cabos enseguida.
—¡Ha sido Oliver! ¡Qué cabrón! —Se exalta mientras se coloca las manos sobre su cabeza.
Yo me encojo de hombros, está claro que ha sido él. Está claro que iba a suceder.
—¿Se lo vas a decir a Michel? —Me pregunta Alessandra.
—No lo sé, la verdad es que no me apetece. Es capaz de presentarse a ver a Oliver y causar un desastre. No tengo ganas de líos, la verdad, ni tengo ganas de discutir con Michel. Mira, Alessandra, desde luego porque esté en casa diez o quince dias Michel no lo notará, es normal a veces, sucede en nuestros turnos. Lo malo es el dinero. Cuando vea que el sueldo no entra igual en casa...
—Te lo dejaremos, Marcela, no sufras por eso. —Atina Alessandra de repente.
—¿Cómo?
—Que te dejaremos el dinero y ya nos lo devolverás. Así él no notará nada. Ya tienes otras cosas en qué pensar, ¿verdad? —Me contesta tomándome con ternura una de mis manos. Ella sabe por lo que estoy pasando. Soy consciente que su chica le ha contado cosas, pero no me molesta, es lógico. Además ella es tan amiga mía como Paula.
—No puedo aceptarlo, Alessandra, no quiero involucrarlas más en mis cosas. Yo... —Pero ella me corta.
—Marcela, sé dónde trabajas, ¿de acuerdo? —me sonríe —Así que tómalo como un préstamo, ¿bueno? —Asiente con su cabeza, no va a cambiar de opinión, sé que no lo va hacer, así que finalmente acabo aceptándolo. Ya lo he dicho, no tengo ganas de discutir con Michel y me he dejado ayudar.
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En Mi Siguiente Vida (Marcetty)
Fanfiction❝-¿Por qué pones esa cara? ¿No me crees? ¿No crees que hay un amor para cada persona? ¿Tu alma gemela? ¿Tu media naranja? Esas cosas, ya sabes...❞ La vida es impredecible. Los acontecimientos son a veces desconcertantes, pone las pruebas más duras p...