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Sabe que debo irme, se interrumpe y cambia el tema.

—Si algún día necesitas ayuda para lo que sea, no dudes en buscarme, aquí en Alemania o en Florida, en donde sea, o los club a los que suelo ir con todos, el de Florida se llama igual a este, venimos casi todo el tiempo, espero volver a verte.

—No volveré... Sabes que yo tengo la muerte sobre mi, no voy a involucrarlos, soy una asesina. Tú mundo es diferente al mío, tienes que seguir como la buena persona que eres y no pensando en mi que suelo asesinar sin remordimiento. Yo estoy muerta, Raymond.

—Evadne...

—Dile a Meredith que no pude cumplir mi propósito, así que a la próxima esa perra deberá portarse bien si no, volveré para cumplirlo. —Sin dudarlo ni un segundo tomo su rostro entre mis manos y junto nuestros labios por unos segundos, luego nos separamos. —Si algún día me ves, solo sigue de largo, no te quiero ver muerto. Para recordarme puedes tatuarte una serpiente, yo me voy a tatuar una guitarra, lo prometo.

Ambos sonreímos.

—Gracias por todo, guarda esto por mi, por cierto dile a Ryland que escoja los mejores tatuajes para Lien, ya sabes. —Le entrego el dinero que saqué, con Brandon no iba a necesitarlo, porque tomaré todo el que tiene Darrik. —Adiós.

Me retiro con pasos rápidos, llego a Brandon y él toma mi brazo, voy junto a él por la salida de incendios, el camino está despejado, seguimos hasta que una botella estalla contra el suelo.

—¿Te has divertido, Sage? —Darrik pregunta con ese tono de voz, ronco y amenazante, me quedo rígida junto a Brandon.

—Sé la verdad. Por eso no recuerdo mi maldito pasado. ¡No sé quién soy! Es tu maldita culpa.

Se ve tan pacifico cuando tiene las llamas encendidas en los ojos, está furioso y al parecer un poco volado, se acerca a mi y no logro alejarme.

—No te preocupes, te daré tiempo para recordarlo. —El dorso de su mano impacta contra mi mejilla y caigo inconsciente, no toco el suelo por qué alguien me sostiene.

———

Un estresante pitido cerca de mi me saca del sueño oscuro, intento moverme antes de abrir los ojos, pero me siento inmovilizada, abro los ojos bajo una luz cegadora, oh no, no, no.

El laboratorio.

No de nuevo, no..

Me percato de mi situación, tengo un pedazo de cinta gris apretada contra mis labios y no me permite hablar, intento girar mi cabeza pero no puedo, estoy inmovilizada, veo al pelinegro colocando sobre mis muñecas unos seguros de metal incorporado a la camilla reclinada, intento hacer algún ruido pero no es posible.

Lo veo destapar una jeringa con un líquido verde seguido mueve mi cabeza en dirección contraria y remueve el cabello de mi cuello, muevo mis manos logrando lastimarme con el metal.

—Todo estaba bien. —Empieza, claramente frustrado. —Solo tenías que seguir de mi maldito lado, ¿Quieres terminar como la primera Evadne? Me desobedeciste deliberadamente, te pusiste en peligro.

Niego con la cabeza en un intento fallido de soltarme de su agarre.

—Creo que debemos empezar de nuevo. ¿Que opinas? Solo que esta vez no serás Evadne, tendré que buscarte un nuevo nombre. Uno más... —Un estruendo de tacones se dejó oír, Darrik lo notó cuando una alarma empezó a inundar el lugar.

Alguien está intentando entrar y no está autorizado.

Darrik estuvo listo para clavar esa inyección en mi cuello, pero la alarma alargó su espera, lo veo ir a los lockers donde suele almacenar bajo llave algunas cosas muy importantes, guarda la jeringa y se apresura a otra mesa, a la cual lleva su mano por debajo.

DARRIK. [AKDR #3]. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora