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Vamos 3 dedos rotos, sangre en el suelo y mis manos, Brandon sigue sosteniendo al hombre para que no quite la mano.

—Parece que quiere que pasemos al dedo índice. ¿No? Bien. —Casi se desmaya por el dolor, pero Brandon le dió unas bofetadas para que despierte.

—Presidenta, no funciona, deja que lo haga. —Se levanta, el hombre intenta huir pero Brandon lo detiene, queda tendido en el suelo, Brandon por su espalda amarra sus manos con fuerza, pasa a amarrar sus piernas.

Me acerco y le entrego el alicate, tengo la mirada puesta en él, mirada fría y sin compasión.

Brandon sin una gota de lástima, aprovecha que el hombre grita y mete el alicate en su boca, lo engancha a un diente de abajo y con muchísima fuerza, tanta que las venas en sus brazos se marcan.

En solo minutos retira el alicate con un diente ensangrentado, los gritos me hacen sentir aliviada porqué de algún modo todos estarán pagando pronto y gritos será lo único que escucharé de parte de esas escorias.

—¡Don Arturo se fue! —Grita de repente, casi ahogándose con su sangre, escupe a un lado y me mira suplicante. —¡Hirieron a uno, se fue con él y me mandó a que contacte con su esposa y su amante!

—¿¡Donde estan ellas?!

—No sé, se fueron a un lugar donde solo el supervisor en la mansión sabe. ¡Lo juro! ¡No sé más! ¡Por favor, basta!

—¿Crees que dice la verdad? —Le pregunto a Brandon, es casi experto en esos temas.

—Creo que no. —Le suelta una patada en el abdomen, casi como fuera de si mismo, observa la sangre de sus manos y luego al hombre. —Pero debemos averiguarlo.

Me observa, toma mi mano.

—Espera en el auto, iremos a averiguarlo ya mismo. —Observa la hora de su reloj. —3:45 de la mañana. Espérame. —Se vuelve donde el hombre ensangrentado. —Si logras llegar al alicate eres libre, escoria.

Se acerca a una ventana y tira lo más lejos que puede el alicate con el que puede soltarse las cuerdas, el hombre débil lo observa y lo fusila con la mirada.

Salgo de la cabaña y subo al auto, Brandon no tarda y sube igual, enciende el auto y acelera lo más que puede, no podemos perder tiempo, aún no amanece y tenemos que estar allá.

Vamos a toda prisa hasta que estamos a unos metros de la mansión, el se detiene metiendo el auto en medio de los árboles.

—Escucha, ¿Prefieres que vaya solo? Pueden lastimarte. —Murmura acariciando mi mejilla con sus nudillos ensangrentados.

—Si tengo que pelear, pondré en práctica lo que aprendí durante 6 meses. —Bajo del auto junto la pistola.

—Intentemos no llamar la atención, la entrada de atrás es la mejor opción. ¿De acuerdo? —Asiento, vamos por los árboles para llegar por la puerta trasera, Brandon va adelante para cubrirme en cualquier caso.

Llegamos a la entrada que es como un túnel, una larga entrada oscura que lleva a una puerta más abajo.

Veo un poco más allá a un hombre de espaldas, voy por detrás, lo tomo del cuello con mi brazo y la pistola la pegó en su frente.

—¿Donde está el supervisor? ¿Quien es? —Tiembla bajo mi agarre.

—S-soy nuevo, solo sé que está descargando la casa, porqué se van. —Levanta las manos, le suelto un golpe con la pistola para no matarlo.

Regreso con Brandon.

Hay varios hombres ahí, en ese túnel pero no están armados, solo traen bolsos oscuros que se pasan entre sí.

DARRIK. [AKDR #3]. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora