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SAGE THYSSEN.

Aún disfruto la sensación de arrebatar el último respiro a base de torturas y gritos.
Dejar en claro que soy la dueña de todo me ha brindado muchos beneficios, como qué tengo la mayoría de cosas a mi disposición.

—¿Entonces? ¿Por qué tanta insistencia conmigo?

Antes de aterrizar en Australia, Brandon le dió su paga a los hackers, ahora, después de dos días disfrutando de los beneficios y que ahora todos quieren tener contacto directo conmigo, estamos en un club lujoso frente al miembro de cada mafia que estuvo buscándome.

—¿Qué quieres los Hells Angels con mi novia? —Brandon interfiere. —¿Y los Yakuza?

—Con los antiguos jefes nos enteramos de la OMC, buscamos alianza con la organización, obviamente tendrán de nuestra parte un pago por la membresía, solo requerimos mantenernos lejos del ojo de los agentes. —Murmura uno de los trabajadores del Hells Angels.

—Por muestra parte, mi jefe la invita a una cena con los Yakuza, pero para ser sinceros queremos alianza con la OMC, tendrá disponible todo por parte de mi jefe, incluso... Creemos qué podría venir y conocer a todos los integrantes. ¿Que le parece, señorita Thyssen?

Bebo un poco más de mi cóctel y observo a Brandon.

—Claro, entonces, trabajarían para mí. —Relamo mis labios. —Pueden ser parte de la OMC, donde se brinda protección y el uso de monedas más valiosas que los dólares, en la OMC tienen todo tipo de apoyo pero sus jefes no serán socios, estarán al mismo nivel que los de siempre, claro, puedo ponerle una o dos estrellas ya que en la organización las posiciones de los miembros se basa en cuántas tenga, pero trabajarían para mí.

Sonrío al ver sus rostros, entre asombrados y felices.

Brandon sigue bebiendo de un whisky, va como muchos tragos pero no pierde el control de si.

Este club nocturno es muy elegante, estamos en la zona vip que es en unos ambientes de cortinas rojas y luces rojas, las escaleras están al inicio del pequeño corredizo que lleva a otras áreas privadas, sin embargo hay dos baños diferentes uno para los descontrolados de abajo y el otro aquí para los de la zonas privadas.

—¿Eso quiere decir, que si acepta a la mafia Hells Angels y Yakuza en su organización?

—Si, siempre y cuando se mantengan bajo mis reglas, ustedes solo quieren pertenecer a mi organización por su sistema de protección a los miembros, al estar dentro dejan de ser una mafia, sus jefes dejan de ser jefes dentro de ella. Le informan eso a ellos, ¿De acuerdo? Si aceptan, escríbanme. —Me levanto luego de arreglar la tela de mi vestido. —Sus bebidas van por mi cuenta, tengan buena noche.

—Ey, ¿Qué estás viendo cabrón? —Escucho gruñir a Brandon detrás de mí.

Apresuro mis pasos en dirección al baño, me siento un poco tensa por todas las responsabilidades pero sé cómo llevarlas poco a poco, lo que me sorprende es que Dage no se haya aparecido ni aunque sea felicitado y unas disculpas.

Observo mis ojos en el gran espejo del baño, en segundos fijo mi vista en la silueta de la entrada, es Brandon.

—¿Qué opinas de esa propuesta? —Murmuro sonriente, él asiente y entra sin importarle que es el baño de damas.

—Creo que es una buena propuesta, no les interesa ser miembros porqué si, si no que están siendo perseguidos y tienen que conseguir protección de donde sea... —Murmura dejando el vaso vacío detrás de mí sobre la cerámica empotrada con varios lavamanos.

Lo encaro con una sonrisa.

—Si aceptan, un paso en falso y nos deshacemos de ellos. —Sonrío, sus ojos bajan a mis labios, sus ojos de azul intenso.

DARRIK. [AKDR #3]. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora