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El espeso cabello negro de Darrik le da una sombra y aire de oscuridad a su rostro, sus ojos tan peculiares se muestran demandantes.

Es muchísimo más alto que yo y se nota la superioridad que se carga, Darrik es demasiado intrigante para mí, es como si estuviese programada para querer saber de él y también para empezar acercarme a él.

—Tienes que decirme todo lo que recuerdes con el tiempo. ¿Bien?

—Sí.

—No hables con las mujeres de aquí, con nadie, solo conmigo. Ellas no saben nada de ti y tampoco están autorizadas para hacerte preguntas mucho menos inyectar en tu cuerpo.

—¿Tampoco con Sage?

—No querrás hablar con ella, y ella tampoco querrá hablar contigo.

—Quiero saber más de ti. —Lanzo una vez más una de las navajas al tiro.

—¿Que quieres saber? —Recarga su cuerpo en el umbral de la entrada, cruza ligeramente sus brazos sobre su espalda baja.

—¿Eres una especie de.. Doctor?

—No soy un doctor, no hay una palabra que pueda describir lo que soy y lo que hago, por el simple hecho de que es para beneficio propio.

—Quisiera ver a mi padre... —Murmuro girando mi cuerpo para tenerlo de frente. —¿Aún soy una drogadicta? ¿Que tiempo debo estar aquí para rehabilitarme?

—Tú padre vendrá, pero cuando estés curada y lista para ser parte de su equipo, quiere que seas más que fuerte e invencible. —Deja los papeles sobre un estante y se acerca a mi, sus ojos siguen los míos mientras se acerca hasta que su respiración golpea mi rostro. —Haz oído hablar de; una adicción se cura con otra adicción?

—Tal vez. —Murmuro observándolo.

—La droga aún puede llamarte, tus primeros días en abstinencia querías matarme por el echo de que no te daba más droga. —Sus dedos se deslizan por mi brazo izquierdo hasta que llega a mi muñeca, levanta con suavidad y observa mi brazo.

Imito su acción, y veo las huellas de piquetes en mi brazo, me sorprendo de ellos, ya que no lo recuerdo.

—¿Yo me inyectaba la droga? —Me quedé sin aliento, estaba realmente asustada y asombrada por lo visto, tenía demasiadas huellas de agujas en mi brazo. —¿Por qué no lo recuerdo?

—Es parte del tratamiento, al olvidarlo no lo quieres, estás mejor así, pero si ves la droga a tu alcance tu cuerpo de alguna manera lo va a reconocer y te dará impulso a quererlo. ¿Entiendes? —Deja mi brazo lentamente, fijo mis ojos en los suyos buscando algún rastro de preocupación o algo que me indique si tengo posibilidades de salir de esto.

—Lo entiendo.—Murmuro bajando la mirada.

—Mientras sigas con el tratamiento tendrás un entrenamiento entero eso va a tomar todo de ti y no tendrás necesidad de pensar en la droga. ¿Bien?

—Mi nueva adicción será convertirme en una máquina invencible. ¿No es así? —Veo las navajas y luego a él. —No es mala idea.

—Por eso es importante que no salgas de aquí, lo harás cuando estés recuperada del todo.

—Bien. —Sus nudillos hacen contacto con mi sien, hace a un lado mi cabello para poder dejar una suave caricia y luego se aleja.

—Confiaré en ti, puedes tocar absolutamente nada del laboratorio, ni nada que implique el tratamiento, podrás entrenar en los ambientes como estos, estaré siempre pendiente de ti, pero cuando no esté quiero que te portes bien. ¿Puedo confiar en ti?

DARRIK. [AKDR #3]. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora