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Las nubes grises adornaban el cielo ocultando los rayos de sol, el ambiente estaba denso y las gotas caían pausadamente en la calle formando algunos charcos de agua, haciendo que las personas se mantuvieran en sus domicilios. Toda la noche llovió, se detuvo en la madrugada, pero el cielo amenazaba con volver a dejar caer chubascos. Chu-bas-cos.

Obviamente tenían la panadería cerrada, en días como ese procuraban evitar que sus clientes salieran a comprar, así que el teléfono estaba conectado a la espera de que alguien recurriera a sus pedidos, los que ya llevaban tiempo comprando sabían de ese servicio que prestaban, ir a dejar a domicilio era de las mejores opciones para no perder clientes en los días de lluvia, nieve o de ventiscas muy fuertes.

En circunstancias así detestaba que no hubiera vehículos en el poblado, todo sería más sencillo si se compraban una motocicleta para realizar las entregas, pero al ser un pueblo tan pequeño, con pocas personas y la mayoría gente bastante mayor, las distribuidoras no se arriesgaban a invertir y vender autos en esos sectores, cosa que al alcalde junto al comité optaban porque era la mejor opción por temas de impuestos.

—Quiero una bicicleta.— Comentó algo afligida. —Sería lo mejor, ¿Verdad? Podrías comprarnos una y la compartimos, ¿Te parece? A Sasha le gustan las bicicletas y podrías invitarla a dar un paseo en ella, es algo moderno, aunque andar a caballo es más romántico, ¿No crees?—

Divagaba por el aburrimiento que la invadía, balanceando sus pies que colgaban de la silla en la que se encontraba, a veces, solo a veces, se comportaba como una niña pequeña, en especial cuando no tenía nada que hacer y se encontraba en un ambiente de confianza. Se llevó una de sus manos a sus labios para poder morderse las uñas de los nervios, siguiendo con la mirada el movimiento de Niccolo, quien ante tantas preguntas de confirmación consecutivas carcajeó.

—Es una idea muy buena, excepto por el pequeño detalle de que no sabes andar en bicicleta.— Acusó dejando de barrer para girar su rostro en dirección a la castaña. —Pensé que saldrías hoy, ¿Te lo arruinó el temporal o te han dejado plantada?—

El estómago se le revolvió ante la segunda opción, observó el reloj de pared para corroborar la hora. 16:20. Sí, la habían dejado plantada, se supone que saldrían a las 14:00, ya habían pasado dos horas y veinte minutos desde la que habían establecido.
Pasó los últimos días planeando el panorama para aquel sábado, desde el momento en el que Jean le había dado el visto bueno a volver a salir procuró organizar todo para que ese día fuera perfecto, puesto que sentía que había dado un paso adelante con el joven, pero la buena racha le duró poco, al parecer el universo conspiraba en su contra. El clima había sido helado en los días anteriores, pero no se veían probabilidades de llover, ni siquiera en la televisión anunciaron algo similar.

𝙬𝙝𝙤 𝙖𝙧𝙚 𝙮𝙤𝙪 𝙬𝙝𝙚𝙣 𝙣𝙤𝙗𝙤𝙙𝙮'𝙨 𝙬𝙖𝙩𝙘𝙝𝙞𝙣𝙜?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora