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Les voy a contar lo que todo este tiempo les he ocultado.
Asher me mira como si intentara procesar mis palabras y yo solo asiento con la cabeza tratando de afirmar mis pensamientos.
- ¿Toda la verdad?
- Si, toda. Ya hablaremos de eso más tarde, quiero que los dos estén presentes y cómodos porque es una conversación un poco larga. - le explico mirándolo fijamente, él solo vuelve a asentir lentamente con la cabeza.
Nos quedamos en silencio.
Perdida en mi cabeza recuerdo a mi mamá, ella debería saber lo de Gregory, debo contarle lo que paso, ella lo quería mucho. Agarro mi teléfono de mi bolsillo trasero, junto a mi teléfono sale la carta de Gregory, no puedo evitar que vuelvan a humedecerse mis ojos.
- ¿Qué es eso? - pregunta Asher, viendo la carta.
- La carta que me dejó Gregory.
- ¿Ya la leíste?
- Si de hecho fue cuando me desaparecí.
- ¿Puedo? - pregunta viendo la carta, quisiera decirle que sí, quisiera decirle que la lea para no sentirme tan sola con todo esto, pero es algo demasiado personal y más que mío es algo muy personal de Gregory.
- No creo que sea lo mejor, la verdad. - se limita a asentir con la cabeza, cualquier persona se hubiera molestado, pero Asher no es así, él me regala una sonrisa haciéndome saber que lo entiende.
Vuelvo a lo que hacía y agarro mi teléfono marcando el número de mi mamá. No obtengo respuesta después de marcar dos veces.
- ¿Todo bien? - pregunta, viéndome que estoy luchando con mi teléfono.
- Si, solo que mi mamá no me contesta, pero seguro está ocupada.
- Debe ser eso. - se toma unos segundos en silencio - Dakota después de pensarlo mucho creo que necesito hacer algo.
Toma con cuidado mi mejilla y junta nuestros labios.
Su beso es lento, cuidadoso y tierno. Me hace sentirme amada.
Pero no lo merezco.
Intento borrar eso y acaricio su cabello.
Dejo que me bese ignorando todo lo que pasa y también lo que mi cabeza me grita.
Pero como nada es perfecto un par de golpes hacen que nos separemos y afuera está Aron volteando los ojos.
- Parecen un par de ositos. - comenta metiéndose dentro del carro.
- ¿Gracias? - contesto confundida.
- No era exactamente un cumplido. - me explica Asher.
- Uh, entonces. Idiota - mascullo con una sonrisa y Aron me mira con falsa indignación, girando hacia nosotros.