Faltan 36 horas para el juicio
La noche del miércoles fue la peor noche de Suzaku en muchísimo tiempo. Tenía el estómago revuelto y la cabeza ardiendo. Y, para colmo de males, estaba sudando. Temió que se tratara de fiebre; pero, a medianoche, se sintió mejor cuando vomitó. Al parecer, había sido el licor. Desafortunadamente, no pudo volver a dormir después. La imagen del rostro demacrado de Euphemia aparecía para herirlo en cuanto cerraba los ojos, así que descorchó algunas botellas de ron y bebió hasta perder el conocimiento. Al otro día, se preparó para ir al gimnasio como siempre sin demasiados ánimos. Le había vuelto la jaqueca. No obstante, la idea de quedarse en casa lo enervaba y él necesitaba libertad. Necesitaba aire. Se dio una ducha fría, desayunó algo ligero y fue. Entrenó con el saco del boxeo. El saco se sacudía furioso por cada puñetazo y patada. Suzaku había decidido practicar boxeo para drenar sus emociones y, en vez de eso, la cólera crecía dentro de él. Conforme la intensidad de sus ataques incrementaba, la arenilla del saco se escurría más aprisa. Al sentir que se asfixiaba, se arrojó al saco y boqueó en busca de aire. Algunas hebras húmedas se le adhirieron a la frente. Se miró los puños vendados tras reponerse. ¡¿Por qué estaba más enojado que antes?! ¡¿Por qué no funcionaba?! ¡¿Qué estaba haciendo mal?! Suzaku le metió un puñetazo al saco y gritó.
Kallen miraba a Suzaku a cierta distancia con recelo. Las dudas la hacían retroceder. Todavía pensaba que era inútil hablar con él. No creía seriamente que la escuchara. No eran tan amigos como lo habían sido Lelouch y él. Además de que Suzaku podría adivinar que Lelouch estaría detrás de ella y desconfiar con más razón. Aun así, Kallen Stadtfeld nunca se rendía sin pelear y le había prometido a Lelouch intentarlo. Estaba comprometida doblemente. En conclusión, Kallen inspiró hondo y se aproximó a su objetivo.
—¡Suzaku! —lo llamó. El aludido se frenó en seco. Justo cuando ya el pobre saco no resistía otra paliza—. Tenemos que hablar.
Suzaku se limpió las perlas de sudor de la frente con la orilla de la camiseta y se volvió hacia su interlocutora con las facciones endurecidas. Había un brillo salvaje en sus ojos verdes que alertó a Kallen. Fue un misterio para ella como logró disimular el escalofrío que atravesó su espina dorsal.
—¿De qué quiere hablar Lelouch? —preguntó con frialdad.
—¿Lelouch? Soy yo la que vino a conversar contigo, ¿por qué crees tal cosa?
—Eres irrevocable con tus decisiones y la última vez me dejaste en claro que no te apetecía verme hasta el juicio en donde «ibas a aplastarme».
—Si presumes que me conoces bien sabes que no me gusta ser la recadera de nadie —gruñó Kallen, sintiendo que se le trababa la lengua. Ese no fue un buen comienzo—. Estoy por mi cuenta. Estaba revisando mis notas para el caso y reparé en algo que si no me hubiera parecido importante no me habría tomado la molestia de buscarte —recalcó—. Si en tu investigación el vino dio positivo para veneno, ¿por qué Lelouch no está muerto? ¿No te has planteado la posibilidad de que la copa de la víctima pudo estar envenenada?
—Las copas fueron procesadas en laboratorio y arrojaron resultados negativos. La evidencia sugiere que Lelouch sirvió vino en las dos copas, echó veneno en la de Euphie y luego en la botella para confundir.
—Eso pudo suceder o alguien cambió la copa de la víctima.
—¿Insinúas que un miembro de mi equipo fabricó evidencia? —rumió Suzaku y Kallen juró haber visto la línea de su mandíbula tensarse—. ¿O que yo lo hice?
—No, tú no —aseveró. Su serenidad contrarrestaba con la rabia contenida de Suzaku—. Eres un buen fiscal —susurró ella. Se asombró de su confesión. Lo dijo indeliberadamente. Debía ser verdad. Cuando las emociones la dominaban, mentía pésimo—. Yo admiro tu pasión y tu tenacidad, Suzaku, y está bien si no me crees —agregó Kallen. Él se limitó a mirarla de hito en hito. En su fuero interno, deseaba ferozmente creerle—. Creo que si hubiera más policías y fiscales como tú nuestro sistema judicial sería muchísimo mejor. Por desgracia, la realidad es que no todos tienen tu integridad. Tú sabes cómo es Britannia Corps y de lo que es capaz su presidente. No le costaba nada sobornar a algún policía o inspector para que plantara pistas falsas. ¿Por qué no considerar esta hipótesis?
ESTÁS LEYENDO
Code Geass: Bloodlines
FanfictionLelouch Lamperouge era apenas un niño cuando su familia fue destrozada delante de él por orden de Charles zi Britannia, el presidente de Britannia Corps, la empresa más poderosa de Pendragón. Diecisiete años después, Lelouch regresa a su ciudad de o...