Capítulo 42: La Reina Negra y el Caballero Blanco

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A fuerza de una asombrosa voluntad, Kallen se obligó a salir de la cama, buscar su celular y llamar el número de emergencia local para reportar su propio caso de envenenamiento. Sabía sobre la existencia de un centro de toxicología y un servicio de información toxicológica. No obstante, ignoraba cuáles eran los números y no disponía tiempo para averiguarlos. Drenada de energías, Kallen se desmoronó y se quedó tumbada de lado en el piso donde luchó contra la inconsciencia mientras esperaba la ayuda médica. Entonces se arrastró hasta la puerta para abrirles. Kallen no pudo evitar sentirse como una muñeca durante el trayecto al hospital. Los paramédicos comprobaron sus signos vitales y su respiración y le hicieron algunas preguntas. Kallen solo pudo responderles el tipo de veneno que creía haber ingerido. Aun cuando había alcanzado a leer el título de la etiqueta del frasco que Lelouch colocó en su mesita de noche, los paramédicos le indicaron que debía tener a la mano el envase sospechoso. Kallen marcó el número de Ohgi. No pudo localizarlo.

Tuvo mejor suerte contactando a su padre. Le pidió el favor de traer el frasco. En el hospital, el médico le administró a Kallen carbón activado. Dado que ella desconocía la cantidad exacta de toxina y el tiempo estimado desde la ingesta, el médico determinó que ella debía realizarse más exámenes y extender el periodo de estadía para observarla. Claro está, la pciente se opuso. Dejando de lado su aversión a los hospitales, no quería que la retuviera. Tenía asuntos importantes que no podía descuidar. Si le insertaban una sonda nasogástrica o la sometían a un tratamiento somático, ella tardaría más para que le dieran de alta. Empero nada de eso fue menester. El médico le prescribió tomar solamente catártico salino. A Kallen seguía sin hacerle demasiada gracia. Ese tonto médico no se había percatado de que se hallaba fuera de peligro. Ya estaría muerta, si Lelouch lo hubiera querido. Sea como sea, sus protestas se desvanecieron cuando perdió el conocimiento.

Kallen tuvo entonces un sueño particular. El tipo de sueños que nadie puede tener certeza si es un producto de la mente o había sido real. Estaba en el dormitorio de su apartamento con Lelouch. No vestía más que un wonderbra y un culotte. Estaba aplicándose uniformemente por las piernas torneadas una crema antiinflamatoria. Kallen solía sufrir dolores musculares a consecuencia de su rutina diaria de ejercicios y su entrenamiento en artes marciales mixtas. El dolor podía convertirse en una molestia a largo plazo si no lo trataba y ya que a veces la asaltaban calambres nocturnos, se echaba crema antes de dormir. Demoraba más de la cuenta deliberadamente cuando Lelouch rondaba cerca. Lelouch sabía que ella lo estaba seduciendo y se permitía caer en la trampa.

En ese sueño, él se ofreció a darle masajes alegando que tenía cierta experiencia debido a los ejercicios fisioterapéuticos de Nunnally y la mujer consintió. Lelouch se sentó con las piernas cruzadas sobre la cama y pasó a masajear sus pies mientras Kallen estaba tumbada bocabajo. Lelouch también solo traía puesto su ropa interior. Estaba por colocarse el pijama cuando se distrajo admirando a Kallen. Ella lo había convencido de quedarse como estaba ensalzando su silueta de nadador. El halago pintó de un rojo la cara de Lelouch y lo animó a contarle que tuvo inseguridades respecto a su cuerpo en su adolescencia ya que se consideraba débil y escuálido comparado con otros chicos y que las superó al llegar a la adultez. Independientemente si esto era un sueño o un recuerdo, todo se sentía verdadero. Luego de que Lelouch «estropeara» un segundo encuentro íntimo al pedirle a Kallen que lo traicionara en el juicio, ella lo hizo prometer que no hablarían de la guerra contra Britannia mientras los dos estuvieran en la cama.

—Oye, Lelouch, ¿de casualidad dejamos atrás la etapa de «solo sexo» y entramos en la etapa de «tener conversaciones profundas»? —inquirió la pelirroja, notando cuán cómodos estaban semidesnudos y en una posición sugerente. En ese punto, Lelouch estaba masajeando la zona interior de sus muslos y la pelirroja no sentía la necesidad de cancelar el masaje y pasar a una actividad más física...

Code Geass: BloodlinesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora