Capítulo 14: El león, el zorro y el gato

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Los rayos de sol se filtraron entre las nubes atravesando la ventanilla de la celda de Mao, que estaba con las piernas cruzadas en el suelo, mordiéndose las uñas, mientras miraba cautivado por las sombras proyectadas en el piso. Si se inclinaba un octavo de centímetro a la izquierda, las sombras tomaban la forma de la silueta de C.C. La idea le sacó una risita ronca y siniestra. En esto, su compañero, quien solía pasársela conversando con el prisionero de la celda vecina por clave morse, se bajó de la cama y por cuarta o acaso la quinta vez en el año le habló:

—Acaba de llegar uno nuevo, ¡a qué no adivinas quién es!

Mao no era el compañero más elocuente; pero había dos nombres que con frecuencia rumiaba en sueños o en meditaciones profundas. A Mao se le iluminó el rostro con aquella sonrisa de locura dulce.

 A Mao se le iluminó el rostro con aquella sonrisa de locura dulce

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—¡Ay, Lelouch! —suspiraba Milly—. Si las circunstancias fueran otras estaría disgustada con él por no haberme notificado que estaba en la ciudad.

Milly estaba en la cafetería de la estación de KT-TV con su simpar camarógrafo y excompañero de instituto, Rivalz Cardemonde, discutiendo acerca de la noticia que les había tocado cubrir. Ni más ni menos que la primicia en boca de todos: el asesinato de Euphemia li Britannia.

—Pero Lelouch no es un asesino. Tú y yo lo conocemos. Él sería incapaz de hacer semejante calamidad —había replicado Rivalz. La preocupación había desfigurado sus facciones.

—Tampoco creo que haya asesinado a Euphemia li Britannia, pero, según mi informante en la jefatura, tiene toda la evidencia en contra. Lo están acusando de asesinato de primer grado —bufaba ella con molestar, remojando un pedazo de pan en su café—. Aun así, eso no es lo que me preocupa —la reportera había torcido el gesto y Rivalz ladeó la cabeza confundido—. ¿Sabes quién es el fiscal?...

—¡Suzaku! —exclamaba Shirley, anonadada

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—¡Suzaku! —exclamaba Shirley, anonadada.

La veterinaria estaba en la sala de su apartamento haciendo el aseo cuando en el televisor su querida amiga y excompañera de clases, Milly Ashford, reportaba que el Caballero Blanco de Pendragón sería el fiscal en el escandaloso caso de asesinato de la sociliaté de Pendragón y el acusado era su primer amor. Inevitablemente, el florero en sus bellas manos resbaló y se estrelló en el suelo. Shirley jadeó. Semanas atrás había visto a su exnovio. No imaginó tener noticias pronto de él. Menos que serían tan espeluznantes. Lívida y con las pupilas dilatadas y fijas en el televisor, se dio la vuelta y se acercó a paso lento.

Code Geass: BloodlinesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora