Capítulo 23: Justicia (Parte I)

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Era la muerte del día y flotaba una niebla opaca y densa sobre Pendragón. Lelouch transitaba por el sucio y resbaladizo pavimento. A su izquierda, escuchaba el rumor del río y le llegaba el olor a hierba húmeda que se mezclaba con el fuerte hedor a alcohol, smog y muerte. Alguna rata muerta quizás. La pacífica crecida del río contrastaba notablemente con la caótica urbe, a su derecha. No había peatones ni coches en la autopista. Nomás estaba un borracho tendido de bruces en medio de la acera. Las casas y los edificios con sus postigos y puertas cerradas tenían un aspecto sucio y triste. Lelouch finalizó su recorrido sentándose en una viga de metal en una zona de construcción de cara al río y sacó una jeringa que contenía refrain. Cabe acotar que era refrain del puro. Últimamente se estaba traficando un refrain adulterado que acuciaba la producción de serotonina, lo que estimulaba conductas agresivas en los usuarios. Pero este refrain no. Su efecto era inducir a recuerdos alucinatorios amenos. Este era el refrain original. O eso decían. Lo iba a verificar dentro de poco. Lelouch lo obtuvo yendo al vientre sórdido de la ciudad. El único lugar donde todavía lo venden. No tuvo que pagar por él. Usó su Geass en el traficante constatando así y no sin sombrío placer que conservaba su poder y, en efecto, que funcionaba una vez. Aunque se arrepintió. Hubiera sido mejor ordenarle que se suicidara para que no siguiera traficando. En fin, tenía otra prioridad. Lelouch se quitó su chaqueta, se enrolló la camisa hasta el brazo y se hizo un torniquete con la tira que había arrancado de la cortina de su despacho.

Suzaku le había dicho que no se rindiera. Prácticamente, le había ordenado buscarse un nuevo propósito. Si él lo viera así, lo habría llamado «patético» y no hubiera podido refutárselo. Lo era. Lelouch había vivido para su hermana estos diecisiete años. Concentrarse en ella lo había ayudado a distraerse del dolor y la amargura que abrumaban su corazón. Bradley tenía razón. Él necesitaba más a Nunnally que ella a él. Ella era su mundo. No una parte de él. Incluso su plan había perdido todo su sentido. Lelouch le había jurado que castigaría a los culpables que mataron a su madre y arruinaron sus vidas. ¿Qué caso tenía construir un mundo de justicia si Nunnally no vivía en él? A Lelouch lo había aliviado que Suzaku aceptara tomar el caso por su voluntad. Lo hubiera desilusionado usar su Geass en él y estaba considerándolo seriamente ante su creciente hostilidad, sino fuera por la chispa que avistó en sus ojos vidriosos. Lelouch quería creer de corazón que su Suzaku estaba igual de fatal por la desaparición de Nunnally y, además, lo compadecía; así como aquel Suzaku niño que lo acompañó al juicio de su madre y que lo había animado a seguir adelante, a pesar de sus dudas y temores personales.

Una brisa fría penetró en su cuerpo haciéndolo estremecerse y retornar a su realidad. Lelouch vio la jeringa en su mano y sus ojos se desorbitaron, como acordándose a qué vino. La apretó. Ya había perdido demasiado el tiempo con divagaciones tontas. La droga lo haría retroceder a la época más feliz de su vida donde estaba Nunnally. También afectaría su mente y si llegara a hacer uso prolongado de ella la acabaría deteriorando. Era consciente de todo eso. Pero esta era la única forma de reunirse con Nunnally. En ese momento, el precio no le importaba...

—¡Aquí estás! ¡Cielos, Lelouch! ¡Te he estado buscando por todas partes! ¡No tienes idea de lo preocupada que estaba! —prorrumpió una voz cantarina. Lelouch se volvió. Distinguió a Kallen venir corriendo hacia él—. Escucha, sé que... —ella frenó en seco. Interrumpiéndose. Sus ojos habían caído sobre la jeringa con el refrain—. ¿Qué cosa es...? —indagó la pelirroja, acercándose lentamente. Ató los cabos y estalló horrorizada—. ¡NO ME JODAS CON ESAS MIERDAS!

Kallen le arrebató la jeringa violentamente, la arrojó al piso y la aplastó con la suela del tacón con furia. Lelouch estaba tan abandonado a su dolor que ni intentó recuperar la droga. No le interesaba ser drogadicto. Quería algo para ahogar sus sentimientos.

Code Geass: BloodlinesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora