Capítulo Cuarenta y cinco

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-¿Podrías decirme dónde vamos? -pregunté al entrar a la roja camioneta de Ashton. Él se rió y encendió el motor.

-¡Es una sorpresa! -dijo feliz. Rodé los ojos y me reí. Ashton condujo fuera de mi calle y encendió la radio. Era una canción que no reconocí, pero el rostro de Ashton se iluminó- Amo esta canción -dijo, al instante comenzó a golpetear con los dedos al ritmo de la canción. La canción era buena, por lo que he escuchado hasta el momento.

-¿Qué canción es? -pregunté. Ashton me miró, casi en shock.

-¿Qué? -dijo- Debo decir, Brooke Anderson, tienes un pésimo gusto en música. ¡Es Jimmy Eat World!

-¿Jimmy Eat World? -pregunté- Ese es un nombre bastante raro, ¿no crees?

-Mejor que el nombre de mi banda -se rió Ashton-. Si tuviéramos un nombre.

-Deberías hacerme un Mix Tape, si crees que tengo un pésimo gusto en música -dije con una sonrisa. La verdad es que me encantaría ver qué canciones pondría Ashton en un Mix Tape para mí. Se detuvo en una luz roja y me miró, su mirada llena de interés.

-¿Sabes qué? -dijo Ashton- Debería hacerlo.

-Sí, deberías -respondí-. ¡Ahora dime dónde vamos! -estábamos en una parte de la ciudad que no tenía idea que existía. Era un vecindario común y corriente, no muy pobre ni muy rico, justo en el medio. Me gustó.

-¿No te gustan las sorpresas? -se rió-. No te preocupes, amor. ¡Ya casi llegamos!

Ashton entró a un estacionamiento casi vacío, donde había un café como de los 50’ al frente. Entrecerré las cejas confundida cuando Ashton se estacionó. 

-Este lugar tiene los mejores milkshakes -dijo al salir del auto. El aire del anochecer estaba caluroso y seco, un milkshake sonaba muy bien.

-Oooh, por eso me preguntaste -me reí y tomé su mano, mis pequeños dedos entre los suyos. Levanté la mirada hacia el cartel del café para ver que éste se llamaba “Marie’s”. ¡Hey, como mi segundo nombre! 

Al entrar vimos que el lugar tenía unos 7 clientes. No debe ser una noche ocupada. Seguí a Ashton a una mesa vacía, donde solté su mano para sentarme frente a él.

-Ahora hay que esperar -dijo Ashton con una sonrisa.

-¿Vienes aquí seguido? -pregunté.

-En realidad no he venido en harto tiempo -respondió-. He estado buscando en el resto de la ciudad un lugar que tenga mejores milkshakes que los de aquí. Todavía no lo he encontrado.

-¿Qué eres? ¿Algún tipo de crítico de milkshakes? -reí.

-Prefiero que me certifiquen como amante de los milkshakes, muchas gracias -bromeó Ashton. Una mesera que vestía la típica ropa para cenar en los 50’ se acercó con una libreta y un lápiz en la mano. Nos saludó con una sonrisa.

-¿Qué puedo servirles? -preguntó.

-Milkshake de banana -dijo Ashton casi al instante. Traté de no reírme. La mesera lo anotó en su libreta y luego me miró.

-Uh… ¿Milkshake de chocolate? -pregunté.

-¡Okay! -dijo la mesera- Vuelvo enseguida -se alejó y apenas estuvo fuera del alcance para escucharnos, nos largamos a reír.

-¿En serio, Ashton? -pregunté- ¿Banana?

-¡Actúas como si no fuera Australiano! -se rió Ashton- Estoy impresionado. El chocolate es mucho mejor que la vainilla. Una elección más valiente.

The Chase || Ashton Irwin (Traducida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora