Capítulo Ocho

1.1K 84 7
                                    

Una vez más, estaba total y completamente confundida. ¿Qué hay con este chico? Primero, es literalmente talentoso en artes, luego, está en la clase de Español II Honores ¿y ahora necesita ayuda en algo tan simple como geometría? Lo miré, él estaba observándome. Miré al Sr. Vallen quien también me observaba. Me sentí extraña, incómoda y confundida, todo al mismo tiempo.

-    Toma asiento por favor, Brooke -dijo el Sr. Vallen con una sonrisa. Lentamente caminé por la oficina y me hundí en el asiento junto a Ashton. El Sr. Vallen comenzó a hablar de lo malo que era Ashton en todo tipo de matemáticas, especialmente en geometría. Comencé a distraerme aunque seguía observando al Sr. Vallen como si estuviera completamente atenta a lo que decía. Mi enfoque cambió para mirar por el rabillo de mis ojos a Ashton, quien miraba sus torpes manos-. ¿Todo bien, entonces? -dijo el Sr. Vallen.

-    ¿Qué? Oh, sí, señor.

-    ¡Fantástico! Asegúrate de venir a mi oficina de vez en cuando para hablarme de su progreso.

Nos despedimos y lentamente seguí a Ashton fuera de la oficina. Para entonces, todos se habían ido a casa y el patio estaba completamente vacío a excepción de nosotros dos.

-    ¿No puedes ser más lenta? -dijo Ashton por encima del hombro. Suspiré y lo alcancé.

-    No seas tan rudo con tu tutora -le respondí. Ashton dejó escapar una risa y rodó los ojos. No dijo nada más pero aun así sentí que él había ganado nuestra pequeña discusión-. La semana pasada fuiste simpático.

-    Sí, porque estaba compulsivamente obsesionado con tu falta de talento dibujando orejas.

No supe qué más decir así que decidí quedarme en silencio el resto del camino. Finalmente llegamos al estacionamiento y seguí a Ashton hasta que llegamos a una camioneta chatarra, sucia y extremadamente vieja. Ashton se subió indiferente al asiento de conductor y esperó a que me subiera al asiento de copiloto. Olía a cigarros. Decidí dejar mi cartera en mi regazo, de ninguna manera la dejaré en el suelo. El camino fue silencioso por al menos cinco minutos.

-    ¿Por qué necesitas tutoría? -decidí preguntar.

-    ¿No escuchaste a ese hijo de puta? Soy “terrible en todo tipo de matemáticas”.

Me encogí ante su elección de palabras. Una vez más dejé de hablar. Ashton siguió conduciendo más allá de mi vecindario, más allá del centro comercial y más allá de la autopista. De pronto comencé a darme cuenta que donde estaba conduciendo no había casas. Empecé a sentirme muy nerviosa… y asustada.

-    ¿Dónde vamos?

-   ¿A mi casa? -dijo Ashton, con la vista en el camino. Siguió conduciendo hasta que todos los hoteles de las calles de Las Vegas quedaron atrás. Tomó unas pocas curvas hasta que se detuvo junto a un pequeño remolque ubicado en la arena del desierto. Salí indecisa del auto, el calor era incluso peor aquí afuera- Apúrate -dijo Ashton mientras caminamos a la puerta del remolque. Lo seguí dentro, el calor era mucho más insoportable-. Disculpa el desorden -dijo.

Era una pequeña sala con un viejo sofá, una mesa de centro y un par de gabinetes cerca de la parte delantera que indicaban que esa era la cocina. Pareciera que esta cosa no se ha movido en 30 años.

-    ¿Muy genial, cierto? Lo encontré yo mismo -dijo Ashton a nadie en particular. Debió haber notado mi mirada interrogante por la puerta al final de la pequeña sala-. Esa es la habitación  -me dijo-. Mi abuela duerme ahí y yo duermo aquí -se sentó en el sofá y me senté de mala gana junto a él. Sacó un libro de geometría de su mochila y lo tiró sobre la mesa.

The Chase || Ashton Irwin (Traducida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora