Capitulo 47

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UN JUEGO DEL DESTINO
DEL ODIO AL AMOR 💘

CAPITULO  47

Sesshomaru y Suikotsu lloraban, el amor de un padre y un amor de esposo, que se encontraba en ese cuarto, junto a aquella joven castaña, que luchaba por su vida.

Sesshomaru:
Puedo verla ❓

Médico:
En un momento vendrá la enfermera, para indicarle en qué habitación estará, sólo cinco minutos, dada la gravedad de la paciente.

Sólo eso necesitaba, pensó el platinado, lo único que deseaba era estar con ella, tomar su mano y hacerle saber, que estaba allí, esperando por ella.

Suikotsu:
Ven, vamos por un café, te sentará bien.

Sesshomaru:
Gracias, pero prefiero esperar, necesito verla.

Suikotsu:
Tanto la amas ❓

Sesshomaru:
Más que a mi vida, lo único importante para mí, es la vida de Rin.

El mayor le sonrió y se marchó hacia la cafetería, necesita un café y un poco de aire, sentía que no podía más, cómo se pierde lo que más quieres en un instante, qué frágil es la vida, tanto te cuesta construir algo, tanto tiempo, tanto esfuerzo, tanto amor y paciencia, para que, para perderlo en un instante como si nada valiera. Este era un dolor que se instalaría para siempre en su alma, cómo superar una pérdida así, como vives con una pérdida así y allí iba aquel hombre, con un gran dolor en su alma, pero sabiendo que tenía que ser fuerte por su hija, por su esposa, pues el pilar de la familia puede temblar, pero jamás derrumbarse.

La enfermera llegó a la sala de espera, dándole al platinado las indicaciones de la habitación, donde se encontraba Rin, rápidamente se encaminó hacia aquel lugar, al entrar allí, la vio pálida, conectada a varios aparatos, tan frágil, tan indefensa, se le rompía el corazón de ver allí a su amada esposa. Si pudiera cambiar su lugar por el de ella, por supuesto que lo haría.

Se acercó y tomó su mano, estaba fría.

Sesshomaru:
Mi amor, aquí estoy a tu lado, sé fuerte, te necesito, nuestra historia aún no empieza, quiero que nos casemos, pero esta vez sin mentiras, enamorados como ahora lo estamos tú y yo, será una boda hermosa, a orillas del mar, con la suave brisa ondeando tu cabello, (llorando) por favor Rin, la vida no tiene sentido si no estás a mi lado, vuelve a mí.

En ese momento, la enfermera entraba en la habitación.

Enfermera:
Señor Taisho, se acabó el tiempo.

El platinado se acercó a la castaña y le dio un tierno beso en la frente.

Sesshomaru:
Tengo que salir amor, pero aquí estaré, pendiente de ti, en cuanto me autoricen volveré, lucha hermosa.

El platinado salió y se sentó en la sala de espera, allí se encontraba Suikotsu, tocó su hombro para demostrarle su apoyo.

En el mismo hospital eran atendidos Miroku e Inuyasha, por las heridas de bala que tuvieron, nada grave, antes de que lo ingresarán, Inuyasha se había hecho cargo del cuerpo de Kohaku, Sango se encontraba con ellos en la sala de espera, pasaron un par de días y los dos jóvenes ya estaban siendo dados de alta, pues ya se sentían mucho mejor. Suikotsu hacia el papeleo necesario, para que le entregaran el cuerpo de su hijo, pues se tardó algunos días mientras hacían las respectivas averiguaciones.

Cada día el platinado se encontraba en aquella habitación de hospital, deseando que ocurriera un milagro y Rin despertará, pues había logrado pasar el tiempo crítico, en aquel preciso momento, se encontraban la familia Kishaba, dándole el último adiós a su hijo Kohaku. Midoriko lloraba desesperada, al ver allí el cuerpo de su hijo sin vida. Los acompañaban algunos amigos de la familia y otros conocidos del joven, allí se encontraba Koga, aún no podía creer lo que había sucedido, la pérdida de su gran amigo, sentía una punzada en el pecho, pues en verdad lo estimaba y era su único amigo, lo extrañaría para siempre, la gente empezó a retirarse de aquel lugar, en donde nadie quisiera estar, la única persona que quedó allí, era ella, su madre, de rodillas, así pasó mucho tiempo, horas.

Suikotsu:
Querida, es hora de irnos.

Midoriko:
No, cómo me voy a ir, dejando aquí solo a mi hijo, no puedo.

Decía esto llorando.

Suikotsu:
Mañana vendremos nuevamente, tienes que descansar.

Con el gran dolor acuestas, Midoriko se puso de pie ayudada por su esposo y a paso lento, se marcharon de aquel lugar.

Los días pasaban y todo seguía igual, Rin en el mismo lugar, sin ninguna señal. Suikotsu diariamente iba a visitar a su hija, le leía libros, le contaba historias, como cuando era niña y al terminar le daba un beso en la frente, con la promesa de regresar al siguiente día, el platinado había contratado una enfermera para ella, para que estuviera a su cuidado las 24 horas, la chica estaba pendiente de ella todo el tiempo, la peinaba, la bañaba, le aplicaba crema para mantener su piel hidratada y le hacía ejercicios, para que no se entumieran sus músculos.

El platinado al igual que Suikotsu, iba diariamente, la única diferencia era que él pasaba todas las noches junto a su castaña, las hojas del calendario caían y así en un abrir y cerrar de ojos, habían pasado meses, los órganos de Rin habían sanado, pero los médicos no daban alguna razón, por la cual ella aún se encontraba en coma, sólo restaba esperar, el jamás se resignaria a perder lo que más quería, había vuelto a sus actividades habituales, a su trabajo, lo único diferente era que en las noches, sin importar la hora, el clima o lo que fuera, llegaba a donde su hermosa esposa, porque aunque estuviera dormida, seguía siendo la mujer más bella, que algún día él haya visto, cada día con todo el amor del mundo, le leía una historia diferente, hablaba con ella como si pudiera responderle, le contaba cómo fue su día y lo más importante, cuánto la amaba, porque cada día que pasaba, su amor crecía más y más.

💭
Todo esto ha sido una pesadilla, cada día me pesa más que el anterior, no sé de dónde sacó fuerzas para no caer, meses sin ella, sin escuchar su voz, cuando llegó al hospital tengo que ser fuerte, tiene que sentir mi apoyo, mi fortaleza, pero al verla ahí, sólo siento derrumbarme, quién lo diría, ahora tengo un par de amigos más, después de todo esto, Inuyasha y yo nos hemos hecho muy amigos, cada día me visita en la oficina para ofrecerme su apoyo y ni decir de Bankotsu, la relación con Kagura está más sólida que nunca, realmente están felices, ellos de vez en cuando visitan a Rin, le llevan algún detalle, flores, para alegrar la habitación o algún libro, siento como si todo avanzara frente a mis ojos, pero yo estuviera ahí detenido, como una pausa constante, puedo estar fuera haciendo mil cosas, pero mi vida está en aquella habitación de hospital, junto a ella, mi vida también está en coma, mi nana trata de convencerme de que continúe, pero cómo hacerlo sin ella, no deseo estar en un mundo donde no se encuentre, te amaré en esta y en mil vidas más, Rin.

Los rayos del sol caían en su rostro, caminaba descalza por la hierba fresca, en un lugar maravilloso, había gente riendo, niños jugando, pero ninguna cara conocida, caminaba por todo el lugar, Era realmente hermoso, la gente la saludaba con amabilidad, regalándole una sonrisa, tantas sensaciones, tanto amor, tanta tranquilidad, cuando después de caminar un tiempo, divisó un cabello castaño, que conocía muy bien.

Kohaku, eres tú ❓...







Continuará...






❤️

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