Capitulo 3|¡No se bailar!

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— ¡No!¡Para, loca el coño!— Grito sobre la música que hay en la discoteca.

¿Por qué, estoy en una discoteca? Simple, la conversación de WhatsApp que tuvimos Mika y yo se hizo realidad.

Literal... vino y por nada me arrastra de los pelos y bueno pues después de un gran drama, me encuentro en la dichosa fiesta. No es que no me guste, si no que justamente hoy no me apetecía para nada de nada venir a una fiesta y beber por aburrimiento.

Mika se a ido con un chico a bailar y yo estoy sentada en la barra tomandome un margarita, cosa que bebo por aburrimiento y porque es lo que mejor me sienta.

El grito que e pegado a sido por una borracha que por los pelos me tira una bebida, pero menos mal que con mi grito se a espabilado y disculpándose a seguido su camino.

Como buena ciudadana.

Alguien toca mi hombro derecho y cuando me giro para mira no hay nadie, típica broma. Vuelvo a mirar recto y me encuentro con la gran sonrisa del que me a hecho la broma.

Izan esta parado enfrente de mi, con unos vaqueros que parecen querer estrujar sus piernas, una camiseta de manga corta que es multicolor y por último las típicas vans negras.

— Hola.— Digo sobre la música.

Acerca su cara a mi oído y me dice.— Te ves hermosa.— Mis mejillas arden y no se el,  ¿Por que? Si ya se que es mentira y que lo dice por ser educado.

Solo llevo un vestido negro que se pega a mi cuerpo y el cual tiene dos aberturas por mis costados, dejando así ver parte de mi estómago y de zapatos unos tacones negros. Voy simple.

Es un exagerado, pero que le vamos a hacer al chiquillo...

— Supongo que gracias.— Bebo un sorbo de mi margarita.

— De nada, hermosa... pero ahora que lo pienso ¿Te gustaría bailar conmigo?— Me ofrece su mano para que la coja y gustosa la acepto, cogiendo su mano.

Nos dirigimos a la pista y ahora es la hora de admitir que... ¡No se bailar! Solo lo he dicho por la emoción.

Agarra mis manos y las coloca en su nuca, para luego el colocar sus manos en mi cadera.

Es la hora...

Uno..

Dos...

Y

Dos y medio...

Dos y tres quartos...

¡Ya!¡Emma deja de pensar tonterias! Me reprendo yo misma, parezco lela pensando estas cosas

— ¡No se bailar!— Grito derrepente y tomándolo por sorpresa.

— Pero si lo estás haciendo.— Me devuelve el grito.

Miro hacia mis pies y veo como le siguen el ritmo a los de el y ahora que lo miro, tampoco lo hago tan mal.

Me río y el se rie conmigo y me pasa de agarrar mi cadera a rodear mi espalda con sus musculosos brazos.

¡Creo que estoy soñando! Osea.. ¿¡Enserio!?

Se que la cita fue una mierda, pero esto me encanta, solo fallo en mi nombre... en cierta parte es normal ya que a él le siguen un montón de chicas hermosa, aunque las miradas asesinas que estoy recibiendo ahora mismo no son para nada normales.

Bailamos por un rato más y cuando ya empiezan a dolerme los pies, pongo una mueca rara y el riéndose me pregunta.

— ¿Te pasa algo, encanto?— Nuevo mote...

— Me duelen los pies, iré a la barra para descansar algo.— El asiente con la cabeza y comienzo a alejarme de el.

Empiezo a ir hacia la barra y en cuanto veo un taburete libre, voy casi corriendo, pero a pocos centímetros de llegar alguien a posado su culo en el, antes de que lo haga yo.

Me apoyo en la barra, justo al lado de el y cuando lo miro, me doy cuenta de que es más ni menos que Ian Fostes el chico al cual todo el instituto le tiene miedo y normal, el en si ya es bastante intimidante.

No lo miro a la cara, me da miedo. Al principio había venido decidida a tirar a la persona que me había robado el sitio (Aunque el se a sentado primero, yo lo vi primera.) Pero ahora que se que es el, mejor me callo y aguanto el dolorr de pies.

— Me pone una coca cola.— Le digo al barman y el sonrie cuando me la sirve con una pajita.

Empiezo a beber algo incomoda por tener la mirada encima de el chico más intimidante que he conocido, aunque igual es más la fama que tiene e igual el es un trozo de pan, de lo bueno que es.

No lo se... y tampoco quiero descubrirlo.

Alguien rodea mi cintura por detrás y me alarmó un poco, hasta que escucho la voz de Izan.

Puff..menos mal.

— ¿No te dolían los pies y por eso ibas a sentarte?— Pregunta al verme de pie.

Seguro que el de mi lado se va a enterar de toda la conversación que vamos a tener, ya que la música es muy alta y Izan grita.

— Si, pero no hay ningún asiento libre.— Le contesto en un grito, ¿por que la música es tan alta? Estas en una disco, lela.

Porque no puedo dejar de ser tan rara, hasta en mi cabeza.

El no dice nada e intenta quitarme el vaso que llevo en la manos, parece algo bebido.— ¿Que bebes, hermosa?— Pregunta bebiendoselo, que irónico.— Coca cola.— Dice, después de haber saboreado el líquido de el vaso y asiento.— Nos vamos.— Dice derrepente.

— ¿A dónde?— Pregunto, el sonrie y aún con sus manos en mis caderas me doy la vuelta para mirarlo a los ojos.

— A mi casa.— Contesta.

— Lo..l..lo siento he ve..venido con una a..a..amiga.— Tartamudeo nerviosa.

— Da igual, vamos y a ella le mandas un mensaje.— Dice tirando de mi brazo.

— No.— Me niego, ya empiezo a asustarme.

— Vamos.— Tira más fuerte al igual que su agarre, ya empieza a doler.

— Dije que no, dejame en paz.— Demando segura de mis palabras, algo raro en mi, pero bueno...

A el le da igual y sigue tirando, cuando creo que al final va a salirse con la suya de llevarme a su casa, una mano agarra la muñeca de Izan y con una voz grave e intimidante ordena.

— Sueltala.— Solo es una palabra, pero a calado en mis huesos y cuando levanto la mirada de mi brazo, me encuentro con unos ojos grises oscuros.

Ian Foster.

La Chica De La Apuesta.✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora