Ian.
El cual está a Izan, como si quisiera asesinarlo y la verdad es que si yo fuera Izan, ya me hubiese ido de clase.
Da. Miedo.
— ¿Pasa algo?— Pregunto tomando un poco de valor y haciendo que el deje de mira a Izan, el cual suspira y me pase a mirar a mi.
— Si.— Dice y cuando trabajas saliva, su manzana de Adan se mueve.— No me dejáis atender...— Informa, casi fulminadome con la mirada.
— Oh... lo siento.— Me disculpo y vuelvo a mirar al frente, como Izan.
La clase de Inglés termina y todo el mundo sale corriendo, ya que ahora toca educación física.
— Nena, te espero ahí.— Me dice Izan, para luego irse corriendo como los demás.
No sabía que le gustaba educación física...
— Vaya novio...— Murmuran por detrás mío y cuando miro haber quien queda en clase,e doy cuenta de que es Ian.
— ¿Dices algo?— Pregunto, aunque lo he escuchado perfectamente.
— Que vaya novio te as hechado...— Vuelve a decir.
— ¿Te importa?— Pregunto y con una sonrisa en la cara niega con la cabeza.— Entonces callate.
— ¿Quieres que me importe?— Pregunta derrepente a mi lado sentado, donde estába antes Izan.
— No.— Respondo recogiendo mis cosas.— ¿No llegas tarde a educación física?— Pregunto.
— Tu también.— Me responde.
— Tengo excusa.— Digo con una sonrisa, sabiendo que ya no podrá decir
— Y yo.— Dice sonriendo.
— ¿Cuál?— Pregunto con curiosidad.
— Una chica llamada Emma me estaba acoxando y no me a dejado salir de clase.— Sonrie con maldicia.
— Eso no es verdad...— Digo.
— ¿Cuál es la tuya?— Pregunta.
Agacho la cabeza, sabiendo que la mía es válida para el profesor, pero si el le dice eso, ya no es válida...
— Que estaba recogiendo mis cosas...— Murmuro en voz baja.
— Esa excusa no es buena.
— Ya me he dado cuenta.
Me levanto de mi asiento, cuando ya he terminado de recoger mis cosas.
— ¿Donde vas?— Pregunta.
— A educación física.— Respondo mientras ando hasta la salida de la clase.
No le hago más caso y sigo mi camino, cuando llego al patio, el profesor enfadado viene hacia mi y me mira, esperando a que me excuse por haber llegado tarde.
— Estaba recogiendo mis cosas.— Digo.
— Casi quince minutos...— Dice enfadado.— Da cinco vueltas al patio.
Hago el intento de decir algo más, pero el profesor se da la vuelta y se va con los demas alumnos.
— Te lo dije... esa excusa no vale.— Dice una voz detrás de mi que reconozco perfectamente.
— Dejame en paz.— Le pido, para luego comenzar a correr.
Encima el patio es enorme y aunque la cantidad de vueltas que me ha pedido es pequeña, en este patio no son para nada pequeñas.
Después de las dos vueltas ya estoy que me muero y aun me quedan tres.
¡Corre!
Me animo yo sola, ya que ya no hay nadie en el patio, solo estoy yo y el imbecil de las gradas.
— ¡Venga, duendecilla!— Grita y como había dicho; es imbecil.
Sigo corriendo, aunque es ocasiones paro, para andar o simplemente paro y me quedo descansado.
Cuando termino la tercera vuelta, el cuerpo ya me duele, estoy sudada y de seguro roja, ya que me esta dando todo el sol.
Perfecto...
Un día soleado, para que me un golpe de calor.
Comienzo con la cuarta y cuando paso por al lado de las gradas la voz de imbecil me para.
— Siéntate un rato y bebé agua.— Dice acercándose con una botella de agua fría.
No puedo negarme...
Así que me siento en las gradas y el se sienta conmigo, para luego darme la botella pequeña de agua fría, que me bebo en dos segundos.
— Tenías sed...— Se rie, al verme beber tan freneticamente.
— Si...— Suspiro cansada.
Llamarme exagerada... pero no me gusta el desperté, no lo práctico, así que ahora estoy más que muerta.
— ¿Cunatas te quedan?— Pregunta.
— Esta y otra.— Contesto y de solo pensarlo me canso.
— No las hagas...— Dice derrepente.— No hay nadie en el patio, le dices al profesor que ya as terminado y listo.— Explica y no es mala idea...
— Por una vez en mi vida...— Comienzo a decir.— Te voy hacer caso.— Termino de decir y el se rie.
— Me tendrías que hacer caso más a menudo.... tengo grandes ideas.— Dice elevando una de sus cejas perfectas.
¡Que asco de cejas! Las tiene bien peinadas y perfiladas, embargo, las mías...
Están fatal.
Que cosas estoy pensando... soy muy rara.
— ¿Ya as dado las vueltas?— Pregunta el profesor a mi lado.
— Si, las acabo de terminar.— Miento descaradamente.
Asiente y se va.
— Ves...— Dice sonriendo.— Mentir haberes es bueno.
— No es bueno.— Lo contradigo.
— Si, te a salvado de dar dos vueltas más.
— Solo a sido una mentira piadosa...
— Sigue siendo una mentira...— Dice, se levanta de las gradas y comienza a caminar hacia la salida.
Me levanto y voy por donde a ido el, para buscar a Izan.
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La Chica De La Apuesta.✔
Teen FictionSabéis eso que dicen; Te da el cielo y luego te lo arrebata. Pues eso mismo le paso a Emma Johnson, una chica normal, la cual no se metia en problemas, pero por desgracia, los problemas llegan a ella. Izan Jones, es un cantante, el chico mas popular...