Capitulo 39|Año nuevo.

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Hoy, 1 de enero, el día después de noche vieja y por lo tanto... año nuevo, he decidido ser feliz junto a Ian.

Si.

Porque nos lo merecemos...

Como cada mañana desde que estoy en su casa, nos encontramos en su cama abrazados y como hoy no es la excepción, empiezo a llamarlo para que me deje ir al baño.

— Ian...— Susurro.— Sueltame.— Vuelvo a susurrar.

— No.— Dice.— Duerme.— Ordena.

Que cariñoso es por la mañana... que se note el sarcasmo.

— Quiero ir al baño.— Digo haciendo un puchero, aunque el no me vea.

— Y yo no te quiero soltar.— Dice al igual que yo.

De seguro está haciendo un puchero...

— Bien.— Acepto y me quedo quieta.— Me meo aquí.— Digo seriamente.

— Lo que quieras.— Dice.

Me giro como puedo en sus brazos y veo su hermosa cara.

— Me meo...— Me quejo y alargo la "o" para hacerlo más dramatico.— Y si me meo aquí, tendremos que salir de la cama... para cambiar las sabanas.— Le digo.

El abre solo un ojo y con ese ojo me mira, yo hago un puchero y al final a regañadientas me deja salir de la jaula que a hecho con sus brazos.

— ¡Bien!— Chillo cuando salgo de sus brazos y de la cama.

Cuando termino de hacer mis necesidades y de mear, claro esta... vuelvo hacia la cama y tirándome encima de su cuerpo, grito.

— ¡Feliz año nuevo!

— ¡Aaaah!— Grita.

Seguro que es de la emoción...

— ¡Vamos, levántate!— Vuelvo a gritar y el se vuelve a quejar cuando vuelvo a votar sobre su cuerpo.— Exagerado...

— Pareces una niña pequeña...— Comenta.— Y eso que no son los reyes magos.

Sonrio con tristeza, sabiendo que todos los años me ilusionaba el ver los regalos debajo del árbol de Navidad y que este año no haya ni árbol... me da nostalgia.

Hecho de menos eso.

— Levanta, que ahí que empezá el día.— Le digo.— Además ya casi termina nuestra historia navideña.

— ¿Historia navideña?— Pregunta confuso.— Y... ¿Por que termina?— Vuelve a preguntar.

— Porque las navidades ya están casi terminado, solo faltan los reyes magos.— Le explico.

— Pero nuestra historia no termina.— Dice agarrandome del brazo y tirándo hasta que estoy encima de su pecho.

— Bueno... eso no.— Concuerdo con el.

— Pues ya está, ahora duerme.

— No tengo sueño...¿Me cuentas un cuento?— Le pregunto y veo como sonrie con los ojos cerrados.

— Claro.— Acepta.— Erasé una vez... una duendecilla que estaba enamorada de un duencillo feo y que tocaba la guitarra. Ella lo quería muchísimo... pero el solo la veia como un juguete e incluso llegó a apostar que se llevaría lo más preciado de la duendecilla, cosa que por desgracia hizo. Ella se enfado y lo dejó, estuvo algunos días depre, pero como tenía a su super amigo esos días se le pasaron volando. Su amigo estuvo en todo y por culpa de su amigo, su mami se enfado con ella, cosa que hizo que se fuera a vivir con su súper amigo que era guapa y atractivo...— Me río y el mi mira mal, para después seguir con la historia.— Su super amigo, se convirtió en su novio y de momento están siendo felices, aunque un duendecillo guitarrista se presenta de vez en cuando para molestas... porque, claro, se a enamorado de MÍ duendecilla, pero ella ya no lo quiere, porque me prefiere a mi y ahora mi duendecilla se encuentra en la cama con su atractivo y guapo duendecillo...— Termina de contar la historia.

La Chica De La Apuesta.✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora