Capitulo 18|¿Derecha o izquierdo?

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— ¡Despierta!— Escucho la voz de alguien.— ¡Emma!— Me llama y me remuevo un poco.— ¡Amor!— Grita esa persona y poco a poco voy abriendo los ojos para ver en quiene tengo que cagar, ya que me a hecho salir del sueño en el que era la mate de un dulce lobito llamado Jayden.

Tengo un problema con los hombre lobos...

Que pena que no exitan.

Entreabro los ojos y me encuentro con la cara perfecta de Izan.

— ¡Por fin!— Grita y yo restriego los ojos con el dorso de la mano.

— ¿Que quieres?— Pregunto en medio de un bostezo.

— Que despertarás, cariño.— Me informa.— Ya es bastante tarde y no se si quieres quedarte aquí a dormir o que te lleve a tu casa.— Hay algo de duda en el tono que usa y sin saber porqué asiento, como la tonta que soy.— ¿Le dices que Si a que?— Pregunta claramente confuso.

— Que me lleves a mi casa.— Le respondo levantándome de la cama en la que me encuentro.— De seguro que mi madre ya a llegado...— Suspiro con pesadez al pensar en lo que me va a caer cuando llegue.

— Eso... alguien a estado llamado a tu teléfono y al final...— Dice pasándose la mano por detrás del cuello. Un gesto de nerviosismo.

— ¿Que as hecho?— Lo interrumpo antes de que siga con su patético discurso.

— Yo... yo he contestado a tu teléfono y le he dicho a ti madre que te quedabas a dormir conmigo.— Dice rápidamente y pareciendo querer arrancarse los pelos de la nuca.

— Oh...— Mi madre me va a matar, quisiera decirle, pero me callo y lo miro atentamente.

— ¿Ahí algún problema con eso?— Pregunta inseguro.— De igual forma te puedo llevar...— Dice.

— Entonces, ¿Por que me as despertado?— Le cuestiono.— Me podías haber dejado seguir durmiendo...— Me quejo al ver que no responde.

— Te doy una camiseta, para dormir.— Afirma, mientras comienza a ir hacia una puerta que hay cerrada. Supongo que será su cuarto.— Ya está.— Dice cuando sale del supuesto cuarto, me da la camiseta que tiene en sus manos y me señala una puerta.— Es el baño.— Me dice al ver mi confusión.

Voy hacia el baño y na más entrar me saco la camiseta, los pantalones y el sujetador, para después ponerme la camiseta por encima y como me llega más o menos por encima de las rodillas salgo del baño.

— Ya está.— Aviso al ver que no me quita el ojo de encima.

— Ya..ya veo.— Susurra.— Puedes dormir en la cama.

— ¿Y tu?— Le pregunto curiosa.

Igual se va al suelo...

Al sofá.

— Duerme tu mejor en la cama y yo en el sofá.— Le digo.— Tu eres más grande, dormirás incomodo en el sofá.— Explico.

— No.— Sentencia.

— Si.— Digo retandole con la mirada.

— No.— Dice al igual que yo, retandome con la mirada.

— Si.

— No.

— Ni pati, ni pa mi... ¿Dormimos los dos juntos en la cama?— Le ofrezco.

No creo que pase nada...

— Vale.— Acepta.— La cama es grande y cabremos los dos.— Piensa en voz alta.— Como en las pelis el chico se va al sofá... pensé que había que hacerlo.— Se rie, mientras se lleva la mano hasta detrás de su cuello.

Me río junto a él.— Pues vamos a momir. — (Dormir.) Digo como una niña pequeña.

— Vamos.— Dice y comienza a andar hasta una de las puertas que estaba cerrada, cuando la abre puedo ver que ahí una gran cama de matrimonio, dos mesitas a cada lado de esta y un escritorio y cuando miro hacia una de las paredes, puedo observar que hay una guitarra electrónica colgada.

Las sabanas son azul vaquero, las paredes blancas, el suelo es de parquet y el escritorio es de color negro y tiene algunos papeles, bolis, lápices y un portátil de esos que tienen la manzanita mordida detrás.

— ¿Derecha o izquierdo?— Pregunta sacándome de mi analizacion hacia su cuarto.

— Derecho.— Me decido.

— ¿El lado de la ventana?— Pregunta divertido.

— Sip.— Digo remarcando la "p".

— Acuérdate de cerrar las cortinas... porque si no, mañana te molestara el sol.— Me recuerda y asiento ante sus palabras.

Retiro la colcha y las sabanas de mi lado, y me acuesto, para después taparme hasta la cabeza.

El hace lo mismo que yo, ya que siento como retira las mantas y el colchón se hunde. Cuando ya está acostado y tapada se acerca a mi cuerpo y pega su pecho desnudo a mi espalda, para luego enrollar con fuerza mi cintura.

— Buenas noches, encantó.— Me susurra al oído y uno escalofríos me invaden por su aliento.

— Buenas noches, guitarrista.— Le deseo riéndome un poco.

La Chica De La Apuesta.✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora