La ruinosa casa de mi infancia me saluda con su puerta oscura y su pintura descascarillada.
Hacía ya un tiempo que no venía por aquí y me fijo en que alguien se ha dedicado a pintar la valla del porche con barniz, pero lo ha dejado a medias. Probablemente, Adrian ha estado muy aburrido este verano antes de iniciar las clases.
Después de al menos diez minutos mirando la puerta esperando respuesta, mi madre abre envuelta en una bata morada.
- ¿Dante? ¿Qué haces aquí tan tarde? - susurra ella bostezando.
- Necesito llevarme la caja con los libros de mi padre. - respondo mostrando indiferencia.
- Pasa. -
Mi madre se aparta, dejándome pasar al salón, atestado de trastos de pintura de mi hermano.
- Adri está durmiendo ya. - relata mi madre al ver que miro sus cuadros.
- Le prometí que lo llevaría a la ciudad para que visitara los museos, así que dile que me llame. -
Me siento en el sillón y miro a mi madre con una ceja arqueada esperando que me informe de dónde narices están los libros de mi padre.
- ¿Para qué quieres ahora esos libros viejos? - pregunta ella.
- Necesito información sobre una marca. -
Escucho a mi madre suspirar y caminar hacia el sofá a mi lado.
- Hijo, hay cosas que deberías saber de tu padre y de tu propia marca antes de mirar en esos libros… -
- Vaya… ¿por fin soy digno de que me expliques porque cojones soy el monstruo que soy? - bufo, comenzando a notar el enfado quemar en mis entrañas.
- ¡No digas eso, Dante! ¡No eres un monstruo! - responde mi madre elevando un poco la voz. - Eres especial y eso nunca te convertiría en monstruo.
- Entonces, ¿por qué siempre tengo que ocultar a todos lo que soy y no dejar que mi verdadero yo se muestre? -
Veo en la cara de mi madre que mis ojos ya son rojos de nuevo y respiro hondo.
- Hijo, los demonios también ayudaron el día que el mundo cambió, al igual que los Ángeles y ni uno ni otro son considerados monstruos, pero si extintos y con un poder peligroso. Tienes que protegerte de los que creen eso… - cuenta mi madre poniendo su mano sobre mi rodilla.
- No conozco a ningún otro demonio. - farfullo. - Y, que yo sepa, papá ni lo era ni tenía ascendencia tan poderosa.
Mi madre me mira con sus ojos morados y un ligero temblor en sus manos que me hace observar su marca de bruja oscura.
- Hace ya 25 años, tu padre y yo recibimos la mala noticia de que no podíamos tener hijos… - comienza a relatar ella. - Y aunque más tarde supimos que lo que nos lo impedía fue un hechizo lanzado con muy mala baba hacia nosotros, tuvimos que disponer de ayuda extra…
- ¿Qué ayuda extra es esa? - digo, inclinándome hacia ella y apoyándome en mis rodillas.
- Tu padre sabía cómo contactar con un demonio. - mi madre me mira expectante unos segundos antes de continuar. - Sabía contactar con uno de los príncipes del inframundo: Asmodeus.
No me gusta el rumbo que está tomando la historia, pero la escucho interesado mientras noto mi marca picar bajo la muñequera.
- Le contó nuestro problema y Asmodeus se ofreció a vendernos su ayuda. - una lágrima se desliza por la mejilla de mi madre al recordar. - Eran tantas nuestras ganas de tener un hijo que aceptamos. Él nos ayudaría y nosotros pagaríamos una gran suma de dinero. Al poco tiempo supe que estaba embarazada…
Mi madre se detiene para intentar controlar las lágrimas y finaliza la historia con la voz rota.
- De ti, Dante. -
- ¿Eso significa que soy hijo de un demonio? - pregunto apartando la mirada hacia la mesa, masticando cada palabra de la historia.
- No exactamente. Su sangre corre por tus venas, pero nosotros te tuvimos. - responde mi madre enjugándose las lágrimas.
- Ahora entiendo todo. - murmuro mientras me levanto del sillón. - Ahora ya sé de dónde sacó mi padre esos viales rojos de sangre demoníaca que vendía como droga y por la cual el Círculo lo mató. . . -
- Hijo… -
- ¡No intentes defenderlo de nuevo, mamá! - grito sin poderlo evitar.
Mi madre mira detrás de mí y suspira.
- ¿Qué os pasa? - suena la voz ronca de mi hermano pequeño.
Me giro lentamente para ver cómo mi hermano sale del pasillo vistiendo un sencillo pantalón de pijama gris y bostezando.
- Nada hijo, tu hermano ha venido de visita, pero es tarde, vuelve a la cama. - le dice mi madre levantándose para guiarlo suavemente de nuevo a su cuarto.
- Mamá, tengo ya 17 años, no soy un bebé, dime qué ocurre… - responde Adrian, ya más despierto.
- Vine a ver si estabas despierto para ver cuándo querías ir a Viraha conmigo, eso es todo. - suelto yo por fin.
- ¿Puedo ir el fin de semana que viene? - sonríe mi hermano olvidando lo sucedido.
- Claro…- suspiro mientras me dirijo a la puerta. - Mamá, envíame los libros, por favor.
Observo a mi madre girar sus manos entre una nube oscura y mágica dos segundos antes de mirarme de nuevo.
- Los tienes en tu dormitorio en Viraha.-
Sin más ceremonias, me marcho de nuevo a mi coche rumbo a mi casa para buscar todo lo que pueda sobre marcas antiguas en los libros y archivos de mi padre. No alcanzo a entender el por qué, pero necesito averiguar qué es esa chica, Ishtar, porque estoy casi seguro de que, a pesar de sus poderes y ojos rojos, es otro de los seres que la humanidad consideraba extintos, como yo. Mi intuición me dice que la chica es un ángel.
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Atraída por el mal [...A La Venta En amazon...]
Fantasy"En un mundo donde el cielo y el infierno se unieron para poner fin al destrozo que los humanos estaban haciendo de la tierra y mezclaron su sangre para crear unos nuevos seres y una nueva sociedad más controlada, Ishtar es... ¿Qué es? Todos los jó...