Capítulo 18 - Dante -

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Observo a Ishtar sentada en en la alfombra del salón frente a la chimenea vestida con una enorme camiseta que usa para dormir y envuelta en una manta mientras pasa una tras otra las páginas de varios libros que mi madre nos ha hecho llegar sobre Lucifer. 

Después de evitar una catástrofe mayor y apagar el incendio de la habitación, me puse en contacto con mi madre y le conté lo sucedido con las alas de Ishtar y demás, omitiendo obviamente los detalles más íntimos. 

- ¿Podrías dejar de mirarme cómo si fueras a comerme y ayudarme con esto? No hace ni dos horas que hemos… - Ishtar se pone roja conforme va hablando y desvía la mirada. - En fin, que me eches una mano anda. 

- Te acabo de echar las dos, pero si quieres te las vuelvo a echar… - murmuro levantándome y sentándome a su lado en el suelo. 

- Venga calla ya, míster salido. - ella me tiende un libro enorme y lo señala.  - Busca en este. 

Aparto un poco el libro y la agarro de la cintura para sentarla en el hueco entre mis piernas y ella ríe entre mis brazos. 

- Vale, pero mejor así. - digo enterrando la cara en su cuello y sintiendo su olor mezclado con el mío inundarme. - ¿Qué has encontrado hasta ahora? 

- Poca cosa… Nada sobre los grabados del templo, mucho sobre la historia de Lucifer siendo un Ángel desterrado del cielo. - responde ella volviendo a darme el dichoso libro. 

Después de unas horas investigando en los libros, damos con algo que podría explicar un poco más la situación de Ishtar. 

- Escucha esto… - dice ella levantando uno de los libros en alto mientras yo paseo mis dedos por sus piernas distraído. - Lucifer era un Ángel desterrado del cielo, pero nadie nunca escribió ni demostró que al caer del cielo perdiera su parte de Ángel, simplemente pudo adquirir la demoníaca. 

- ¿Quiere decir que Lucifer era mitad Ángel mitad demonio? -

- Eso parece… - ella se gira en mis brazos para mirarme y entrelaza las piernas alrededor de mi cintura como un koala. 

- Entonces, si tú tienes algo que ver con el Lucero del Alba… - mis manos van inevitablemente a su culo y ella rodea mi cuello con sus brazos. - serías mitad celestial mitad oscurecida, ¿no? 

Ishtar se encoge de hombros y sonríe. 

- Tanto tiempo cayéndote mal y ahora va a resultar que soy más como tú de lo que crees. - dice ella bostezando casi sin ser consciente. 

- No me caías mal, simplemente no quería destruir el mundo por acostarme con una celestial. -

Me levanto del suelo con ella en brazos y me dirijo a la habitación. 

- Ajá… - ella se acurruca en el hueco de mi cuello y su voz suena cansada. - Pero te acostaste conmigo aún creyendo que soy una celestial… 

- No es culpa mía, te has dedicado a calentarme día tras día desde que me conoces, niña Ángel. - la siento reír y la dejo en la cama con cuidado. 

- No me llames así no soy un Ángel. - murmura cerrando los ojos. 

- A dormir pequeño demonio. -

Abre los ojos de nuevo y los veo brillar dorados antes de darme cuenta de cómo parezco levitar por el aire hacia el lado vacío de la cama. Ishtar me sigue con la mirada hasta que me deja caer junto a ella y mueve las sábanas para arroparnos. 

- Mucho mejor. - susurra mientras se acurruca contra mí. 

Me rindo al sueño al fin y cierro los ojos con el sonido de su respiración pausada de fondo. 

Atraída por el mal [...A La Venta En amazon...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora