Capítulo 9 - Ishtar -

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Sarah mueve y golpea el bolígrafo con nerviosismo sobre la mesa y le pongo la mano encima para que pare.

- Para, te está mirando el profesor. - susurro sin dejar de mirar a la pizarra.

- Nunca me hubiera imaginado que aún quedan ángeles en la tierra… - responde ella en el mismo tono de voz.

- Shh, Sarah, no quiero que se sepa por ahí. - la reprendo.

- ¿Qué va a pasar ahora con… ? - Sarah señala con la cabeza unas mesas más adelante a Gabriel. - No puedes arriesgarte a enamoraros, él es un oscurecido y tú… Bueno, dudo que haya nadie más celestial que tú ahora mismo. - ríe por lo bajo ella.

Dejo escapar el aire en un largo suspiro y observo a Gabriel pensativa.

- Lo de Gabriel y yo era una aventura y ambos lo teníamos claro, no creo que tenga problemas en pararlo. - suelto al fin mirando a mi amiga.

La clase termina un rato después y nos reunimos con Ivy en la entrada para merendar.

Cuando nos sentamos en la mesa de siempre en el parque miro a mis dos amigas y me decido a soltar lo que llevo un tiempo pensando.

- Chicas, necesito que me hagáis un favor. - miro fijamente a Sarah y no puedo evitar mirar de soslayo su luna de bruja. - Sobre todo tú, Sarah.

- Pues dispara. - Responde Ivy dando un bocado a su manzana.

- He visto a Dante, el amigo de tu hermano… - señalo mirando a Ivy. - leyendo un libro antiguo sobre marcas y álter egos que no conozco. Necesito ese libro.

- ¿Para qué necesitas ese libro? - pregunta Ivy, interesada de repente.

- Ishtar lleva años investigando su propia marca. - le explica Sarah sin dejar de mirarme.

- He hecho… avances, pero aún tengo mis dudas y creo que el libro de Dante podría tener información que desconocemos y por eso lo guarda con tanto celo. - sigo explicando.

Sarah extiende sus manos sobre la mesa y sujeta mis manos con una sonrisa juguetona en la cara.

- ¿Qué tenemos que hacer? - pregunta emocionada.

- ¿Tú podrías usar tu magia para traer aquí el libro? - sopeso mirándola.

El largo cabello de Sarah y sus bonitos ojos azules pasan de inmediato a blanco mientras se levanta de su asiento y se aleja un poco de nosotras.

Mi amiga hinca una rodilla en el suelo y acaricia con ternura la hierba formando remolinos de aire azulado a su alrededor.

Sarah lo intenta un par de veces más, pero sin resultado. Por fin, se sienta de nuevo a nuestro lado y suspira.

- El libro está protegido por la magia negra de algún brujo poderoso. - sentencia mirándome con pena.

Ivy da una palmada, sobresaltándonos, y se pone de pie de un salto.

- ¡Ha sido Lena! - dice.

- ¿Quién? - musitamos Sarah y yo al unísono.

- Lena, la madre de Dante. Jackson me contó que es una bruja oscura. El libro debe ser algún tipo de reliquia familiar. - explica ella alejándose lentamente.

- ¿Pero dónde vas Ivy? - pregunto al ver cómo se dispone a irse corriendo.

- Voy a conseguirlo a la antigua usanza. - sonríe ella.

Ivy corre hasta los árboles del parque y la vemos desaparecer entre ellos ya en su forma de loba.

Sarah y yo nos miramos alucinadas y reímos por la situación, antes de seguir con nuestras meriendas.

Al cabo de unas horas, Ivy llama a nuestra puerta y nos entrega el libro aún con sus ojos verdes brillando por la aventura. Se nota que a esta chica le encanta su forma de lobo…

Tomo el pesado libro casi con miedo de que me dé un chispazo y las tres nos sentamos alrededor para examinarlo.

El libro recoge muchas marcas antiguas, sus álter egos y poderes ancestrales, la historia de cómo se formó cada criatura mágica del mundo y cómo se extinguieron algunas de ellas.

Cuando Sarah e Ivy se quedan dormidas en el sofá, llego a una página con una marca que me resulta familiar y paro en seco.

La marca de Asmodeus con su complejo dibujo corona la página y me paro a leer todo sobre su álter ego, recordando inevitablemente a Dante.

“Asmodeus, uno de los príncipes del infierno y reyes de los demonios. Considerado uno de los siete del infierno que representan los pecados capitales, la lujuria en el caso de Asmodeus.

Asmodeus no mezcló su sangre con los humanos en la creación de la nueva Tierra, pero las malas lenguas dicen que vendía su sangre a cambio de grandes cantidades de dinero o placeres.

Por ello, los demonios resultantes de estas mezclas se extinguieron hace años.

Solo aquellos con sangre de Asmodeus en su poder pueden llegar hasta su templo e invocarlo para pedirle favores.

Álter ego demoníaco: Alas negras y membranosas terminadas en poderosas garras, cuernos que varían según el portador de la sangre demoníaca y ojos rojos.

Poderes ancestrales: capacidad para volar, control mental, inmunidad y control sobre el fuego, algunos pueden concentrar cantidades de energía y usarlo en forma de arma.”

Termino de leer y admiro el segundo dibujo que aparece en la página, lo que se supone que es un demonio hijo de Asmodeus, lo que se supone que es Dante y me estremezco ante la criatura infernal que muestran. Dante no parecía tan terrorífico aquel día en el aseo del Red Moon, ¿es que acaso no he logrado ver a su verdadero yo?

Cuando voy a pasar la página me fijo en un extraño sello en la esquina inferior derecha y lo estudio detenidamente.

El pequeño dibujo comienza a brillar ante mis ojos y me muestra mi propia marca ardiendo en la página sin quemarla.

Doy un brinco, asombrada, y observo cómo las páginas comienzan a pasar delante de mis ojos hasta detenerse en una en concreto que parece arrancada, pero aún queda el trozo de la página donde se ve la mitad de una marca: una pluma en llamas.

Justo en la siguiente página el libro comienza a explicar la marca de los ángeles, la pluma blanca, y me llevo las manos a los ojos para frotarlos.

- No soy un ángel… - balbuceo acariciando la página arrancada. - ¿Dónde está esta página y por qué la arrancaron? - 

Agotada, cierro el libro, tapo a Sarah e Ivy con la manta del sofá y me voy a mi cuarto para ponerme el pijama, pero cuando paso por la puerta abierta de mi balcón miro el cielo estrellado y me acerco casi de forma automática a la barandilla.

Mis alas blancas se extienden y me elevo desde el balcón hasta la azotea donde las vi nacer por primera vez para sentarme en el borde y observar las estrellas.

Allí, sola con mis pensamientos, una idea descabellada cruza por mi cabeza y sonrío. Es una locura, pero creo que sé cómo contactar con alguien que podría ayudarme.

Atraída por el mal [...A La Venta En amazon...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora