Capítulo 23 - Ishtar -

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Ha pasado otro mes, dos desde que asesinaron a mi padre y uno desde que Dante decidió terminar de hundirme el puñal en el pecho. 

El estrés me está empezando a pasar factura y llevo todo este mes sintiéndome enferma y sin fuerzas. Me arrastro hasta el baño de mi habitación de nuevo para vomitar y me planteo si quedarme a vivir ahí abrazada a la taza. 

Sarah me pidió que fuera con ella, Ivy y Gabriel a una especie de feria en el campus para despejarme y ya voy tarde por entretenerme corriendo al baño cada vez que intento vestirme. 

Al final consigo meterme en unos vaqueros cómodos, un jersey largo y unos botines y darme un poco de brillo de labios y rímel. 

Me reúno con Sarah en el salón y me observa como una madre a punto de decirme que coja una rebequita que fuera refresca, pero no hace ningún comentario. 

Ivy y Gabriel nos esperan en la entrada de la feria, que está decorada con un estilo medieval con puestos de comida y artesanía y comenzamos a pasear hojeando todo a nuestro paso. 

Estoy absorta mirando un puesto de artesanía cuando noto una presencia cálida a mi lado y me fijo en que Gabriel mira el puesto conmigo. 

- ¿Te encuentras bien? - pregunta mirándome de reojo. 

- Sí, ¿por qué? - 

- Tienes mala cara. - 

Gabriel se gira hacia mí y me coge de la mano para que lo mire. 

- ¿Quieres que vayamos a que te miren los del puesto de socorro? Estás muy pálida. - su mano acaricia mi cara y yo suspiro. 

- No es necesario, será el no haber salido mucho de casa o quizá esté mutando a vampiro. -

Le sonrío débilmente y él me suelta para girarse hacia el tendero. 

- Me llevo este. - le indica. 

Gabriel paga y recoge una figurita de madera hecha a mano con forma de ángel que había estado mirando yo hace unos minutos y me la entrega. 

- Para que te haga sentir mejor. - me dice sonriente. 

- Gracias, no tenías por qué. - 

Le devuelvo la sonrisa, pero él sigue mirándome preocupado y yo opto por abrazarlo para que deje de mirarme así. 

- ¡Chicos! - 

La voz cantarina de Ivy llega hasta el puesto y, junto con ella, un olor delicioso proveniente de Sarah que zarandea un perrito caliente mientras corre a nuestro lado. 

- Vamos al concierto que hay al fondo de la feria, ¿venís? - pregunta Sarah

- ¡Por mí vale! - responde Gabriel encogiéndose de hombros. 

Asiento sin ganas y miro con hambre el perrito caliente de Sarah, no he comido nada en todo el día y me muero de hambre. 

Sarah e Ivy se adelantan y Gabriel no se despega de mi lado, quedándose rezagado conmigo detrás. 

De repente las ganas de vomitar vuelven y busco con urgencia un aseo hasta que doy con uno y corro hacia él, sintiendo que Gabriel me sigue preocupado. 

Vuelvo a encontrarme abrazada a la taza del váter, pero esta vez es aún peor ya que empieza a dar vueltas todo a mi alrededor. 

No sé cuánto tiempo paso así, pero en algún punto Gabriel debe haberse cansado de esperar y ha derribado la puerta para entrar. 

Atraída por el mal [...A La Venta En amazon...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora