Atraída por el mal [...A La Venta En amazon...]

Capítulo 32 - Dante -

Los mellizos duermen plácidamente después de su pequeña explosión de poder y, por fin, decido sentarme un rato en el sillón de al lado. 

Ishtar ha salido ya hace tiempo a pasear con Sarah y yo no puedo evitar inquietarme porque ella no se ve preocupada con lo que puede significar para nuestros hijos el veloz desarrollo de sus álter egos. 

Si nosotros estamos metidos en esto por los nuestros, habiendo tenido un desarrollo normal, no quiero imaginar que les depara el futuro a Hécate y Aday. 

En estos pensamientos me hallo cuando siento, más que escucho, cómo la puerta se abre y mi hermano se sienta a mi lado. 

- ¿Pasa algo? - me pregunta mientras se recuesta en el sofá contiguo. 

- Tengo la sensación de que no salimos de un problema y nos metemos en otro… - resoplo resignado y lo miro. - Los mellizos han desarrollado sus álter egos y ¡ni tan siquiera tienen dientes! 

Adrian me mira confundido y se levanta para acercarse a las cunitas. 

Desde donde estoy consigo distinguir cómo sus ojos se tiñen de un tono morado y su pelo se oscurece mientras alza las manos por encima de los pequeños y estas comienzan a soltar un fulgor oscuro. 

Mi hermano pequeño tuerce la cabeza hacia un lado con expresión curiosa y abre la boca de par en par. 

- No sé por qué me sorprende tanto, pero… ¿son un ángel y una diablesa? - suelta una ligera risa y me mira de nuevo con sus intensos ojos azules verdosos. - Te compadeceré cuando te toque lidiar con una mini súcubo adolescente. 

- ¡Ni te atrevas a mencionarlo! Nadie va a seducir a mi hija. - gruño. 

Adrian ríe a carcajadas, pero se tapa la boca con la mano para silenciarse y no despertarlos. 

- Tú deberías saber que una súcubo no es seducida, seduce, tú mismo eres la versión masculina de ello. -

Niego con la cabeza y frunzo el ceño. 

- Me da igual. Ni de coña. -

Mi hermano por fin se sienta de nuevo en el sofá a mi lado y me observa en silencio apoyando los brazos sobre sus rodillas. 

- ¿Cómo… ? ¿Cómo lo llevas con Ishtar? - suelta de repente. 

- ¿Y tú con la celestial? ¿Ya le has dicho que eres un brujo oscuro? - respondo para evitar el tema. - Reza para que no se lo diga su amiga antes. 

- Aún no he podido hablar con ella, aunque no hay mucho de qué hablar ahora que soy un oscurecido... - rumía él bajando la vista. 

- Bueno, esa chica es una rebelde, quizá no se oponga mucho a seguir con lo que sea que estéis a punto de tener, al fin y al cabo no es amor, ¿no? -

- No… - Adrian me mira de nuevo y se muerde el labio nervioso. - No por su parte al menos, ni por asomo. 

No puedo evitar abrir los ojos como platos y acercarme para sentarme al lado de mi hermano en el sofá. 

- Mierda Adrian… ¿te has enamorado de Sarah? - pregunto dándole una pequeña colleja en la nuca. 

- No, joder, yo… Yo solo lo digo porque creo que ni siquiera le gusto, no como ella a mí al menos. -

- ¿Quién eres tú y qué has hecho con mi hermano el que se auto denominaba "el colecciona bragas"? - río un poco, pero paro al notar su gesto preocupado. - Tranquilo hermano, te dije que buscaríamos la forma.