Capítulo 24

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DOMINIK

La puerta de mi habitación se abrió de golpe, dejando ver a mi padre bastante enfurecido.

—¿Con quién hablabas? —preguntó con un tono serio.

—Con nadie —respondí.

—No me quieras ver la cara de imbécil, Dominik, ¿Estabas hablando con ese amigo tuyo?

—No. Ya te dije que no.

Mi padre caminó hacia mí y me soltó una bofetada en la cara, que se sintió como un golpe seco. Me quedé inmóvil manteniendo la calma.

—Escúchame bien, Dominik. Si sigues desobedeciéndome, me las cobraré con tu amigo. Tal vez y debería acabar con él de una vez para que deje de estorbarme.

—No, por favor no lo hagas —me apresuré a decir—. A mi hazme lo que quieras, pero a él déjalo en paz.

—No sabes la vergüenza que me da que seas mi hijo —me dio una mirada enfurecida, se dio la vuelta para irse.

—Promete que no le harás nada —dije rápidamente—. Me casaré con Greta si eso es lo que quieres, pero a Haruki no le hagas daño.

Me hinque en el suelo para suplicarle. Mi padre se detuvo y me miró de reojo.

—Claro que te casarás con Greta, ¿Acaso pensaste que podías usarlo en mi contra? —soltó una risa con descaro.

Mi padre se acercó y me miró desde arriba. Pasó una mano por mi cabello para acariciarlo de forma brusca.

—Estás tan alterado demasiado pronto y ni siquiera he comenzado todavía —añadió.

Lo miré en silencio asombrado por la maldad de sus palabras y su mirada fría.

—¿Realmente necesitas hacer esto? —pregunté abrumado—. Haz lo que quieras conmigo, de todos modos, ya no me importa. Desde hace tiempo acabaste con todo lo que amo. No tienes idea de lo mucho que te odio.

—Dominik —dijo sosteniéndome la mirada—. Allá afuera, el mundo está lleno de injusticias. Si no sabes cómo afrontarlas, entonces fracasarás. El mundo no está hecho para gente débil. Algún día lo entenderás y me lo agradecerás.

—Estás demente —musité.

Mi padre se hincó hasta llegar a mí.

—La gente como tu amigo, son aquellos que avergüenzan a la nación. Son tan débiles y de mentes enfermas que necesitan extinguirse, antes de que se expanda como una bacteria. Gente como yo, nos encargamos de acabar con todos ellos antes de que sea demasiado tarde.

—Tú, eres el único enfermo aquí. Hablas de matar a un ser humano, ¿Eso te hace bueno?

—No es que sea bueno o malo. Simplemente escogí un lado para sobrevivir. Si no fuera así, tú y ese amigo tuyo ya no estuvieran aquí. Agradéceme que, por mí, siguen vivos. Pero si sigues con tus estupideces, él ya no lo estará por mucho tiempo.

—No puedo creer lo que dices —espeté—. ¿Serías capaz de matar a un ser humano o a tu propio hijo?

—A veces matar es parte de la profesión.

—Que hayas visto maldad no significa que debas hacerlo. Está en ti querer cambiar o no —agregué con enfado.

—Viví y crecí con hombres que mataban por placer. Esto, no es nada —añadió—. Así que entiéndelo Dominik. Olvídate de una maldita vez de ese marica, y compórtate como un hombre. No me hagas hacer algo que podrías arrepentirte. Está en ti, el futuro de ese chico.

—Te odio —solté con dureza.

—Hazlo, pero mientras yo viva, tú, estás en la palma de mi mano. Te estoy dando la oportunidad de salvarlo, alguien más no te la daría —dijo mientras se levantaba—. Ahora dime, ¿Sigo siendo el villano para ti?

Salió de mi habitación sin añadir algo más. Me dejé caer al suelo soltando en llanto. Sentía que el silencio me estaba asfixiando. Deseé tanto ser triturado en una licuadora y ser arrojado al desagüe. Nunca me hubiera imaginado que conllevara a ahogarme el hecho de no saber por primera vez en mi vida, que hacer. Nada de esto estaba en mis manos, simplemente tenía que aceptar la vida que me tocó. Y que nunca, seré feliz y menos, a lado de Haruki.

Encontré una razón para vivir, pero lamentablemente está en un lugar rodeado de muerte. Donde las personas nos ven como enfermos cuando en realidad son ellos quienes lo están. El mundo es frío y cruel, y no se sobrevive fácilmente, al menos a que te adaptes a él. Pero entonces, ya no serías tú mismo.

No hay lugar en el que todos estemos a salvo en este mundo, al menos, no para nosotros.

La vida que no tuvimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora