Capítulo 20

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DOMINIK

Me desperté muy temprano junto al cuerpo desnudo de Haruki. Lo contemplé por un momento en silencio. Se veía tan tranquilo, tan bello y perfecto. Tomé un mechón de su cabello y se lo acomodé con suavidad. Le di un ligero beso en la mejilla y después me levanté de la cama intentando no despertarlo, ya que dormía profundamente. Me puse la ropa de la noche anterior y me puse los zapatos para irme antes de que despertara. No podía despedirme de él, porque sabía que eso nos destrozaría a ambos.

Tomé mi maleta ya lista con todas mis cosas, y caminé con mucho cuidado hacia la puerta, le quité el candado, cuando en eso, escuché su voz.

—No te vayas —suplicó.

Me giré rápidamente encontrándolo sentado en la cama. Me miraba con tanta tristeza que me partía el corazón.

—Ya debo irme —respondí.

Haruki se levantó de la cama mientras se ponía la ropa interior y después, caminó hacia mí.

—Dominik —me llamó. Tomó mis manos cuando llegó a mí para entrelazarlas con las suyas. Sus manos estaban tan cálidas que quise echarme a llorar por el simple hecho de que lo extrañaría—. Por favor, no te vayas.

Lo miré a los ojos con tristeza.

—Haru...

—Solo quiero oír de tus labios "no me iré y me quedaré aquí contigo" —añadió. Su voz sonó más como suplica.

—Sabes que no puedo.

—Por favor, dímelo, aunque sea mentira —agregó, apoyando su cabeza contra la mía. Cerré los ojos conteniendo las lágrimas.

—Haruki... —susurré.

Me alejé un poco abriendo los ojos para mirarlo. Haruki estaba llorando desconsoladamente en mis brazos, lo que hizo que, por primera vez en muchos años, llorara con tanto dolor. Me pregunté si aquellas lágrimas eran por todos estos años que me había retenido a no hacerlo o simplemente porque me destruía verlo así. Hasta que lo descubrí ahí mismo junto a él. Me di cuenta de todo el dolor que había guardado dentro de mí. Aquellas lágrimas eran por Haruki, eran por mi madre que me abandonó, eran por Ludwig, eran por Braunt y eran por mí.

—No me dejes, por favor no te vayas —suplicó entre sollozos.

—Lo siento mucho.

Me acerqué a él y lo abracé con mucha fuerza sin dejar de llorar, se sentía tan liberador y al mismo tiempo doloroso. Aspiré su olor dulce que tanto me gusta. Acaricié su cabello sin dejar de abrazarlo. Su cuerpo se sentía como estar en casa. Jamás me había sentido de esta forma.

—Si hay otra vida —alcancé a oírlo—. Quiero que volvamos a vernos.

—Estoy seguro de que así será —contesté con dificultad.

—Ojalá te encuentre antes en la próxima vida.

—Claro que nos encontraremos.

—¿Me lo prometes? —preguntó, yo me alejé un poco para mirarlo.

—Te lo prometo —sonreí con tristeza—. Te encontraré como sea ¿sabes por qué? Porque podría encontrarte incluso con los ojos cerrados.

Haruki sonrió mientras se limpiaba las lágrimas.

—Te estaré esperando —dijo.

—Y yo te estaré buscando el tiempo que sea necesario hasta encontrarte.

Nos mantuvimos un momento en silencio.

—Espera —comentó. Lo vi ponerse la ropa y los zapatos—. Soy yo el que debe irse, al final de cuentas, esta no es mi casa.

Se acercó a mí y me dio de nuevo otro abrazo. Pero de esos que se sienten eternos. Ambos estábamos llorando en silencio. Sabíamos que había llegado el final de nuestra historia. Cada uno tomaría un camino diferente y ya no pertenecería en su vida ni yo en la de él. Lo vi alejarse sabiendo que sería la última vez. Lo observé irse lentamente entre sollozos. Como el amor de mi vida se alejaba sin marcha atrás.

HARUKI

Comencé a llorar desconsoladamente mientras caminaba por la calle. No me importó en absoluto que la gente me mirara. Recordé las palabras de Dominik diciendo que me amaba. Aquello era tan doloroso que sentía que se me oprimía el pecho.

Antes de irme contemplé sus labios, ansiando a que dijese que no iría y que se quedaría conmigo, aunque sonara imposible, porque claro, lo era. Esperé a que una palabra pudiese cambiar mi mundo en ese momento. Pero nada. Y como la nada, nos fuimos.

La vida que no tuvimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora