Capítulo 16

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HARUKI

No tenía idea de porque Dominik había decidido terminar nuestra relación. Decidí ir a visitar al profesor Heinrich para averiguar si sabía algo.

—Me alegra verte Haruki. ¿Cómo has estado?

—Muy mal —admití.

—Me enteré de lo qué pasó con Dominik.

Alcé la vista para mirarlo.

—¿Usted sabía que entre Dominik y yo...? —intenté decir.

—Me di cuenta desde el principio, ustedes dos me recordaron a mí en mi adolescencia. Verás Haruki, estás pasando por una situación bastante complicada. Vivimos en una época donde salir con un hombre no está muy bien visto, y tal vez no termine bien, pero eso no quiere decir que no lo intentes.

—Pero yo si quiero intentarlo, es Dominik el que no quiere.

—¿Sigues intentándolo?

Negué con la cabeza.

—Dominik es un joven muy terco, pero algo que debo de reconocer, es que siempre hace lo que su corazón le indica, y sé muy bien que la decisión que tomó, no es la que realmente quiere.

—¿Qué quiere decir? ¿Dominik aun me quiere?

—Mejor ve y pregúntaselo en persona.

* * *

Después de hablar con el profesor Heinrich, fui a buscar a Dominik para hablar con él. Lo esperé a fuera de su residencia por una hora, hasta que lo vi llegar.

—No deberías estar aquí —comentó.

—Lo sé —respondí.

—¿Entonces?

—Necesitaba verte y hablar contigo.

—Si es por lo nuestro, olvídalo —añadió mientras pasaba por un lado de mí. Lo tomé del ante brazo y lo detuve.

—Espera —me apresuré a decir—. Solo quiero saber qué fue lo que te llevó a tomar esa decisión.

—Haru...

—Por favor —lo interrumpí—. Sé honesto conmigo.

Dominik me observó detenidamente.

—Bien —dijo resignado—. Sígueme.

Lo seguí hasta su dormitorio en silencio. Una vez dentro, nos sentamos en la cama.

—¿Recuerdas cuando me escuchaste hablar con el profesor Heinrich? —asentí levemente—. Bueno, debo decirte algo.

—¿Qué sucede?

—Yo... estoy comprometido con alguien —confesó—. Hace un tiempo mi padre tomó la decisión de casarme con una mujer de familia con un rango importante.

Lo miré horrorizado con el corazón hecho pedazos, él me miraba con seriedad, aun así sus ojos reflejaban melancolía.

—Debe ser una broma —solté una risa absurda.

—No lo es.

—¿Acaso tu aceptaste? —pregunté, mi voz sonó incrédula.

—Si, lo hice —confesó avergonzado—. No hay nada que yo pueda hacer.

—Estás loco —murmuré entre dientes—. ¿Acaso te estás escuchando? —resoplé con enfado—. Dominik, tu padre te está obligando a casarte con alguien que tú no amas. ¿Por qué no la amas verdad?

—Por supuesto que no —se apresuró a decir—. La única persona que yo amo, eres tú.

—¿Entonces por qué lo haces?

—Porque no me queda de otra, tu no conoces a mi padre, es la peor persona que haya conocido en mi vida —confesó con voz firme, pero aun así pude notar su tristeza.

—Debe de haber otra forma —me apresuré a decir—. Tú no puedes casarte.

—Créeme que no deseo casarme, tú eres lo único que más me importa en esta vida —admitió—. Por eso no quiero lastimarte.

Llevó sus manos a mi rostro y lo acarició con gentileza, cerré los ojos al sentir sus labios contra los míos.

—No puedes dejarme, no así —dije entre sus labios.

—Pero debo hacerlo.

—No —dije firmemente—. No te he tenido lo suficiente como para que ya te marches.

—Haruki, entiende, jamás será suficiente el tiempo que pase contigo, siempre querremos estar más tiempo juntos y después se volverá más difícil para los dos.

—No me dejes —comencé a llorar desconsoladamente—. Por favor, no te vayas

Se acercó a mí y me abrazó con fuerza. Sentir sus brazos rodearme hizo que soltara más en llanto. Aquella calidez de su cuerpo junto al mío era agradable y al mismo tiempo desgarrador.

—Lo siento —murmuró.

—Al menos... —intenté decir—. Déjame tenerte el tiempo que queda.

Dominik se alejó un poco para mirarme a los ojos.

—Haru...

—Por favor —lo interrumpí—. Solo te pido eso. Déjame amarte el tiempo que nos queda. Vivámoslo como nunca ahora que podemos hacerlo.

—Si lo hacemos, solo terminarás lastimándote.

—Si no lo hacemos, terminaré lastimándome de todos modos.

Me contempló por un momento.

—Está bien —contestó—. Hagámoslo.

Me acerqué a él y lo abracé.

—Voy a echarte de menos —susurré.

—Te escribiré —dijo—. Espero que también lo hagas.

—Lo haré, claro que lo haré —lo miré sonriendo—. Eso dalo por seguro.

—Lo siento Haru, tu mereces mucho más que esto.

—Ni lo digas, yo soy feliz contigo, no necesito nada más que a ti.

—Pero es la verdad. Tal vez aun no te has dado cuenta, pero quiero que comprendas que conmigo estás desperdiciando tu vida. No soy la persona correcta para ti Haru. Puedes hacer todo lo que quieras, puedes tener una vida muy buena si lo deseas. Eres un joven inteligente.

—Pero no estarías tú en ella —intervine.

—Haru, yo no tengo salvación, he tomado una decisión, ese es mi destino.

—Si nunca hubieras aceptado el trato de tu padre, ¿te quedarías conmigo? —le pregunté—. Yo podría protegerte, estar siempre a tu lado, y jamás te lastimaría.

—Eso sería maravilloso.

El camino de regreso a casa se sintió un vacío hacia un precipicio. No podía hacerme la idea de que podía perder a Dominik, si eso llegara a suceder, no sé como lograría sobrevivir sin él en este mundo tan vacío.

La vida que no tuvimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora