Capítulo 30

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DOMINIK

Antes de que la boda comenzara, me encontraba en la habitación alistándome. Faltaban dos horas para la ceremonia. Aunque la realidad era que no asistiría. Había dejado la maleta lista en la cajuela del auto para escabullirme dentro de poco.

Afuera todos estaban alistándose para la boda. Greta y sus padres no estaban aquí, algo que agradecía. La boda sería en la iglesia de la ciudad, como mi padre había planeado. Mi cuerpo no dejaba de temblar de los nervios, y el miedo me inundaba cada vez más. Nadie podía darse cuenta que me escaparía dentro de unos minutos.

—¿Estás seguro de tu decisión? —preguntó el profesor Heinrich, quién había llegado desde hace un rato.

—Si —respondí con firmeza.

—Dominik, lo que vas a hacer no es nada fácil, pero créeme, es muy valiente de tu parte haber tomado esa decisión y de verdad te admiro —comentó con honestidad—. Ahora ve, que tu amado te espera.

—Gracias profesor Heinrich, usted siempre estuvo ahí para mí cuando más lo necesité.

—Ni lo digas. Te deseo una vida muy feliz a lado de Haruki.

Salí de mi habitación con mucho cuidado de que nadie me viera. Mi padre se encontraba en su habitación alistándose, no lo había visto desde la mañana en el desayuno. Una vez que llegué al jardín. Tomé el auto de mi padre con las maletas listas en la cajuela y me dirigí a la estación en busca de Haruki. Faltaban 15 minutos para las 7:30. Mientras tanto, no podía dejar de pensar en todo lo que dejaría atrás.

Había renunciado a todo por él, pero no me importó, porque sabía que lo tendría a él a mi lado, y con eso me bastaba para ser feliz. Apresuré el paso y en menos de 5 minutos llegué a la calle central. Alcancé a ver desde el auto la estación de tren, estaba a una distancia considerable, pero eso no fue todo lo que vi, desde el retrovisor vi un auto oscuro, el mismo que había visto hace unos minutos atrás, estaba seguro que me estaba siguiendo, probablemente mi padre lo había mandado.

Mis manos estaban sudando en el volante, mi cuerpo temblaba de los nervios, pero dentro de mí me decía que nada me impediría cambiar de opinión. He tomado una decisión y me mantendré firme. Aceleré el auto y giré a la izquierda para dirigirme al estacionamiento que se encontraba en la zona lateral, intenté perder el auto mientras me escabullía con los demás, cuando de pronto, un auto blanco salió de un costado y se estampó con el mío. Perdí el control sintiendo mi cuerpo dar vueltas dentro del auto y estampándome varias veces con el volante y el vidrio de la ventana.

Abrí ligeramente los ojos, encontrándome con el mundo al revés. Logré ver a la gente correr hacia mí pero no pude comprender que decían. Mi mente estaba en blanco, pero por ningún motivo quise negarme a lo que estaba sucediendo. Intenté moverme, pero un dolor inmenso recorrió por mis piernas y mi espalda. Me encontraba atorado por debajo del auto, lo único que me sostenía era el cinturón de seguridad. Llevé una de mis manos a mi rostro y me percaté que estaba sangrando. Intenté moverme por segunda vez, pero no logré incluso mover las piernas, fue entonces cuando todo comenzó a tornarse negro. Hasta quedar completamente inconsciente.

La vida que no tuvimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora