Llevaba varios días en la cama después de la muerte de Dominik. No tenía ganas de comer ni mucho menos salir de casa. Estaba cansado de llorar todos estos días. El dolor era tan inmenso que no sabía donde meterlo. No podía aceptar el hecho de que él se había ido. No podía ser real. Me rehusaba a dejarlo ir.
Oculté mi rostro entre mis manos mientras soltaba en llanto por milésima vez, deseaba tanto que las lágrimas se llevaran el dolor que lograba sentir en mi alma, pero simplemente nada funcionaba.
Todo me daba vueltas, me dolía la cabeza y el pecho lo sentía pesado. Era como una tortura silenciosa. No podía soportar la idea de haber perdido a Dominik. Ya no tenía a donde ir, ni mucho menos a donde refugiarme. El mundo había perdido sentido sin él. No podía aceptar el hecho de que jamás lo volvería a ver, a escuchar su voz, su risa, sus besos, pero sobre todo, lo que más dolía, era el hecho de que no haría una vida con él como lo habíamos planeado.
—Haruki, tienes que comer —dijo mamá entrando a la habitación.
—No quiero —logré decir en un susurro.
—Si no comes, te vas a enfermar o hasta incluso podrías morirte Haruki.
—Sería lo mejor, así podría estar con él.
—¿Que dices? —añadió mamá sentándose en la cama—. Si te vas con él ¿Que pasará conmigo?
No pude responderle. Me sentía bastante triste como para pensar con claridad.
—Tienes que ser fuerte cariño, Dominik no le gustaría verte así.
—No puedo —dije soltando en llanto.
—Haruki.
—No puedo dejar de pensar en él. ¿Se habrá sentido solo? ¿Tendrá miedo donde quiera que esté? ¿Qué hago con todo este dolor?
—Siento mucho por lo que estás pasando, pero debes intentar aceptarlo. Sé que no será fácil, pero tienes que ser fuerte.
—No puedo dejarlo ir —añadí entre sollozos—. Aun no estoy listo.
—Lo sé, cariño.
—Quiero verlo de nuevo. Quiero que esté aquí junto a mí —logré decir—. Quiero que regrese y que seamos felices juntos.
Sentí una opresión en el pecho, era insoportablemente doloroso. Por un momento me sentí como si estuviera muerto. Ya nada me importaba si él ya no estaba en este mundo.
—Haruki —me llamó mamá—. El profesor Heinrich me dio esto —sacó un sobre que llevaba bajo su brazo—. Antes de dártelo, necesito que me prometas que estarás bien.
—¿Qué es? —pregunté.
—Es de Dominik —añadió—. Pero necesito que seas fuerte, no quiero que te derrumbes más.
—Está bien —dije mientras me limpiaba las lágrimas—. Te lo prometo.
Mi madre me extendió aquel sobre. Cuando me dejó solo, lo abrí apresuradamente, rompiendo la parte del sello. Adentro venía una fotografía mía. Era la misma que yo le había regalado hace un mes atrás. Adentro del sobre venía también una hoja doblada, la abrí rápidamente encontrando un mensaje en ella.
Para mi amado Haruki:
Mientras escribo esto, el profesor Heinrich está de pie a mi lado. Sabe que se trata de una carta de amor porque llevo rato intentando escribirla sin éxito. Honestamente no sé como comenzar. No me gusta escribir sobre el amor, porque no soy bueno haciéndolo, pero lo haré porque sé que te amo. Cuando leí tu carta no sabes todo lo que me hizo sentir. Nunca te dije como me enamoré de ti. Por eso decidí escribírtelo aquí. Solo un día descubrí que es más fácil amarte a ti que amarme a mí mismo. Llegaste a mi vida de forma inesperada y convertiste mi tristeza en esperanza, y la transformaste en felicidad. No tenía idea de que podía sentir algo así o incluso de que pudiera existir algo tan maravilloso como es el amor, pero tu me demostraste que es real.Descubrí que para mí la felicidad es que me mires solo a mí. Que me beses y me toques con aquella delicadeza que solo tu sabes y conoces. Que me cuentes sobre ti, y que cada instante que paso contigo, es muy especial, por el simple hecho de que estás conmigo. Te amo por como eres. Te amo porque amas incluso mis partes dañadas. Te amo porque me devolviste a la vida. Tú me salvaste Haruki. Te amo como no tienes una idea. Gracias por dejarme ser parte de ti. Por compartir tu vida conmigo y por esperarme aun sabiendo que no terminaríamos bien. Por favor, vive una vida plena e intenta ser feliz, nunca dejes de captar la poca belleza que queda en el mundo. Eres una persona llena de talento, no lo desperdicies. Nunca dejes de soñar, y donde quiera que vayas, siempre iré contigo.
Dicho esto, el profesor Heinrich me dio su palabra de que te entregaría esta carta, espero que así sea. Lamento tanto lo mucho que te he hecho sufrir, nunca hubiera imaginado todo lo que vivimos y lo que conllevaría eso. Moriré pronto, lo sé, los medicos dicen que no lograré recuperarme, pero moriré sin remordimientos, bueno, tal vez tenga uno. Y ese es, el no haberme casado contigo, en vez de haber planeado una boda con Greta. Por favor, nunca olvides lo que vivimos. Ni tampoco olvides que nunca estarás solo, porque mi alma estará contigo a donde vayas. Y en la muerte como en la vida, seré tuyo para siempre.
Con amor,
Dominik.
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La vida que no tuvimos
RomanceDominik es un joven Alemán que ha llevado una vida difícil, un día se ve obligado a hacer algo que le cambiará la vida, pero no sin antes conocer a Haruki, un joven Japonés algo peculiar y curioso que le hará ver el mundo de una perspectiva diferent...