Capitulo 1. El azar.

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A veces las cosas solamente pasan; primero fueron gritos, amenazas, el sonido de pequeños estallidos, bufidos, luego su cuerpo cayendo sobre el sofá de la sala común; sintió unos labios jugando con los suyos y la respiración agitada; una mano jalando su cabello y la otra, una mano fría, bajando por su torso hasta su cintura, jalando y peleando con su camisa, abriéndose camino sobre la piel de su vientre, subiendo a su pecho, jugueteando con sus pezones. Sintió una lengua en su boca, una forma rara de furia que se expandía por todo su cuerpo.

No se había quedado quieto, en el fondo sabía que esa oportunidad de tocar así a Shoto la quería desde hace mucho tiempo; rodeó su cintura con las piernas, acariciaba la espalda, buscó zafar la ropa; se separó del beso pasa presentarle su cuello mientras se subía la camisa. Las manos y las bocas de los dos estaban por todas partes; con la misma intensidad que en la pelea, arrebatando, pellizcando, mordiendo, lamiendo; entre sus piernas podía sentir la erección frotándose contra su cuerpo, estaba noqueado en sensaciones y algo bien adentro se saboreaba; un poco más, un poco más para ver aquel cuerpo, para sentirlo dentro.

Volvió a sentir la lengua de Shoto dentro de su boca y una mano que se deslizaba por su espalda y bajo sus boxers, rápido desabotonó su pantalón; en este punto ya no tenía idea si aquello era suerte o no, pero le iba a seguir el cuento, con el pantalón abierto la mano que lo tocaba tuvo mayor libertad, acariciaba sus nalga, y poco a poco, aún entre besos y jadeos, un dedo largo y delgado camino abriéndose paso por entre sus nalgas, y lo sintió entrando de lleno; cada músculo de su cuerpo se paralizó, un grave gemido brotó de sus labios rompiendo el beso y su espalda se arqueó, -más, un poco más, mucho más- pensó. Sintió una gran mordida en el cuello y escuchó ahora sí, con atención, la respiración agitada del otro.

Las cosas que pasan al azar terminan al azar y de pronto mientras sus jadeos se hacían más evidentes, todo se detuvo. Shoto se levantó de golpe, y se sentó en el sofá; Katzuki solo se quedó ahí, con las piernas abiertas hacia él y la espalda recargada en el descansa brazos.

-perdón, fue un error...-comenzó a decir Shoto mientras se acomodaba el cabello; tenía la capacidad afectiva de una zanahoria y está a punto de demostrarlo. El universo se le estaba viniendo a los talones, sus músculos se tensaron y una furia más grande que cualquiera que hubiera sentido se le atoro en la garganta;

-estaba molesto, no sé porque hice esto, es un error- continuo. Un silencio de esos aterradores, rodeo todos los sentidos de Katsuki que cerró el cierre del pantalón, puso los pies en el suelo y se levantó mientras acomodaba su camisa abierta; 

-un error- dijo, sin gritar, sin expresión el rostro, sin groserías. -lo entiendo, un error- dijo y comenzó a caminar rodeado de nada más que odio hasta el ascensor, hasta su habitación.

Cuando se tienen las emociones a flor de piel se vuelve complejo reaccionar sin dejar evidencias; y demasiadas veces se mal interpreta con poco control emocional; pero en este caso era todo bastante obvio, que clase de persona puede habitar un cuerpo que es en el mejor de los casos una bomba de tiempo. Sus emociones siempre estaban ahí, evidentes, traslúcidas; y en este momento todas se estaban expresando al mismo tiempo congelando su cuerpo; se recostó viendo al techo y dijo entre lágrimas -un error, ¿en verdad esperabas algo más?, Un error-.

Intento dormir lo mejor que pudo pero su mente se saturaba de malos pensamientos que se convertían en el recuerdo de esas manos recorriéndolo todo, de los labios y las lenguas jugueteando, de una excitación que no se iba y de repente todo negro, el error, recordaba las palabras y volvía a la realidad; es difícil fantasear cuando a cada momento tu mente te recuerda que eres un error para tus fantasías; en su mente; en privado, en sueños debieron permanecer sus ganas de ser devorado y querido; ahí no le hacían daño a nadie, ahí no era un error. Lloraba a ratos, se enfurecía, daba vueltas a la cama entre sollozos y pequeñas explosiones. Así se siente un corazón roto; es una gran caída libre emocional, un negro total lleno de furia y tristeza, un dolor constante en el pecho y un nudo en la garganta.

Un estallido (todobaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora