Extra 2.1 "Creo que tengo que hablar con Deku"

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Al entrar a la casa Shoto le explicó a Katsuki lo que había pasado: Deku estaba ahí parado y los había visto besarse, tal vez era momento de hablar con él; si lo pensaba bien eran solo los amigos de Bakugou quienes estaban al tanto de la relación, en realidad él no se lo había comentado a nadie, sabía que no era tiempo de hablar con sus padres, pero en la academia al menos habían personas que consideraba sus amigos y ninguno en realidad sabía de su secreto; le interrumpieron la línea de pensamiento

 -Si quieres decirle al nerd, es tu maldito problema; jamás te pedí que no lo hicieras- recibió de respuesta ya sentados en la sala. La casa como la habitación de Katsuki eran pulcras y ordenadas, era un lugar ruidoso que ahora estaba en un extraño silencio

-los viejos no están, regresan mañana- le dijo con tono risueño, -tenemos la casa para nosotros-.

No se apresuraron, vieron una película y cenaron; Bakugou se había esforzado, había trabajado toda la mañana para este día, quería que todo quedara perfecto; a veces podían charlar horas sobre casi cualquier cosa, para este momento Katsuki ya había escuchado cada detalle de la infancia de Todoroki y le había contado la propia, incluso esos años de constante bullying a Deku, sus miedos y como había tejido el pensamiento que tenía sobre los héroes, demasiadas cosas ahora tenían sentido y Shoto se sentía extrañamente orgulloso, ese güero suyo explosivo y todo era calculador, inteligente, honesto; sus emociones explotaban desde siempre, era fácilmente reconocible, increíblemente fuerte y un dulce gatito, uno ordenado y estricto al que le gustaba mucho consentirlo; cenaron en silencio, a veces no necesitaban decir nada, solo se quedaban ahí juntos disfrutando de su compañía, sin embargo, aquel silencio era de nervios, se lanzaban miraditas y sonrisas, pero es que Katz llevaba toda la cena con las orejas rojas y movía a sin cesar sus piernas, comía rápido y se agachaba cuando notaba que lo miraban, estaba nervioso y se hacía cada vez más evidente. Limpiaron la mesa, lavaron los platos y palillos todo quedo reluciente y ordenado entonces Shoto sintió un jalonsito suave en su camisa -¿Quieres ir a mi habitación?- escucho y asintió; el anochecer ya había pasado y la noche los había alcanzado.

Estaba nervioso, -mierda, mierda- pensaba mientras daba vueltas por la habitación, se había preparado para este momento, en verdad lo deseaba, de solo imaginarse a Shoto desnudo con él se le llenaba el estómago de mariposas y ahí estaban ahora, se había recostado sobre la cama, lo miraba ir y venir, -desde cuándo eres un cobarde- se dijo a sí mismo, respiró profundo y se sentó a la orilla de la cama, se agacho y lo beso, sus labios sabían tan bien; sintió una mano en su cintura que se movía sobre la ropa, y lo apretaba con ternura 

-idiota, ¿quieres hacerlo?- dijo separando un poco lo labios; 

-yo quiero lo que tú quieras- le respondieron, volvió a besarlo, se sentían tan bien, luego una lengua le busco la comisura de los labios, sus bocas se abrieron y empezó un acalorado beso, Katsuki se acomodó sobre él, sentado en su cadera, unas manos caminaban bajo su playera, lo recorrían rápido, una se detuvo sobre su pezón y la otra bajaba sobre sus muslos, sentía como bajo él Shoto iba reaccionando y escalofríos por todo el cuerpo, con su pulgar marcaba círculos sobre su pezón, luego lo tomaba y apretaba un poco; se sentía tan bien; el beso seguía, largo, profundo; fueron poco a poco deshaciéndose de sus prendas, primero las playeras; entonces Bakugou cambio de posición, quedo de espaldas a la cama y abrió las piernas para darle espacio al otro cuerpo de acomodarse en medio, tenía las piernas doblabas con los pies sobre el colchón; la boca de Todoroki le recorría el cuello y bajaba poco a poco sobre su pecho, su mano izquierda seguía pellizcando y jugando, sintió una pequeña mordida, la mano había sido remplazada por una boca y una lengua que succionaba y mordía, sus respiraciones se hacían cada vez más agitadas y el intentaba apagar sus gemidos con el antebrazo en la boca, su rostro se había tornado rojo cereza, se sentía tan bien, esa boca siguió su camino sobre su vientre, y sentía las manos sobre sus muslos, -puedo- le preguntaba Shoto con las manos en sus cremallera y la mirada fija en él; asintió y le ayudó levantando la cadera; desde esa posición podía acariciarlo también; su cuerpo estaba siempre templado, acariciaba los músculos, recorría la espalda, aquello era una guerra de besos y caricias.

Un estallido (todobaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora