Capitulo 11

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Su gatito era testarudo, lanzaba zarpazos afilados y esa forma de explotar, era un gatito testarudo y sexy; pero se le había escurrido por los dedos, no pensó que fuera tan difícil; casi lo logra, casi logra tenerlo. Su hermanito, qué tenía su hermanito, todo ese tiempo armando un plan para que de repente girara la mirada y lo viera así con Shoto, el diseño perfecto de papá se interponía entre su gatito y él; pero esos labios, esa boca, los músculos bien formados de ese cuerpo compacto y suave; no podía irse sin probar un poquito; estaba seguro que con tiempo aquella bombita iba a terminar por aceptarlo; se había imaginado una y otra vez ese escenario con él a su espalda cuando la bomba de mierda de los pro héroes estallara y se supieran públicamente sus secretos, se lo había imaginado sentado a su costado; había pensado mucho qué clase de cosas le gustaría hacer; tan escandalosamente fuerte que podría ascender pronto en la organización; hacerse visible, su gatito podría llegar muy lejos si lo quisiera y él estaría a su lado, saboreándolo, incentivándolo, creciendo con él; destruyendo esa maldita sociedad que vanagloriaba un tipo de violencia y se asustaba con otra.

Le había hecho un huequito en su corazón y pensaba mil formas de hacerlo feliz; se había dado su tiempo para saber cada detalle de su vida, sus gustos, sus deseos, sabía mejor que nadie como consentirlo; pero, ¿para qué?; ¿para qué su hermanito llegara con toda la mala actitud del mundo, su personalidad sosa y simple y se le metiera entre las sábanas?; tanto trabajo para que Shoto se llevara el premio. Se había apresurado y lo sabía, lo había presionado demasiado, pero es que ese viernes lo vio todo, vio la ilusión con la que su gatito se preparaba para Shoto, lo escucho reír en sus brazos y la mirada tierna con la que lo veía; su hermano había tomado lo que era suyo y eso no era justo; así son esos infelices. Lo había visto, el idiota le podía hacer lo que quería y su gatito lo recibía feliz, con sus ojos enormes, con su piel tersa.

-maldito Shoto- dijo entre dientes al entrar a la habitación del viejo y oscuro apartamento, se quitó la chaqueta, se sentó en la cama y tomo una tablet, busco entre su galería, se puso los audífonos y miro y remiro las fotos que tenía de su gatito y los videos, hasta que llegó a ese maldito viernes; apenas y tenía unos días con acceso a aquella laptop y de repente lo ve, dando vueltas por la habitación, al principio era de risa, a veces su gatito se veía tan adorable, recordarlo fuerte y al ataque hacía que se le olvidara a veces que apenas cumpliría los 17; era un cachorrito. Lo vio planchar un par de pijamas que se parecían un poquito y colocarlas con cuidado sobre las almohadas; sonreír mientras buscaba una maletita negra, escuchaba música y bailaba, a veces solo movía la cabeza arriba y abajo, a veces era obvio que escuchaba algo con más ritmo y movía las caderas: adorable, encantador; se quitaba la ropa y la acomodaba con cuidado en una cesta, su gatito era ordenado y meticuloso; luego el baño, solo podía ver la habitación; y entonces su maldito hermanito entraba, lo vio sonreír al oler la ropa sobre la almohada, lo vio pensativo cambiarse y su rostro, una mirada pícara le brotaba mientras se mordía el labio inferior.

El deseo se le fue haciendo odio, maldito Shoto, maldito infeliz, lo vio arrancarle la toalla, lo vio de pie ser devorado; sus gatito se veía feliz, a su gatito le gustaba; maldito Shoto, que tenía él que pudo acercarse tan rápido, porque él no recibía los zarpazos violentos de esa la pantera, porque recibía los besos y los abrazos; -Claro- pensó, el primer paso no era tener a su gatito a su merced, lo había pensado mal; -el primer paso era deshacerse de Shoto, lograr que se alejara y le dejara el campo libre-, solo así tendría espacio y tiempo para convencer a su gatito, para irse metiendo en su vida; -claro, cuando mi gatito este solo, cuando mi hermano no esté en su panorama y escuche de viva voz lo que los héroes son capaces de hacer por fama y privilegios, ahí es cuando mi gatito estará acorralado y no va a tener más opción de venir conmigo, dejarme consentirlo, quererlo, se sentará a mi lado y escalaremos juntos; los mejores de los mejores;          primero tengo que deshacerme de Shoto, pero no puede ser obvio o violento, él tiene que decidir dejar a mi gatito: triste y acorralado, yo lo procuraré, lo salvaré-

La imagen de los héroes era difusa; se mezclaba con su propia vida, con su experiencia; aquellos posters de seres bondadosos que luchaban por la paz del mundo eran una suerte de mercantilizacion de la tranquilidad pública; la gente seguía sus monótonas vidas, en una paz simulada pero injusta y esos seres quedaban al margen, las regulaciones que el sistema les imponía eran falsas historias; vías para controlar su inigualable poder, eran piezas de ajedrez que se hacían viejas y se sustituían por otras nuevas, que actuaban como estrellas de cine en público; bellos emblemas de la paz forzada, pero en privado podían ser animales salvajes, violentos, egocéntricos, maniacos; dependiendo de su fuerza, de su imagen, el sistema los protegería, los dejaría actuar como criminales y les daría una coartada; todo por el bien común, por la supervivencia de un sistema injusto. No quería ver a su gatito sucumbir, convertirse en ese falso emblema, lo quería libre, capaz de explotar su potencial al máximo, lo quería con él, acompañándolo mientras justos hacían polvo la imagen pública de esos malditos engendros controlados por el sistema.

Todavía tenía tiempo, esperaba que la bomba estallara ya con Bakugou a su lado, pero siempre tendría un as bajo la manga; el primer pasó, sin embargo, era deshacerse de Shoto, sacarlo del panorama; tenía tiempo y tenía la forma perfecta de hacerlo. 

Un estallido (todobaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora