Capitulo 33

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Pronto comenzó a usar muletas y su vida por fin se acomodaba, podía cocinar, gritar más a gusto sobre lo que odiaba en casa, lavar la ropa, ir al sanitario, bañarse seguía siendo un jodido problema,  Shoto regresaría a trabajar y las siguientes semanas estaría más tiempo solo, seguía frustrado, quería su fiesta de bienvenida y esa cosa de los abrazos y los besitos en la noche no le habían sido suficiente básicamente nunca, "de haber sabido me quedó allá, nada más regresé para quedar como rompecebas y que el idiota Icyhot me siguiera ignorando", pensaba;  aquella mañana era la última que su novio no saldría corriendo a la oficina, no se quedaría en los dormitorios de Endevour hasta que él pudiera salir a las calles, pero ahora pasaría gran parte del día solo; estaba hecho una fiera, tirado en la cama lo miraba preparar el desayuno, tenía hambre, se había quedado mirando a la cocina apenas cubierto por la sábana, ya estaba fastidiado, no podía hacer esfuerzos con el brazo pero comenzó a pelear con el bóxer mientras Todoroki se concentraba en no quemar el desayuno, se fue escurriendo sobre la cama hasta poder tomar las muletas, intento a toda costa no ser descubierto, se movía despacio, miraba como su novio ponía la cafetera, revisaba el arroz, freía huevos, buscaba el Tabasco, lo mezclaba con aceite de arroz y salsa de soya, se movió despacio desde la cama hasta quedar detrás de él, le besó la espalda, aún no era capaz de alzarse lo suficiente para abrazarlo del cuello, soltó las muletas y se sostuvo de su pecho, le buscaba el bulto de la pijama,

-joder, Katz, te vas a caer-

-¡ya se, resuélvelo, con una mierda!-

Comenzaba a acariciarle el pene bajo el pantalon, de un solo movimiento Shoto se giró y lo cargo para llevarlo de nuevo a la cama; sonreía discreto, sabía que su gatito llevaba loco desde el accidente, pero aquel día era especial, por fin hablarían con Deku sobre el One for All, por fin podría su caramelo ponerse de pie y demostrar ese poder descomunal; lo acomodó con cuidado, lo beso en la frente pero no pudo escaparse; Katsukilo tenia del cuello con una mano,

-joder, Shoto, no me voy a romper, ya deja de joder-

le dijo mientras le buscaba caminos entre la ropa; no estaba solo, Shoto esperaba aquel momento también, todo tenía sus tiempos, pensaba, lo sabía de cierto, cualquiera que fuera el contexto quería estar con Katsuki y el contexto entonces era de cuidado; sintió una mano en su entrepierna y los labios anchos de su novio en el cuello, era hora de ceder, aquel era un buen día; le devolvió las caricias sobre el cuerpo desnudó, entre las piernas, en el pecho, los brazos, se acercó a sus labios y comenzó a morderlos, sus cuerpos demostraban urgencia, estaban corriendo, cada beso y caricia se iban convirtiendo en marcas rojas, en mordidas, las manos corrían por todas partes, Katsuki rogaba con el cuerpo, movía las caderas, lo guiaba, lo masturbaba suavemente bajo el pantalon,

-quiero hacértelo y que me lo hagas- le pidió ya entre respiraciones,

Shoto no aguanto más, se levantó de golpe para sacarse la camisa y el pantalón, reviso de reojo la estufa, la había apagado, se acomodó entre las piernas de Katz y se aferró a su cuello, lo lamía, lo besaba y lo mordía, recorría su espalda y su pecho con una mano y con la otra los músculos de las piernas, las nalgas; recibía de vuelta caricias en la espalda, la nuca; las manos pequeñas y sudorosas de Bakugou lo recorrían completo y comenzó a sentir ese aroma dulce que extrañaba, ese que se le metía por la nariz y lo intoxicaba un poco, el olor a caramelo se le iba impregnando, podía sentirlo brotando de cada poro, podía saborearlo, los labios se le dormían un poquito siempre, se le acalambraba la lengua; fue deslizándose poco a poco, lamía su pecho, le mordía los pezones, le acariciaba el vientre, bajo un poco más, tomo su pene, lo introdujo en su boca, lo lamía y recorría con cuidado, luego de golpe, lo alzó de las caderas, su lengua se paseaba, un beso negro largo y profundo, Katsuki intentaba moverse, parar, pero no podía, temblaba y resoplaba con el movimiento de la lengua y el camino que formaba con los dedos para darle espacio, con las mordidas en sus nalgas, sentía como si palpitara, luego lo dejaron con cuidado sobre la cama; Shoto se levantó, no decía nada, apenas podía formular te amos discretos que le salían entre suspiros, se sentó sobre él, sobre su cadera, puso una mano en el colchón y levantó las caderas, su otra mano se estiró a la pequeña mesa de noche, un largo frasco de lubricante, se mojó los dedos, Katsuki no estaba coordinando bien lo que pasaba, lo vio acomodarse sobre su hombro y esa mano caminar entre sus nalgas,

Un estallido (todobaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora