Un estallido (todobaku)

Capitulo 5. Una implosión

Durante el primer descanso Momo noto un movimiento raro, Bakugou salió del salón sin decir palabra y tal vez 5 minutos después Uraraka se levantaba e intentaba pasar desapercibida mientras caminaba a la puerta; Momo no noto, sin embargo, que tras esos dos salía a gritos Ashido, para ese momento ella estaba ya frente a la banca de Midoriya con cara de extrañeza, -Uraraka-chan se fue con Bakugou- le soltó directo; Izuku alzo la mirada sin entender muy bien el comentario, o aparentando no hacerlo -¡eh!, no creo, ¿qué haría con él?- pregunto con los ojos bien abiertos y la atención ya centrada en Momo; -eso es lo que yo quiero saber- continuo –no la notas rara últimamente-, había ido acumulando detalles que la hacían suponer que algo pasaba, por un lado le daba curiosidad entender, pero por otro le preocupaba su amiga, Uraraka era una chida dulce e inteligente y para Momo, Bakugou era más o menos un potencial villano y un declarado bully que no podía más que arriesgar a su amiga a quien sabe que cosas. Estaba segura de momento que iban a algún lado juntos y pedía la ayuda de Izuku; no era tonta, suponía que se gustaban y en algún pequeño lugar de su universo llegó a pensar que cabía la posibilidad de que la bomba de tiempo estuviera interfiriendo entre ellos, como una suerte de venganza afectiva.

No lo dejo ni pensar cuando ya lo tenía del brazo saliendo del salón, Midoriya hacía caras y se ponía de mil colores pero no lograba terminar ni una frase completa -vamos a ver- le dijo la chica y siguió en silencio buscando el rastro de Uraraka, justo cuando Izuku logró zafarse escucharon un susurro, era la risa de Ashido intentando ser prudente y los vieron: sentados los tres juntos en un pasillo vacío; -ves como no es nada, Kacchan solo está hablando con ellas- dijo mientras daba la vuelta y regresaba al salón; pero Momo no estaba del todo conforme, así que con la mayor cautela del mundo busco un lugar para esconderse y se dispuso a escuchar la conversación:

-Ryoma, tiene19 o tal vez 20; tiene un dragón en la espalda y flores en los hombros; el sábado nos vimos por segunda vez y fuimos a su casa- decía Bakugou mientras las chicas no podían con la risa de entusiasmo, -no tiene quirk y estudia arte- continuaba.

-me muero- decía entre aplausos Mina -así de rápido, bien, excelente, amiga; así se hace- terminó de decir mientras se colgaba del cuello de Katsuki; Uraraka no se veía tan feliz.

-no puedo evitarlo- dijo, -en verdad espera esperaba que recapacitara y se dieran una oportunidad; una historia bonita, sabes; un final feliz-

- ¡maldita sea!, tal vez sea un final feliz- interrumpió Katsuki -solo que el final feliz va a pasar en otro lado; la diferencia es grande, Ryoma es mayor y bi, no creo que vayamos a ningún lado, solo que ahora sé que no tengo que vivir con un amor no correspondido todo el jodido tiempo- continuó

Regreso al salón intentando a toda costa que no la notaran y se sentó de nuevo en su pupitre, una voz grave a su lado la asustó un poco -y bueno, ¿qué descubriste?- le pregunto Shoto de golpe; Momo iba a intentar darle la vuelta al asunto pero esa mirada inquisidora no se lo permitió -nada, creo, solo charlaban, parece que Bakugou tiene novia y por alguna razón le contaba a Uraraka, no entiendo porque o desde cuando se llevan bien; es raro, hablaban sobre alguien más- dijo antes de que la interrumpiera una segunda pregunta, esta vez con una voz aún más grave, molesta -¿sobre quién?, sobre quién más hablaban- dijo; -no se y no me creas pero me pareció entender que a Bakugou le gustaba alguien y no era mutuo-; esta charla se rompió cuando entraron los implicados y no se volvió a retomar nunca; si quería respuestas Momo tendría que ir a la fuente.

Shoto sintió un golpe en la nuca dado por una enorme mano invisible; lo habían superado, las palabras de su hermana resonaban dentro de su cabeza y estaba furioso; tenía que arreglar su tiradero ahora, tenía que lograr que el estruendo regresara a su vida, pero todo se le iba de cero a cien en cada paso que daba; estaba hirviendo, a punto de estallar y no tenía ni idea de lo que hacía, se quedó en blanco todas las clases teóricas y por algún milagro impertinente aquella tarde la tendrían libre; era ahora o nunca; para cuando llegó el fin de la jornada no estaba muy seguro que donde se le habían quedado las horas de clases; estaba en blanco, siguió a sus amigos desde el aula hasta los dormitorios y escucho a Midoriya preguntarle -vamos a hacer los deberes, ¿vienes, Todoroki?-