Capitulo 2. La mecha

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Entro al salón, acomodo su mochila y espero, vaya que era temprano; salir corriendo le daba un margen increíble sobre los demás y esto significaba: tiempo de estudio y música o, en días como hoy, algo de reflexión. Intento estudiar pero su mente daba vueltas y regresaba al mismo tema, su cerebro le jugaba demasiadas malas pasadas, iba más rápido que él, apenas dándole tiempo para intentar controlarlo: se movía entre las esperanza, la expectativa y la tristeza infinita; -que mierda- pesaba mientras intentaba concentrarse en la lectura; -que mierda, con un carajo, en serio- pensó cuando vio entrar al grupito de nerds por la puerta; atrás de ellos como siempre, medió atolondrada, medió centrada en Midoriya venia Uraraka; Bakugou la miro de reojo y arqueó la boca y la mirada a la expectativa de que la chica lo viera; gruño al final llamando la atención y con los ojos señaló la entrada.

No le pareció necesario nunca mencionar su orientación como inicio de plática, no lo mencionaba a sus amigos y menos a sus conocidos; pero esto no era un rasgo de madurez, era miedo, el miedo se siente de salir del closet y no encontrar más que violencia y malos gestos; a veces se olvida que este mundo sigue siendo igual de áspero que siempre y que no importa donde estés parado habrá odio apestándonos el ambiente; lo sabía de primera mano, había respuestas violentas y asqueadas y homofobia bien camuflada en comentarios discretos; al final da miedo y se requiere mucho valor para vivir, valor que no tenía todavía.

En aquel grupo de futuros héroes, lo que quiera que eso significase, solo tres personas sabían que le gustaban los chicos y quien particularmente era el centro de su atención, entre estas personas estaba ella; no eran amigos realmente antes de eso pero se notaron entre ellos de inmediato, la chica actuaba como idiota frente a Deku y él solo era observador a conveniencia, entre jode y jode, en mini charlas y encontrones Katsuki le soltó un -también le gustas, pero es idiota- y así empezaron a hablar de chicos.

-Ahmm, yo, de quien hablas?, Bakugou- contestó ella, ya con las mejillas rojas y nerviosa, ¿en verdad que era tan evidente lo atorado que tenía en la garganta al prota de esa historia? -el idiota de Deku, puedes ver como se pone igual de estúpidamente nervioso cuando estás cerca; es idiota, se dará cuenta tarde o temprano- sentenciaba el con una mueca de sonrisa. A partir de aquella charla casual sus encuentros se hicieron más frecuentes hasta que Katsuki con toda naturalidad le contó quien le gustaba y se convirtió en ese amiguito con el que Uraraka podía hablar de chicos. A veces solo se lanzaban miradas que parecían secretos compartidos, a veces se encontraban por café y charlaban por horas de sus respectivos crushes.

Sus secretos compartidos le gustaban bastante, su imagen de chico malo era acentuada y sumada con el mal carácter, los gritos y las groserías eran pocos los espacios donde no parecía un matón o actuaba como uno, y no es que no lo fuera; no había abajo de la gritería carácter dulce alguno, no era un alma incomprendida y los gritos y más groserías no eran una fachada; era una bomba de mecha corta, una bomba mal hablada pero racional e inteligente, le gustaba el desastre que podía lograr y en un mundo paralelo sin quirks no hubiera sido un alma descarriada, como muchos creen, hubiera sido un matón calculador e inteligente con un ejército de secuaces; ese chico malo de chaqueta de cuero que se ganaba el respeto del resto a punta de golpes; su sentido de justicia le da ese toque extra fascinante. Pero vamos, hasta esos chicos malos de cuentos tienen sus ratitos para soltarse y tener largas charlas de chicas y en el caso de Bakugou tenía 3 personas para hacerlo, una de las cuales más bien soportaba la situación por buena persona.

Salió del salón intentando no ser ruidoso sin lograrlo y espero en las escaleras del edificio a la chica que buscaba una excusa para no evidenciar a dónde iba y con quien, que contraste tan raro, ella no era para nada una chica simple siguiendo al prota con tono inútil; tenía entusiasmo y un quirk bastante interesante; -regreso en un momento, olvide algo- dijo, encarando directamente a Deku con una sonrisita encantadora; el chico siempre se veía nervioso cerca de ella y solo asintió. Salió del salón y camino por el pasillo hasta mirar a Katsuki recargado sobre la pared con las manos en los bolsillos del uniforme y la mirada algo pérdida; al mirarla adelantó el paso subiendo las escaleras hacia la azotea; nada más cliché para una escuela en Japón, pero así son las cosas; todo había sido un cliché desde el principio.

Un estallido (todobaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora