Un estallido (todobaku)

Capitulo 28.

¿Cuánto tiempo llevaba con Shoto, cuarenta, cincuenta años?; a veces se sentía como una pareja vieja, le sabía cada detalle del cuerpo y de la cabeza, sus pequeños hábitos molestos, las tonterías, habían viajado, crecido, se mudaron al apartamento al terminar la adolescencia y a decir verdad jamás se había cuestionado nada, todo fue mágico desde el principio, se sentía el ganador de una carrera pero ya tenían rutinas insalvables, a veces intentaba romperlas, buscaba aventuras en las cama, planeaba salidas extrañas, intentaba romper la agenda que cada día se volvía más estricta, el viernes llegaba, cenar juntos, follar, despertar, tomar un baño juntos, follar de nuevo, desayunar, salir al supermercado por las compras de la semana, lavar la ropa, ver una película, a veces visitar a los viejos o tirarse la cena con Rei viéndolo con desprecio; sabía que pasaría cada segundo del día salvo por las emergencias, ahora corría desenfocado intentando atrapar a dos tipos que habían robado una joyería, luego escucho una explosión, brinco sobre la espada de los idiotas y espero en esa posición a Eijiro, los entregó a la policía y notó el humo negro a unas cuadras de distancia, corrieron, parecía algo grave y ya podían escucharse las ambulancias resonar por la ciudad, otra explosión; Katsuki podía hablar mientras avanzaba a explosiones entre las calles,

-joder, que mierdas está pasando, es viernes, con una chingada-

De pronto una explosión más, se detuvo frente al fuego para ver salir a Todoroki, el hielo que había creado se condensaba y estaba compartiendo su quirk helado con Monoma que cubría el resto de los edificios con una amplia costra de hielo,

-Ground Zero , Red Riot, todavía hay heridos dentro- les dijo Hawks y los vio avanzar entre las llamas;

Eran edificios de apartamentos y aquello un accidente, o al menos eso parecía, una mala conexión en las calentadores había desencadenado la primera explosión en el sótano de uno de ellos y la reacción en cadena por las tuberías de gas natural había hecho el resto; poco a poco fueron sacando algunos heridos rezagados mientras Shoto intentaba congelar por completo las tuberías, los ingenieros venían ya en camino para calcular el daño y evitar que alguna parte más de la red de gas fuera alcanzada, las explosiones brotaban desde dentro; Bakugou buscaba a Shoto para guiarlo, la caldera principal estaba en medio del siniestro; Hawks ayudaba a quienes habían quedado atrapados en los departamentos más altos y Red Riot intentaba evitar los colapsos. Lo noto de reojo, esa maldita forma en la que el idiota de Monoma se acercaba a Shoto, lo tomaba del hombro y le hablaba casi al oído; no podía perder la concentrancion pero estaba enojado y eso no lo podía aparentar, hacía muecas y gestos mientras ayudaba a las personas, a diferencia de la adolescencia ya no les gritaba y por alguna razón todos pensaban que eso era parte del encanto de Ground Zero; era guapo, musculoso y mal encarado, era el sueño de niño malo de más de una mujer en Tokyo y un gusto para los periodistas escucharlo gritar mientras avanzaba,

-¡con una mierda, que se cree ese maldito oficinista de cuarta!- gritaba mientras intentaba accede a un apartamento donde dos niños pequeños habían quedado rezagados, rompió la ventana con las piernas, se había impulsado por los aires con una explosión desde un segundo piso y entró de un golpe seco, los niños se habían ocultado en un armario, eran pequeños, y abrazaban a una gata que cuidaba a sus gatitos,

-joder, dijo, haber, ustedes dos me abrazan del cuello-

-pero michi y los bebés- lloraban los niños

-esos van en el uniforme, ¡joder!, en que momento- dijo y tomo a la gata asustada, luego con el mayor de los cuidados extendió el la playera de su uniforme y se fue metiendo a los gatitos, uno, dos, tres, al cuarto y el quinto les tocó quedar encerrados en las bolsas de los pantalones de cargo,

-¡joder, si me rasguñas, te suelto!, ¿vale?- le decía a la gata mientras la sostenía con el antebrazo y con la mano agarraba las manitas de los niños, tendría el mayor tal vez siete, el otro era aún más pequeño, estaban asustados, Mama había salido a la tienda cuando todo comenzó,