Extra 2. Creo que tengo que hablar con Deku.

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Bakugou había sido un hijo esperado, tuvo una infancia buena a un lado de Midoriya y una adolescencia estruendosa; los gritos en casa eran más bien la expresión volátil de dos personalidades fuertes y expresivas; lo habían amado con todo desde que nació y lo avalaban y apoyaban; querían criar un adulto fuerte y razonable aunque tuviera tanta facha de perro salvaje; su padre no era débil, era un hombre pausado que pensaba cuidadosamente cada paso y se había enamorado de una bomba. Cada fin de semana llegaba el escándalo a aquella casa y por dos largos días Masaru reía mientras escuchaba la gritadera de su hijo y su esposa; últimamente otro silencio lo acompañaba que iba aprendiendo a reír de todo aquello; la primera vez que Shoto visitó esa casa un sábado por la tarde se había estresado muchísimo, le costó buen tiempo no asustarse del tono, pero aquello no era ni un poco parecido a la violencia que él sufrió, los gritos terminaban en abrazos, la cocina se llenaba del olor familiar de la comida y comenzaba a notar como todos en esa casa hacían un hueco para consentirlo también a él: su comida favorita, una película con palomitas, la permisibilidad de permanecer con su compañero en su habitación; era obvio que las dos rabias de la casa tenían sus ratos donde hablaban de temas profundos y privados y eso era evidente en la forma en la que lo trataban y los permisos que ambos recibían, su güero se dejaba besar frente a la familia y se acurrucaba con él frente a la pantalla de la sala. Noto que ese trato cariñoso lo tenían también sus padres; Bakugou aprendió a querer de ver quererse a sus padres que discutían mucho, muchísimo, pero el tono nunca subía; no había violencia, solo cariño y aquello le gustaba, se sentía cómodo y poco a poco empezó a pasar tiempos largos en aquella casa.

Cierto fin de semana Katsuki anunció por mensaje de texto, los Bakugou saldrían el fin de semana y tendrían la casa para ellos, quería pasar la noche juntos y cocinarle algo; estaba construyendo confianza, pensaba, estaba más bien fraguando como poder acabar por fin sin quemar algo. Su mente se llenaba de ideas y pasó buen rato en internet a la búsqueda de respuestas a algunas dudas, él tenía el control ahora y era tiempo de poner orden a las cosas.

El sábado por la mañana salió de la academia rumbo a casa; muchos partían el viernes después de la práctica y otros no salían; él sabía que Shoto haría una parada reglamentaria para ver a su madre y luego lo alcanzaría, se había comunicado con sus hermanos ya para avisar que aquel fin de semana no visitaría la casa; Katsuki aprovecharía el tiempo libre e iría de compras, algunos ingredientes para la comida, el dichoso té y un par de cosas que consideraba importantes. Entro ya lleno de cosas a una farmacia sin notar que un par de ojos esmeralda lo miraban, no era espionaje porque el llevaba también una lista de compras; entro tras Kacchan y lleno de curiosidad se fue fijando en su "amigo" quien estaba parado absorto en un pasillo, leía etiquetas, buscaba colores, calculaba mentalmente el costo total de aquello; Izuku ya estaba confundido, su amigo llevaba como 10 minutos en ese pasillo; lo vio tomar tres cajas de condones y una botellita redonda de líquido rosa; de primeras no entendió que tomaba por la distancia, ya después se acercaría, no era tan suicida como para saludar en ese instante y recibir gritos y explosiones de vuelta; Kacchan camino medio nervioso al mostrador y pidió un par de cosas más; pago y salió. Ahora sí tenía curiosidad, y ese pinchazo interno que le hacía tomar notas y desentrañar detalles de los otros estaba volándole la imaginación.

Intentando no ser descubierto salió tras su amigo y lo siguió a distancia por las calles del barrio, lo vio entrar a un local pequeño con cortinas arcoíris y un escaparate lleno de libros, triques y lencería; no era per se una sex shop tanto como un lugar cómodo para la comunidad, no estaba lleno de dildos, aunque había, pero también había banderas, libros, juguetes y ropa llena de arcoíris; un solo hombre atendía y muchos daban vueltas por el lugar, no le fue difícil encontrar un lugarsito donde no ser visto. Katsuki tenía medio descuadrado el rostro; en su cabeza esto había sido más fácil, entrar y salir, pagar y volver a casa; fácil; pero ahora no tenía idea de por dónde empezar, se acercó al tipo que atendía y con una suerte de ademanes y temblor de voz explicó medianamente la situación, el tipo sonrió, le dio un par de golpecitos en el hombro y se dio la vuelva como con risas orgullosas; un par de minutos después volvía, la bomba de tiempo parecía rociada con agua, se veía de veras nervioso, -esto es lo que buscas, te recomiendo este mediano, la punta es intercambiable y con eso puedes no gastar en otras cosas; cuesta 4500 yenes pero puede ser útil por algunos años si lo cuidas, recuerda usar agua tibia y cuídate- dijo el hombre y sonrió; -bien, bien- contestó Katsuki sacando la cartera; le entregaron una bolsa de papel opaca que el encargado se cercioro de llenar de folletos y pequeños regalos; la tomo, guardo en la mochila y salió apresurando el paso y soltando "mierdas" entre dientes. Midoriya salió tras él, pero esta vez volvió a lo que estaba antes de todo esto y regreso a casa.

Su madre al parecer había decidido ponerlo a dar vueltas todo el fin de semana; tenía encargos y deberes, pero quería un helado, quería despejarse un poco de todo y aviso que caminaría, ademas tenía toda esa información confusa que tenía que acomodar para entender lo que estaba pasando con su "amigo", tenía la sensación de que algo estaba raro y un poquito, como siempre, se preocupaba de que pudiera meterse en problemas, era demasiado mal encarado, y en el fondo también él quería verlo feliz. Pensaba todo esto cuando noto que había caminado sin saberlo derechito a la casa de los Bakugou, se regañó internamente y se detuvo con intención de volver a casa; al día siguiente tendría entrenamiento, ese privado que le daban con el fin de controlar el All for One correctamente; justo cuando pensaba en esto, con un helado de cono a medio comer vio a Todoroki, caminaba a cierta distancia suya y pensó en alcanzarlo, pero entonces lo vio caminar el sendero de esa casa, tenía las manos en los bolsillos y un bolso deportivo al hombro. Deku se detuvo en seco y dejó a su helado escurrirse gota por gota sobre su mano, qué estaba haciendo tocando la puerta de Kacchan, se preguntó cuándo lo vio tocar el timbre. - ¡voy, maldita sea, ya voy! - se escuchó desde dentro y la puerta de abrió, un Katsuki gruñón salió y abrazo a Shoto por el cuello girándolo 180 con su cuerpo, lo vio besar a Shoto y rodear su cuello con los brazos mientras se paraba de puntitas, y ahí, mientras su helado se convertía en charco su rostro cambió a rojo, sus ojos se abrieron y por un segundo sintió la mirada de Todoroki que no soltaba los labios de Kacchan pero con los ojos abiertos lo miraba por sobre la calle; -creó que tengo que hablar con Deku- dijo mirando los ojos rubí de su Güero antes de entrar a la casa. 

Un estallido (todobaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora