Capitulo 17

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Shoto volvió a casa con Rei, la separación de sus padres se iba disipando, podían incluso hablar, pero el perdón no llegaría fácil; pasaría sus días con Enji en la empresa familiar y las noches con Rei, serían tiempos de sanar y construir. Katsuki no pudo ni pisar la casa de los Bakugou, lo ayudaron a conseguir un lugar pequeño en la ciudad; era un espacio encantador, con un balcón amplio, la entrada daba a paso a pequeño pasillo, a la izquierda una puerta al cuarto de lavado y una más a la  alacena, un cuarto pequeño construido bajo las escaleras que daban a la habitación que era un medio segundo piso, y a la derecha un baño amplio, el resto del espacio era abierto,  comedor, cocina y un sofá frente a la televisión; se acomodó rápido, estaba acostumbrado a estar solo y lo cierto era que sus viejos habían agradecido la temprana partida, eran una pareja feliz en los suburbios.

Tendría tiempo de ver a su dos caras en uniforme de héroe; se reía un poco al recordar que durante esa última ceremonia, su graduación, le había arrancado del cinturón uno de esos tubos metálicos que seguía sin saber para qué diablos tenía y lo sustituyo con una pequeña granada verde y poder colgar ese tubito en suyo; lo había hecho frente a todos cerrando el pacto con un beso; no habían hablado con la familia de Todoroki pero ese había sido un mensaje para Endevour. Firmaron contratos diferentes, Katsuki quedó al cuidado de Hawks; esa generación, salvo Deku que optó por continuar solo, tomaron contratos que todos esperaban, la sorpresa de Ground Zero negándose a firmar con Endevour había sido importante, pero sabía que tenía cosas que aprender y un choque que evitar.

Las primeras semanas fueron conflictivas; Rei miraba al chico con recelo, conocía por cartas y medios su reputación, pero también veía con terror sus reacciones y cómo su hijo por alguna razón reía cada vez que el otro gritaba, la hacía sentirse incómoda cuando llegaban juntos, pero llamaba su atención como ese sujeto gritón y altanero daba vueltas a cada palabra de su hijo, apenas sin decirle nada se levantaba gruñendo a traerle cosas o lo seguía; aún así esa personalidad estridente no le era del todo agradable, no entendía cómo había pasado eso y en fondo no quería hacerlo.

Las primeras veces que llegó a la casa familiar estaba emocionado, era más que oficial, eran una pareja, había intentado poner de su parte para ganarse el corazón de Rei, la ayudaba con los quehaceres, respondía con rapidez a los caprichos de su dos caras, se dejaba querer; se emocionaba al extremo cuando Shoto le pedía quedarse con él, volver a compartir la cama, tomaba largas duchas y lo esperaba en una bata tradicional sobre el futon, lo consentía; amanecían siempre exhaustos y juntos, tenerlo era el paraíso; por desgracia fue uno que se fue deshojando.

Hacía un par de meses que evadía la situación; sabía que incomodaba su presencia; prefería no quedarse a dormir en aquella casa y poco a poco fue buscando formas para evadir las invitaciones; habían hablado, lo intentaban, cada una o dos semanas llegaban a juntos; cenaban en familia, charlaban mientras tomaban el té, seguía sin gustarle, siempre recibía los mismos comentarios parcos, las mismas dudas, aquello era una fase "¿cuándo van a superarla?" Preguntaba Rei Todoroki con frecuencia, "¿no puede controlar su temperamento?, tarde o temprano acabará mal; debes buscar a alguien que te quiera bien" Sus palabras dolían pero la entendía, el infierno que ella había vivido era algo que seguirán cargando todos, pero: ¿si Enji se merecía una oportunidad, por qué él no?. Ahora estaba sentado frente al plasma volviéndose a hacerse las mismas preguntas; Shoto habían prometido llegar hacía tres horas, la cena se había enfriado ya y él a esas alturas estaba medio borracho, un mensaje, le había mandado un maldito mensaje para avisarle de la cena familiar de improviso, estaba enojado, estaba triste y ahora además estaba borracho; prefería el sabor amargo de la cerveza que el Sake pero procuraba tenerlo para su novio, era tan malditamente tradicional; ahora llevaba media botella y un six, seguía esperando en silencio, prendió la televisión solo para toparse una maldita entrevista de padre e hijo.

Se veía guapísimo pero era malísimo en aquellas cosas; estaba poniéndose muy borracho, se quedó mirando y siguiendo el reloj de las noticias; habían salido hace ya unos meses de la UA y salvo por la estatura su novio se veía exactamente igual, con ese traje azul y nombre que no significaba nada; abrió otra lata, seguirían intentando obtener el apoyo de la familia Todoroki, Natsuo era el único que parecía feliz de verlos juntos, pero estaba a punto de terminar la universidad y los veía cada vez menos; Endevour no había podido siquiera tener una opinión y por su bien lo estaba aceptando todo a regañadientes, salvo que su opinión era tal vez la menos importante.

Se veía guapísimo en ese traje, frente a las cámaras a espaldas de Endevour, el rescate había sido un éxito, el nivel de velocidad y el coraje en la acción del héroe eran envidiables; se veía guapísimo en pantalla, tenía casi 4 horas de retraso, Bakugou estaba seguro que lo habían plantado, se levantó, tomó otra lata del refrigerador y la sirvió mezclandola con Sake, busco por la cocina alguna bolsa de frituras y volvió al sofá; -un par más y a la cama- pensó, tendría el día libre y por la mañana podría preparar algo de Ramen picante para la resaca. Se veía tan guapo en pantalla, la entrevistadora lo miraba coqueta, como podría no hacerlo, no estaba pensando en nada cuando dejo el vaso en la mesita frente a él y se bajo los pantalones deportivos, eran amplios y negros, los resortes le llegaban a media pantorrilla, los vellos rubios brotaron desde su vientre y se alzó la playera, volvió a tomar el vaso para darle un enorme sorbo, la mitad al menos de la cerveza, luego se miró, estaba a punto de masturbarse con las noticias de la noche mientras veía a su novio hacerla de héroe. Tomo su pene con la izquierda y el vaso con la derecha y comenzó en medio de las preguntas que le hacía la entrevista a Shouto, vaya nombre de héroe, pensó, pero no se detenía, se terminó de un trago lo que quedaba en su vaso y lo dejó, se escurrió sobre el sillón para tener un poco más de control y continuó, movía su mano de arriba para abajo, presionando y corriendo un par de dedos sobre sus testículos mientras con la otra se acariciaba los pezones, se le había hecho hábito de tanto sentirlo, cerró los ojos, se guiaba con la voz de su novio en la pantalla.

-¡soy un imbécil!- gritó al correrse sobre su mano; era tarde y estaba muy borracho, hace seis horas que esperaba a Shoto, era un imbécil y estaba borracho; se levantó con pesadez del sillón, tomó otra lata del refrigerador, comenzó a beber mientras apagaba las luces de la entrada luego el plasma y comenzó a subir las cortas escaleras a su habitación, apagó las luces al subir y se terminó la lata de un trago para dejarse caer boca abajo sobre la cama.

Con el amanecer comenzaron las llamadas, había prometido pasar a casa en su día libre, habían prometido ir a almorzar; pero seguía solo, tomo la tercera llamada de su vieja y anunció que iría solo, pero tenía que terminar de limpiar el apartamento y sacarse algo la resaca, se levantó con pesadez y bajo; le dolía la cabeza, se detuvo en la cocina y vio el desastre a su alrededor, busco en los gabinetes un par de aspirinas, "¡soy un idiota!", pensaba mientras miraba las burbujas crecer en su vaso, encendió como pudo la cafetera, se tomó de un trago las dos aspirinas y comenzó a limpiar, calculó el tiempo, si se sacaba la resaca rápido podía estar en camino en un par de horas; seleccionó una lista de reproducción y comenzó.

Eran tal vez las once de la mañana cuando el teléfono volvió a soñar, "idiota" pudo leer en la pantalla; decidió no contestar, Shoto seguramente tendría un gran pretexto para haberlo dejado plantado y uno más para no acompañarlo; maldito idiota, pensó y dejó al teléfono sonar en la cocina; se apresuró al ver la casa limpia y entró al baño, preparó la bañera y salió a buscar una cerveza en el refrigerador, ni las aspirinas ni el café habían hecho una mierda por su resaca, se había portado como un imbécil toda la noche; ahora pagaba las consecuencias; oculta por ahí encontró a la resagada, se la llevó y la puso a un lado de la tina; una ducha corta antes de sumergirse, se bebió la cerveza sin salir del agua, la sensación era fabulosa; el teléfono volvió a sonar "idiota"; estaba más calmado,

-¿qué mierdas quieres?-

-amor, ¿por qué no contestabas? Mamá quería hablar,-

-nada; está bien, tenía resaca, lo hablamos por la tarde, idiota, no me vuelvas a dejar esperando, se siente horrible- dijo antes de colgar.

Tenía un poquito de ganas de llorar. 

Un estallido (todobaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora