Capitulo 8.

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Busco y busco entre cada rostro al culpable, cómo saberlo; los detalles no solo aparecían en su escritorio, estaban en todas partes, incluso en casa; siempre eran raros, no eran cosas que Bakugou disfrutará, solo clichés, como sacados de una revista, calculados de forma aleatoria; no era alguien que lo conociera bien eso era seguro. Mina y Uraraka disfrutaban los regalos, el primer día, el primer pan de crema se preocuparon -¿pelearon?, ¿qué hizo?- pregunto Ashido; -ya les dije que el maldito dos caras no lo dejó, no sé quien mierdas fue-

-Una chica, tal vez; eres aterrador, sabes, si me gustarás buscaría una forma así de discreta para acercarme, Bakugou-kun; confesarse sería de terror- dijo Uraraka; -Gracias, pequeña idiota- contestó. Pero lo cierto era que si se sentía observado; primero su escritorio, luego su locker, la sala común y ahí estalló la bomba; lanzó aquel sándwich de frutillas con su nombre endosado al frente, era media tarde, las clases habían terminado y cada grupo se juntaba en la sala común a charlar, algunos hacían los deberes, otros comían; y una explosión sonó, Katsuki intentaba llamar la atención de todos -¿quién mierdas me está dejando estas cosas?; malditos idiotas, si es una broma los voy a matar a todos- gritó como salido del maldito infierno mientras la cosa salía volando y aterriza justo frente a todos dejando crema dulce a su paso. Curiosos ante aquello Mineta y Denki se acercaron; la etiqueta era una joya "para Katsuki; chico sexy" y al reverso "¿te han gustado mis regalos?"; esa parte no la había siquiera notado; cuando los dos lo leyeron en voz alta se lanzó sobre ellos y la arrebato de sus dedos; Shoto se levantó cauteloso, camino entre el barullo de risas, se detuvo justo frente a él, le quitó aquello de las manos, lo reviso, lo giró, lo leyó de nuevo y se fue, camino directo al ascensor sin decir una palabra.

Eijiro noto aquello y se acercó, -bro, vete ya- le dijo bajito tomándolo del hombro; Katsuki seguía rabiar -es una maldita broma- dijo todavía en modo homicida, -voy a matar a quien esté pensando que esto es gracioso, escucharon- dijo soltando pequeñas explosiones de las manos y avanzó.

-si quieren una muerte violenta, esta es la forma en la que se logra- dijo Eijiro distrayendo la atención de su amigo que avanzaba con paso confuso al ascensor; ni lo pensó; seleccionó el 5 piso y camino despacio hacia la habitación de Shoto; tocó bajito, había sentido esa aura difícil de Todoroki, sabía que en aquel silencio estaba pasando algo grave. -abierto- escucho desde dentro y trago saliva antes de entrar. -en verdad creo que es una broma-, dijo al cerrar la puerta; aún no avanzaba cuando sintió a Todoroki frente a él; -¿seguro?- escucho, y sintió una mano helada tomarlo de la mejilla, -¿estás seguro Katsuki?, si me dices que no tienes idea, te voy a creer, pero di la verdad, ¿coqueteabas con alguien más?- continuó la voz en su oído; -mierda, mitad y mitad, ni siquiera tenía la intención de salir con alguien de la academia, claro que no coqueteo con nadie; no estoy enojado por nada- dijo con las manos pegadas a la puerta y sintiendo aún el tacto frío sobre su rostro;

-bien, te creo- contestó Shoto, pero no se movió, respiro fuerte, como sacando toda la molestia y con esa mano helada jalo el rostro de Katsuki, lamió un poquito sus labios y espero una respuesta, Bakugou cerró los ojos y abrió un poco lo labios, busco la boca que sentía tan cerca y se unieron en un beso; la lengua de Shoto se apresuró, entro de lleno en su boca y comenzó a juguetear con la suya, se paseó por el paladar, lamió los labios, los mordió, primero uno, luego presionó su labio inferior entre los dientes. Sintió una mano cálida correr por bajo su camisa y sobre su cintura; lo jalaban con fuerza, sin pensar siquiera dio un salto, rodeó el cuello a de Todoroki con los brazos y su cintura con las piernas, gruño y sintió cómo avanzaba por el cuarto hasta el futon, su cuerpo se estrelló con la delgada colchoneta del suelo y sintió el pesado cuerpo de su compañero sobre él y un par de manos que habían abandonado su posición para pelear con los botones de su camisa; -me la debes, Kats- dijo al separarse un poco el beso, y comenzó su camino con la lengua al cuello; ahí Katsuki sintió un segundo de dolor, la boca de Shoto mordía y succionaba su cuello con tal fuerza que el dolor se le mezclaba con deseo y comenzó a agitarse, con las manos apretaba la camisa con fuerza, pero no lo retiraba, no le negó nunca ese momento; sentía una confusión de placeres, ese dolor punzante en su cuello se confundía, le estaba gustando, pero no tenía del todo claro por qué; sintió dos manos recorriéndolo, apretando sus muslos, jugueteando por debajo de la camisa. -¿Quieres?- escucho en su oído; -sí- y su boca se llenó de nuevo.

Aquel beso se prolongaba, -Bakugou, necesito que me sueltes- resonó con una voz grave, apenas lo había notado; sus piernas lo seguían rodeando por la cintura y era tal el amarre que apenas le permitía moverse lo suficiente; el calor sofocante que ambos sentían dio paso a miradas pícaras y besos cortos; -mierda odio esta cosa, puedo sentir el maldito piso- contestó mientras se soltaba del abrazo y comenzaba a desabrocharse el uniforme; se fue quitando la ropa sin notar que Shoto solo lo miraba, se había recostado a su lado, y estaba quieto solo mirando: la camisa, el pantalón, la playera, el bóxer; -bueno, te me vas a quedar mirando, idiota, o vas a hacer algo con esto- gruño con una sonrisa del lado. Katsuki siempre lo retaba de esa forma, esperaba un poco más de él; un día iban a tener que enfrentarse de nuevo y sabía que la exigencia se trasladaría al campo de batalla y esta vez no le perdonaría que dudara, todo el tiempo lo ponía al límite; pero de momento, por una noche al menos tenía a un gatito impaciente. Sin dudarlo más comenzó su batalla propia contra el uniforme y buscó el cuerpo de Bakugou; lo lleno de besos suaves, lo acariciaba con delicadeza, pasó de nuevo por su cuello adolorido y su rostro, mientras recorría sus muslos con sus manos; aquella parte de él le encantaba y sabía que obtendría de vuelta pequeños gemidos graves, pellizcaba y acariciaba; todo se volvió más lento, no estaban corriendo, estaban disfrutando cada pequeño beso, cada pequeña muestra de afecto.

Tres golpes en la puerta, secos y sonoros -Todoroki, ¿está todo bien?, solo te fuiste y Momo preguntaba si algo había pasado, supusimos que sabías que pasaba con Kacchan- dijeron tras la puerta, una más suave -es una mala broma Todoroki- remataba; Shoto sonrió soltando a Katsuki y riendo un poco sobre su hombro -si no hacemos ruido pensaran que estoy dormido- dijo en murmullos.

-el imbécil de Deku no va a dejar de joder, ve de una vez, idiota- contestó Katsuki empujándolo y buscando por ahí su ropa; Shoto se levantó -Un momento, denme un segundo- dijo mientras se vestía; de nuevo sobraban prendas; Bakugou había tomado solo su camisa y pantalones y camino al balcón, ese maldito parkour que servía tan bien en la batalla y era a veces también una promesa, aquel cuerpo trabajado y marcado era  increíblemente flexible, lo vio desde la puerta en cuclillas sobre la orilla, brincar y girar en pleno aire para sostenerse de la orilla apenas con los dedos y luego saltar; su chaqueta y boxer se quedó sobre el piso, la puerta se abrió y la voz tosca de Shoto comenzó a hablar mientras daba el paso a Midoriya e Iida; -te aseguró que no estoy relacionado con lo que sea que le pase a Bakugou, solo que estaba demasiado cansado para ver su rabieta- dijo al sentarse frente a la mesa y con la mano pedirle a sus compañeros hacer lo mismo.

-En mi opinión puede ser una broma, tal vez Karishima y Kiminari; solo no me sentía de humor para aquello- continuó; intento desviar un poco la charla, pero Iida tenía otras intenciones-es un gesto interesante, pero quién podría sentirse atraída a alguien como Bakugou, es incapaz de reciprocidad alguna- dijo; -Kacchan debe sentirse confundido, espero pase pronto o va a estallar- dijo Midoriya. -No es mi asunto- dijo Shoto casi entre gritos, su semblante había cambiado, un poco de orgullo herido tal vez, tal vez es que él sabía que si había alguien tan suicida como para querer estar con esa bomba de relojería.

Aquella noche acabaron por dormir separados, pero ni los regalos cesaron ni la tensión que Todoroki mostraba, alguien más intentaba conquistar a su güero y temía lo podía llegar a pasar. 

Un estallido (todobaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora