Capitulo 27

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Katsuki se sentía cómo nuevo, la carga de Dabi se diluía y volvía a sentir las miradas de Shoto todo el tiempo: a veces era dulce, suave, lo trataba con cuidado, otras era impositivo, arbitrario; pero estaba jodidamente centrado en él y esa sensación lo tenía de momento de vuelta a los dieciséis; siempre habían sido como una pareja vieja; hablaban todo el tiempo de cosas mundanas y las discusiones fuertes tenían casi el mismo tono; Bakugou deambulaba por la casa entre maldiciones,

-maldita sea, jodido Icyhot, como jodidos te bañas, el maldito lugar parece un campo de batalla; ahora tengo que limpiar todos los malditos charcos que vas dejando, no me jodas-

Se quejaba mientras pasaba una y otra vez el trapo por el cancel de la regadera y fregaba la tina; algunas discusiones eran solo raras, su cuerpo siempre se sentía templado aunque para el resto era evidente el cambio de temperatura; bañarse con agua fría o caliente era mero compromiso, algo que había aprendido y a veces solo no podía controlar la temperatura, lo dejaba pasar, y aquel apartamento se convertía en un sauna que luego de unos minutos condensaba, Katsuki se pasaba los siguientes diez o quince minutos limpiando las gotitas de agua de todo el lugar; le había costado un chingo medio enseñarle a su novio como limpiar y cuidar su espacio para tener que perseguirlo con frecuencia de esa forma; no le gustaba la idea de hacerse cargo solo de las labores del hogar, pero ese punto aún lo seguían trabajando,

-Esto es mi maldita culpa, joder, mi maldita culpa por acostumbrarte-

le gritaba desde la cocina mientras lavaba esa cosa inútil para el té; él no lo tomaba con frecuencia, prefería tomar café por las mañanas y en las tardes mientras charlaban de su día cuando les era posible encontrarse; pero ese juego para té lo odiaba un poco, tenía esta base de bambú que había que limpiar con cuidado y luego la charola con pequeños agujeros por toda la superficie y ese cerdito regordete al frente que a estas alturas sentía que lo miraba  como diciéndole: "te vas a tardar media tarde lavándome", el problema era el ritual, esa maldita forma de servirlo y desperdiciarlo y dejar pegajosa esa cosa; lo veía con odio, Shoto ponía la tetera y la cafetera al mismo tiempo, preparaba las hiervas y las servía en un cuenco tradicional que tapaba, esperaba un poco y vaciaba esa primera infusión sobre el cerdo de cerámica, volvía a llenar la tetera y esperaba, ahora si para servirse en esa una tacita de cerámica pequeña y redonda; se requería práctica para tomarlo, pero tenía ventaja, no podía quemarse con las piezas hirviendo; había algo además que lo torturaba, su novio ya no tomaba el té amargo, le soltaba siempre un gran chorro de caramelo que se quedaba pegado en la taza y era una joda tallar después, lo olfateaba y sonreía; una parte dentro de él sentía que aquello era lo más romántico que hacían por él, sabía que era el olor no el sabor lo que elegía Shoto, le ponía caramelo a las cosas porque con el calor ese olor brotaba de la taza y  lo recordaba.

Katsuki llegó primero, había sido una jornada larguísima, al final del día tuvieron una reunión con algunos de los héroes más importantes y la jefatura de policía, había evidencia para creer que había vigilancia constante a Eri, ahora una adolescente, que cada día mejoraba el uso de su quirk y que con la ayuda de todos los héroes se estaba convirtiendo en una futura heroina; el tiempo había pasado demasiado rápido, casi 10 años desde que había aparecido en el panorama, rescatada y protegida por la UA, ahora era mayor y aunque su quirk era increíblemente complejo ella estaba construyendo un camino propio que pudiera ayudar a otros, se sentía aun cercana a Deku a pesar de todo, tenia afecto y amor por todos esos adolescentes que hoy estaban ya en la lista de los 50 mejores, algunos con ranking mayor o menor, pero esta generación era aun un equipo fuerte que mantenía la paz; Eri los apreciaba de distinta manera, Shoto y Bakugou eran algo así como un ensueño para ella, le gustaba seguirlos y mirarlos como esa historia romántica que se tejía entre bambalinas, se divertía con Katsuki, le entretenía verlo fúrico o verlos charlando casi en distintos niveles, como si ambos vieran distintos mundos y de pronto pudieran llegar a uno solo;  aquí estaban ahora pensando de nuevo lo que podría pasar si Eri era alejada de ese universo heroico, si lograban hacerse de su poder;

Un estallido (todobaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora