Tokyo Revengers | ONESHOTS

Manjiro Sano

Veías al rubio dormir en aquel sofá y tu sentada en el suelo frente a el con una sonrisa en tu rostro, para ti de veía tan lindo así, tan tranquilo, sin preocupaciobes sin nada ni nadie que vaya a dañarlo o tener esa necesidad constante de estar a la defensiva.

Verlo dormir de esa forma te daba felicidad, porque sabías que Mikey era alguien que dependía emocionalmente de las personas y las estaba perdiendo, como si no valiesen nada, al conocerte, se aferro como nunca se había aferrado a nadie en su vida, solo le regalaste los Dorayakis que su amigo no le pudo comprar y apartir de eso no parabas de encontrarte con unos pandilleros.

Pero ellos eran buenos, él era bueno.

Pasaste tu mano por su mejilla, se removío un poco y luego sonrío como si reconociera tu tacto, su mano fue hasta la tuya y la tomo delicadamente, no estaba despierto, te diste cuenta tan pronto su mano volvío a caer soltando un poco la tuya, pero la dejaste ahí, tocando con uno de tus dedos su mejilla y rozando con los demás sus labios.

Pasaste un largo rato a ti y suspiraste, ibas a dejarlo dormir tranquilo, debía ser algo incomodo tener a alguirn observandote mientras duermes y despertar con esa imagen, pero cuando ibas a quitar tu mano el mismo rubio te lo estaba impidiendo.

-No te vayas. -susurro pasandose la mano por su ojo aún acostado.

Sonreíste ante la nueva imagen que te estaba dando aquel chico, sabías como era con los demás y como era con sus enemigos, como era con los que se metían con sus personas importantes.

Y apesar de todo lo que sabías solo podían pensar en una cosa de el, solo una que juraste nunca borrar.

El es solo un niño inocente.

Te sentaste frente a el nuevamente y cuando dejo de ver todo a su al rededor borroso te sonrío levemente y bostezo, aún tenía sueño, ibas a decirle que continuara durmiendo pero apreto el agarre en tu mano, sinnintenciones de hacerte daño.

Mirandote a los ojos, como si estuviese intentando tener la valentía de decir algo o quizás queriendo decifrar lo que pensabas o lo que querías decir, no lo sabías hasta que hablo.

-Quiero casarme contigo en el futuro.

Te tomo por sopresa aquella repentina propuesta pero sonreíste, le sonreíste mirandolo, sabías que lo decía en serio y no en broma, querías reírte de los nervios o solo querías abrazarlo y no soltarlo nunca para que nadie le haga daño o simplemente hacer ambas al mismo tiempo.

Borraste esos pensamientos rápidamente, te estaban pidiendo matrimonio con quince años, el esperaba impaciente tu respuesta aunque se mostrara tranquilo, solo le habías dado una sonrisa pero ¿cuál era tu respuesta?.

-Suena bien. -Comentaste.- _______ Sano. Me gusta como suena tu apellido en mi nombre.

-A mi también me gusta. -Respondío dandote una calida sonrisa.

Dios, sin duda explotaste internamente con eso que acababa de decirte y en ese momento te diste cuenta de que estabas tomando la mejor decisión de tu vida.

Incluso doce años después te diste cuenta de que esa fue la mejor desición de tu vida, porque tu pudiste salvarlo.