Nahoya Kawata

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El día había pasado de forma aburrida, no sabías que hacer exactamente y el aburrimiento a veces causa enojo y tú enojada limpiabas o peleabas contigo misma o con la persona que estuviera frente a ti, ese día pensaste que lo mejor era la primera opción.

Limpiaste tu cuarto, la sala y la cocina, hiciste tareas pendientes y en eso se fue todo tu día, ignorando totalmente tu teléfono, era de esos día que incluso el teléfono era aburrido.

Te sentaste en el mueble cansada de hacer tantas cosas a lo largo de ese día común y cerraste los ojos intentando relajarte un poco, pero tan pronto lo hiciste escuchaste como tocaban tu puerta y el timbre de tu hogar de forma desesperada eh insistente

Bufaste poniendo los ojos en blanco y gritaste con enojo un "Ya voy", mientras te preguntabas mentalmente "¿Por qué los días que más cansada estoy, cuando voy a descansar es que me llaman?".

Aunque también pensabas en quien podía ser tan insistente como para visistarte de forma casi necesaria, ni siquiera tu madre preocupada dejaba tantos mensajes o llamadas a tu teléfono.

Cuando abriste la puerta viste a tu novio, un chico lleno de sonrisas, que literalmente, lo veías eh incluso tus días más oscuros, tristes y grises se convertian en felicidad.

-Hol... -Fuiste interrumpida.

Un abrazo, él te estaba abrazando aferrandose a ti con todas sus fuerzas, no quería hacerte daño pero el abrazo tenía tanta fuera que sentías que ibas a morir por falta de aire.

Pero el agarre se hizo cada vez más débil, aunque aún continuaba abrazandote con todas sus fuerzas.

-Eh, Nahoya, ¿Que Pasa? -En otro momento lo hubieses llamado por su apodo "Smiley", pero ahora parecía algo más serio o al menos eso pensabas.

Él es un chico muy cariñoso y con él nunca, nunca te falta afecto, abrazos, besos, mimos o lo que sea, el siempre estara para darte mucho cariño.

Pero ahora es diferente, anteriormene el abrazo era tenso y ahora es aliviado y transmite paz. Estabas preocupada de que era lo que pudo haberle pasado a tu chico de hermosas sonrisas.

Sin haber contestado aún tu pregunta beso tu mejilla y luego tu nariz, mentón, tu otra mejilla y tu frente, hasta que respondio.

-Pensaba... -Se interrumpio para besar tus labios, luego continuo.- No contestabas mis mensajes, ni llamadas en todo el día... Creí que te paso algo malo.

Sonreíste enternecida y con las mejillas algo sonrojadas por las muestras de afecto, le sonreíste y besaste sus labios.

-Cierra la puerta, vamos hacer maratón de películas donde nos abrazaremos hasta caer dormidos.

Al escucharte decir eso asintio y como un niño al que le acaban de comprar un dulce sonrío de aquella forma sincera y tan alegre, de esa forma tan unica que solo él tiene.

Tokyo Revengers | ONESHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora