𝘗𝘢𝘳𝘵𝘦 𝘋𝘪𝘦𝘤𝘪𝘯𝘶𝘦𝘷𝘦 🌈

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Traigo junto conmigo un botiquín de primeros auxilios para curarle las heridas a Jiwon, ella está sentada en la cama, un poco intranquila, ya estoy mas sobrio, se puede decir que con el susto que me dio y eche un poco de agua en la cara para refrescarme, aún tengo el sueño, pero tengo que primero curar a Jiwon si no lo hiciera sus heridas podrían empeorar.

Me agacho hasta quedar frente a ella, mira atentamente todo mis movimientos que hago, tomo primero una mano, y empiezo a curarla con un algodón, suelta pequeños quejidos por el ardor entonces se me ocurrió soplar la herida para que sea menos el dolor. Así voy cuadrando todas hasta que terminó con las manos, les pongo una venda a cada una, ahora viene el momento incomodo, o creo que es incómodo para mí.

Me levanto para poder ver bien sus labios cortados, me posicionó entre sus piernas.

— Alza la cabeza. — Le digo y ella lo hace con su seño fruncido.

Tomo el algodón y lo paso lentamente por sus labios, no son abultados, ni si quiera puedo ver el superior bien, solo es una línea fina, mientras que el inferior es más grueso, haciendo que parezcan perfectos.

Ella se vuelve a quejar por el dolor, me acerco hacia ella con su mirada atenta y soplo levemente sus labios, ella mira como lo hago en silencio, el ambiente se vuelve incómodo, así que me separo de ella ya que termine, por último le puse una curita en el interior cerca de la comisura ya que ahí fue un corte un poco profundo.

— Listo. — le digo alejándome de ella para guardar las cosas que utilicé.

— Gracias. — Fue un murmuro, pero lo pude oír claramente.

Voy hacia el baño para dejar allí el botiquín, al entrar nuevamente en mi habitación me encuentro a Jiwon durmiendo plácidamente en esta, sonrió inconciente y me acerco a ella para tomarla al estilo princesa, seguro que más tarde no sé acordará. Camino con ella entre mis manos, su perfume entra por mis fosas nasales como si fuera el olor más esquisto que podría existir, la acuesto en su cama, y me quedo más tiempo de lo que lleva cerca de ella, no se por que, pero quiero estar así observándola. Ella abre los ojos por un momento, me alarmó un poco dejando espacio, ella sonríe débilmente antes de susurrarme.

— Me gustan tus labios. — Fue solo un susurro mínimo, pero por el silencio que había y que toda mi atención estaba en ella pude oírla.

Salgo de su habitación para entrar en la mía, me acuesto en mi cama, en el mismo lado donde Jiwon estaba antes, no sé si es que aún me queda un poco de alcohol en mi sistema pero huelo la almohada, aún tiene su olor, cierro los ojos para dormir, y antes de caer en un profundo sueño sus palabras resuenan nuevamente en mi cabeza.

Me gustan tus labios

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Salgo de la habitación, siento el olor a café que seguramente están preparando para la gran resaca que deben de tener los chicos.

Al entrar en la cocina veo a Jimin, Taeyeon y Jungkook en la isla de la cocina mientras Jiwon se movía de allá para acá seguramente preparando el desayuno, todos tienen una expresión cansada, Jungkook está con la frente pegada al mármol blanco mientras se queja en tono bajo, Jimin se frota la sienes mientras dice que no volverá a beber nunca en su vida y después está Taeyeon mandando a callar a Jimin por el "ruido" que estaba haciendo y por último estaba Jiwon que parecía no haberse emborrachado, tatareaba alguna canción seguramente de Ateez mientras revolvía algo.

— Buenos días. — digo y todos posan la mirada en mi.

Me siento al lado de Jungkook, pongo mi mano en su espalda y el voltea el rostro sin despegar su cara de la meseta.

— ¿Mala resaca? — aunque tuviera un fuerte dolor de cabeza no sé por qué estaba de buen humor.

— ¿Tú que crees? — espetó algo molesto.

Volvió a su posición anterior, como parecía que nadie estaba de humor para hablar me limité a observar como Jiwon hacia el desayuno, llevaba puesto aún un pijama de pantalón corto y una camiseta eran de seda color verde pálido. Seguramente eran al rededor de las doce o una de la tarde o quizás más tarde de lo que pienso.

Jiwon se acercó a nosotros con la cafetera en la mano y unos vasos.

— A ver borrachos, tomase un poco de café. — hablo con diversión en su voz.

Tome un baso de los que puso en la meseta y ella los lleno de café, los demás se levantaron a puras penas de como estaban para tomarse el café, se quejaban por todo y yo tenía que reprimir una risa para que no me oyeran

Todos se fueron nuevamente a dormir, y los entiendo por qué yo también tengo sueño pero por reírme de ellos me tocó fregar todo, hago una mueca de disgusto entonces oigo una risa suave de parte de Jiwon que ahora está sentada donde estaba antes Jimin tomándose su café.

— No te rías. — le digo con la misma mueca. — debería estar durmiendo y en vez de eso estoy fregando.

— Es que tú mueca fue graciosa. — ríe de nuevo. — iba a fregar yo pero lo más justo era que lo hicieras tú, los chicos lo dictaminaron así.

— Claro. — ruedo los ojos.

Todo se queda en silencio, entonces caí en cuenta de lo que pasó está mañana, o mejor dicho de lo que Jiwon me dijo esta mañana, inconscientemente me pongo tenso, ¿Se acordará ella? Por dios que vergüenza aunque creo que el que tendría que tener vergüenza es ella, tal vez no se acuerde.

— Listo. — digo más para mí mismo que para Jiwon cuando termino.

Me pongo frente a ella, tiene la taza en sus manos mientras bebé el café, mantenemos el contacto visual, ella lo rompe para dejar la taza en la meseta, entonces miro la comisura de sus labios los cuales aún tenían la curita que le puse, mi vista pasó a sus labios en general los cuales los tiene rosados intenso y un poco hinchados seguramente por lo caliente que estába el café, se ven suaves desde aquí, muy suaves, entonces salgo del hechizo y siento que me estaba mordiendo el labio mientras miraba los suyos.

¡Dios mío ¿que estoy haciendo?!

Incómodo trato de sacar algún tema de conversación.

— En, pareces no tener resaca.

— Es que, no tengo resaca. — ella sonríe.

— Creo que tienes algún súper poder o algo así, todos estábamos más que borrachos anoche.

— Si, no se pero nunca e tenido una resaca como tal si así se puede decir.

— Pues eres una suertuda. — sonrió de lado.

— Supongo. — ella sonríe y se encoge de hombros.

Y entonces vuele el silencio donde volveremos a miramos mutuamente.

— Me voy a dormir otro rato. — digo algo  incómodo.

Y salgo de allí disparado para mí habitación con las mejillas ardiendo me.

Y salgo de allí disparado para mí habitación con las mejillas ardiendo me

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Giros del destino •|𝙺𝚃𝙷|• EDITADO ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora