Ay veces que las cosas no salen como queremos, tropezamos en la vida, conocemos personas que algunas se van y otras se quedan.
Pensaba que tenía un futuro junto a Mina.
Pero todo cambio en un giro bastante inesperado.
- ¡¿Sobornaste al señor que te...
Empiezo a desempacar las cosas del viaje, estoy más que agotado, me e tomado el día de hoy también para recuperar fuerzas del viaje y estos días.
Preparo algo de comer, como tranquilamente en la sala, y me pongo a pensar lo bien que lo pasamos estos días, mi mente cae en el día que Jiwon me dijo esas palabras borracha, creo que es estupido darle más vueltas a eso, no lo decía en serio.
Al terminar decido, acostarme a dormir un rato, lo cual caigo rendido al momento
En la tarde me llamó mi secretaria diciendo que el jefe de Jiwon quería hablar conmigo y como no tenía ningunas ganas de ir al trabajo les dije que fueran a una cafetería cerca de mi apartamento.
Al llegar pude verlos a los dos sentados esperándome, mi vista fue completamente atraída hacia ella, la cual llevaba puesto unos vaqueros que tuve que tragar saliva y golpearme mentalmente por pensar inapropiadas con sus vaqueros, llevaba una blusa formal que hacía ver su outfit más serio, junto con unas pequeñas sandalias de tacón bajo.
Deje de lado todos mis pensamientos y fui directo a ellos con una pequeña sonrisa les extendí la mano antes de sentarme junto con ellos.
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Al concluir el señor nos dejó solo a Jiwon y a mí, sentía que había tención en el aire, o tal vez era solo yo quien es estado constantemente arrascandome el cuello como si fuera a arrancarme lo, ella estaba todo lo contrario a mí, estaba tranquila mientras se revolvía un té o tal vez café.
Me quedé mirándola como el idiota que soy mientras ella tomaba de su taza, veo como ligeramente el líquido pasa por su garganta, trago saliva sonoramente.
¡Tengo que controlarme!
— ¿Como estás?
Bien, creo que a sido un poco estúpido.
Me mira extrañada, no se tal vez esta confusa o algo.
— Eh... ¿bien? — pregunta — supongo.
En realidad lo que quería era quitar el silencio incómodo pero veo que no a funcionado.
Nos quedamos así en silencio hasta que ella termina su café y algo incomoda se levanta.
— Ya nos veremos. — murmura nerviosa.
Y yo solo pude asentir como un niño.
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Caminaba por la calle, había salido un rato de el edificio, quería tomar aire fresco y caminar a donde mis pies me llevaran, me detengo en una pequeña tienda de veinticuatro horas para comprar una soda, veo en las estanterías las cajetillas de cigarrillos entonces recordé sus palabras.
Me debes una cajetilla de cigarrillos.
Sonreí y fui a donde estaba la dependienta y le di el dinero de lo que compré. Salgo de allí con una sonrisa en mi rostro, creo que el echo de volver a ver a Jiwon hace sentirme feliz.
Tomo el celular en mis manos y busco su nombre en los contactos, al segundo tono coge la llamada.
— ¿Taehyung?
—¿Podemos vernos? — fui directo al punto.
— Eh... si claro, ¿donde? — sonaba aún desconcertada.
— ¿Puedes mandarme la dirección de tu casa?
— Ahora te la mando por mensaje.
Cuelga la llamada y después de unos minutos me llega su mensaje, tengo que regresar a tomar el auto en el estacionamiento así que camino rumbo al departamento, menuda suerte que lo haya reparado hace semanas.
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Al entrar al edificio del departamento de Jiwon el señor que está en la recepción le llama para anunciar mi llegada, cuando el hombre me dice que puedo pasar camino a pasos apresurados había el ascensor.
Cuando llego a su puerta tocó un poco fuerte, después de unos segundos ella abre.
— ¿Tienes prisa o que? — me pregunta con tono de molestia seguramente finjida.
— Solo quería hacegurarme de que me oyeras.
— Pues mira que mi mamá lo escucho allá en Seúl. — me dice rodando los ojos. — pasa.
Entro y ella cierra la puerta detrás de mí, me quedo en medio de la pequeña sala sin saber que hacer entonces me pongo a observar el departamento, a la izquierda de la sala está un pasillo donde veo al final de este el refrigerador, seguramente es la cocina, y del otro lado ahí dos puertas que seguro es el baño y su habitación y frente a la sala ahí un balcón el cual no me deja ver por qué una cortina tapa la vista hacia allá.
— Siéntate. — su voz me saca de trance, me siento en un sofá color beige y ella al frente mio.
— A que se debe está horrorosa visita en mi humilde casa. — ella sonríe divertida, es contagiosa por qué yo también sonrió.
— Recuerdo mis deudas. — le sonrió y me dispongo a sacar la pequeña caja de cigarrillos. — Un Lannister siempre cumple su promesa.
—Ah, no me digas que te gusta Juego de Tronos. — exclama como si no lo creyera.
— ¿Que pasa? — pregunto.
— Yo odio Juego de Tronos. — me dice con una mueca en su rostro.
— Aburrida. — le digo para molestarla.
— Y tu un imbecil. — sonrió pero ella ya se molestó. — Dame acá esto. — toma la pequeña caja de un manotazo como si no se la fuera a dar.
Se levanta y sale a el balcón, cuando casi la pierdo de vista ella se gira hacia donde estoy yo.
— ¿Que haces aún sentado allí? — frunce sus labios. — Ven conmigo imbecil.
Salgo junto con ella y tomo aciento a su lado en unos de los sillones que tiene, la vista no es la mejor pero ella es la compañía perfecta. Saca un cigarrillo y lo lleva a la boca y lo prende, expulsa el humo antes de brindarme uno que lo tomo.
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