𝘗𝘢𝘳𝘵𝘦 𝘷𝘦𝘪𝘯𝘵𝘪𝘯𝘶𝘦𝘷𝘦🌈

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Conduzco en dirección a casa de Jiwon, aún recuerdo la ruta desde aquella vez que fui. Al llegar tocó el timbre, unas cuantas veces ya que no abrían la puerta, tal vez hice mal venir tan temprano, me regaño mentalmente por eso.

Escucho pasos hacia la puerta, cuando la abren sale su hermano con rostro adormilado y el pelo despeinado, frunce su ceño al verme. Claro, no me conoce.

— ¿Jiwon está?.

— Si. ¿Te conozco de algún lado? — pregunta con duda.

— Lo más probable es que me hallas visto en algunos lugares, soy amigo de tu hermana.

— Claro, eso debe de ser. — Asiente para si mismo. — pasa directo a la cocina allí está.

Entro en la casa y camino hacia la cocina, veo su delgado cuerpo delante de la estufa, aún tiene puesto un pijama verde y tiene el cabello desordenado suelto, al voltear se seguro sintió los pasos míos. Sus ojos encuentran los míos, nos miramos por unos momentos antes de que ruede los ojos.

— ¿¡Que te e dicho de pasar a la gente así como así!? — le gritó a su hermano.

— ¡Es tu amigo no el mio!

— ¡Claro! — dice y suelta una risa nasal.

Se voltea un momento y me encara con una taza de leche en sus manos, pasa por mi lado y va hacia la sala donde la sigo.

— Lo siento si molesté. — digo cuando me siento en el sofá, ella está en un sillón al lado mío.

— No te preocupes. Ya me acostumbré a que siempre estés molestando.

Hago un mohín de molestia y ella toma de su jarra. Hoy la veo incluso peor que antes, sus ojeras son más pronunciadas y su piel está pálida, aún así le veo hermosa, se me hizo gracioso al verla allí frente a la estufa y me imagino una vida juntos, sería genial.

— Vine por qué estoy preocupando por ti. ¿Estas segura que no tienes nada?

— Estoy perfectamente bien. Solo estoy cansada pero nada más.

— No lo sé. — Me detengo al ver el aparato que hay en la mesita central, es un inalador. — ¿Segura que estás bien? — le vuelvo a decir señalando el dicho aparato.

— Vale, solo tengo falta de aire, es normal ya que soy asmática estoy en crisis.

— Deberías ir al médico.

— Estoy bien, ya e pasado por esto antes no te preocupes.

Me quedo más tranquilo al saber lo que pasa, aún así siento angustia de que algo no va bien. Pienso que debería irme pero ya que estoy aquí podría hacer otra cosa que el estado pensando desde por la mañana, lo único que podría pasar es que me rechace pero eso no es nada.

Claro, no es nada.

— Jiwon.

— ¿si?

— Recordé lo que pasó aquel día en el hotel.

¡Miedoso!

— Que bien. — dice neutral.

— ¿No vas a preguntarme que pasó?

— Lo recordé el mismo día que desperté a tu lado. — Yo con preocupación de que nos hallamos acostado y ella ya lo sabía.

— ¿No podías habérmelo dicho? — pregunto entre dientes.

— Es mejor ver cómo te fundes el cerebro.

— Graciosa. — Arrugo la nariz.

— No te estoy echando de la casa pero tengo que salir dentro de unos veinte minutos así que creo que deberías irte. — me dice con una sonrisa.

— Me echaste indirectamente. — finjo que me afectó.

— Tómalo como quieras. — se encoge de hombros y caminamos a la salida.

Antes de salir me volteó, ¿acaso tengo  diecisiete? siento como mis mejillas se calienta. Lo haré si no no podré jamás.

— Jiwon ahí algo de lo que quiero hablarte. — digo tivuteando.

— Soy todo oídos. — se cruza de brazos esperando lo que tenga que decirle.

— Tu... — o no mis mejillas. — Me preguntaba si, podríamos-

— Si. — ¡Si!

Espera... ¿que?

— ¿Eh? — pregunto confundido.

— Era más que obvio que querías pedirme una cita Taehyung. — rueda los ojos. — Tenías los nervios de punta, no parabas de mover el pie derecho, te sudaba la frente. Ah y tenías las mejillas rosadas. — suelta una risa suave.

— Entonces ¿si?

— Si, ahora vete antes de que me arrepienta.

Me apresuro a salir, no quiero que cambie de idea por mis estupideces. Solo me falta algo por hacer. Me acerco a su rostro y le doy un beso en la mejilla, salgo disparado hacia mi auto. Cuando llego al auto grititos de una adolescente enamorada salen de mi boca entonces me doy cuenta que no estaba solo y que una parejita de ancianos me miran mal, les hago una pequeña reverencia y entro al auto muriéndome de vergüenza.

Cuando voy en camino pensando en mi próxima cita se me olvidó un gran detalle, ¡mierda! ¿como se me pudo olvidar?

Al llegar a él edificio saco el celular antes de entrar, marco su número y espero a que tome la llamada. Oigo como suspira antes de hablarme.

¿Ahora que Taehyung? — su voz no suena molesta o inritada, solo divertida.

— No acordamos que día y hora la cita. — digo y me muerdo el labio esperando a que hable.

Cierto. — ríe. — ¿Te parece bien pasado mañana en esa misma cafetería donde tiraste tu té en tus pantalones?

Hago una mueca de dolor al recordar las quemaduras que me dejó el té por mi torpeza.

— Claro. Lo recuerdo muy bien. — murmuro pero estoy seguro que ella lo escuchó.

A las tres de la tarde, me parece bien. ¿y a ti?

— Perfecto allí estaré. — digo sonriendo a el celular como estúpido.

Cuelgo la llamada y me encaminó casi dando saltos a mí departamento, no me lo creo.

Cuelgo la llamada y me encaminó casi dando saltos a mí departamento, no me lo creo

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Giros del destino •|𝙺𝚃𝙷|• EDITADO ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora