VII. Conversaciones y Oportunidades

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Tras veinte minutos que parecieron eternos llegaron al bar. El comentario de Hiroko había dejado en shock a Mischa.

¿Cómo Hiroko había llegado a una conclusión tan absurda como la que acababa de decir? ¿Cómo podía pensar que le gustaba Yuuri? Mischa se llevaba muy bien con él porque Yuuri era muy lindo
con todo el mundo, era amable y gracioso, además que le había salvado la vida. Era normal que Mischa pensara en él cuando se acercaba el almuerzo porque él lo traía o cuando se iba a dormir. ¿Verdad?

Se acercaron a una mesa donde habían cuatro chicos más, seguro todos amigos de Yuuri. Yuuri lo fue presentando y todos le fueron dando la mano.

―Este es Seung Gil, por aquí está Guang Hong, Kenjirou Minami y, mi mejor amigo, Phichit Chulanont.

―Mucho gusto, soy Mischa―Fue diciéndole a cada uno de ellos mostrando una bella sonrisa.

―Voy a pedir más trago― dijo Minami de pronto― Hey, Mischa, ¿por qué no me acompañas para traer las bebidas?

El chico obedeció dócilmente y despareció con Minami entre la pista de baile y el bar.

Guang empezó a contarle sobre su día a Seung Gil y se ensimismaron tanto que Phichit pudo empezar a hablar con Yuuri.

― ¡Vaya, vaya! ¡Qué guardadito te lo tenías!

Yuuri rió incómodo.

―No he guardado nada―explicó― Mischa está desde hace un par de semanas con nosotros, eso es todo.

― Pero sí te das cuenta que es muy guapo, ¿no? Porque no creo que tus problemas visuales sean tantos que no lo hayas notado.

Y vaya que Yuuri lo había notado. Hacía mucho tiempo que su corazón no palpitaba así por alguien. Pero no quería admitirlo gracias a que la última vez que se había enamorado, había sido de un imbécil que se había aprovechado de él. A partir de allí se había prometido no volver a darse por completo a nadie. No quería volver a sufrir.

―No quieras ver cosas donde no las hay―la sonrisa se esfumó del rostro de Yuuri―, él es hetero, me lo dejó muy en claro antes de llegar aquí.

―¿En serio?―preguntó Phichit algo decepcionado― Qué desperdicio de belleza.

Yuuri buscó a Mischa con la mirada en el bar y lo encontró sonriéndole amablemente a una chica que se le había acercado a conversar y pensó: "En verdad un desperdicio".

Ambos chicos regresaron con los vasos para todos y empezaron a ponerse al día sobre las novedades de la ciudad.
Por lo que Mischa pudo notar, la ciudad era tan pequeña que todos sabían lo de todos, no había persona desconocida, excepto...

―Y Yuuri―dijo Guang mirando al forastero―tú y Mischa han estado en la boca de todos.

―La gente habla porque no tiene nada interesante qué hacer con su vida―La respuesta de Yuuri buscaba restarle importancia al asunto.

―Decían las malas lenguas que se sentían campanas de boda entre ustedes dos―terminó de decir Guang.

Mischa terminó tan pasmado con la idea que escupió todo el trago que tenía en la boca. Enrojeció y empezó a toser tanto que Seung Gil pensó que necesitaría primeros auxilios.

― ¿Las "malas lenguas", Guang? ― espetó Phichit― ¿No te estarás refiriendo a ti mismo y a tu falta de vida sexual?

Guang miró a Phichit molesto pero éste ni se inmutó.

La noche, aunque tranquila, resultó por momentos incómoda para Mischa. Si bien no volvió a escuchar ningún comentario más sobre él y Yuuri, se quedó con las dudas. ¿En verdad todo el pueblo pensaba que él y Yuuri tenían un romance? ¿Pero de dónde diablos podía salir una idea tan descabellada como esa?

Abogado de CocinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora