VIII. Entrevista con los Plisetsky

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Una semana después de la conversación con Phichit, Mischa recibió la primera luz de esperanza.

El moreno le dijo que había conseguido que los Plisetsky se interesaran por él. Así que, un día a escondidas, se vistió con la linda ropa que Hiroko le había comprado, le dijo a Toshiya que se iría a caminar un rato y esperó sigilosamente al mejor amigo de Yuuri a la salida de la casa.

Un par de minutos después de salir, llegó Phichit en un Mercedes Benz negro muy lujoso y se pusieron en marcha.

―Un consejo, Mischa―le dijo el pequeño mientras manejaba―: no tomes lo que te digan tan en serio. El señor Nikolai ya está algo pasado de años y pues a veces dice y hace cosas raras y la señora Plisetsky es amable pero también muy superficial. Digamos que, lo que tiene en dinero, también lo tiene en superficialidad y vanidad pero es una buena persona. Te he recomendado mucho así que no me falles, ¿ok?

―Ok, Phichit, no te defraudaré―Le dijo muy emocionado―. Conseguiré ese empleo.

―¡Esa es la actitud!―exclamó Phichit sonriendo―Espero que no te moleste que haya preparado un Currículum por ti. Puse alguna de tus cualidades pero también puse que tenías un poco de experiencia en artes culinarias y limpieza, de otra forma no te hubiesen llamado.

A Mischa no le pareció tan malo el que Phichit hubiera escrito algunas cualidades a su favor. Después de todo, ¿Quién no exagera un poco al presentarse para un trabajo?

Veinte minutos después Mischa quedó impresionado por lo que vio.

Había escuchado la palabra "castillo" Pero nunca se había imaginado que en verdad lo era.

El era la atracción de la zona y la familia Plisetsky cuidaba mucho del mantenimiento del lugar porque muchas veces venían grupos de turistas a observar el castillo. Era en verdad un edificio hermoso en medio de una zona rural a tres horas y media de Moscú. Verdaderamente impresionante.

Phichit lo dejó en el umbral de la entrada principal y, abriendo la ventana, le dijo:

―Te tengo que dejar aquí, Mischa. Tengo que recoger al joven Plisetsky de su práctica de entrenamiento. Toca la puerta y te abrirán. ¡Te deseo mucha suerte!

Diciendo eso Phichit se fue nuevamente con el auto y Mischa empezó a sentir cómo el corazón le latía a mil por hora. Trató de respirar profundamente para calmarse y, cuando se sintió más relajado, tocó valiente la puerta.

 Trató de respirar profundamente  para calmarse y, cuando se sintió más relajado, tocó valiente la puerta

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Si el exterior del castillo era impresionante, el interior lo era aún más. Un recibidor que se extendía por dos pisos le dio la bienvenida con una araña impresionante de cristales Swarowski colgando del techo. Justo debajo se encontraba una mesa de fina caoba adornada con un hermoso arreglo de flores frescas que daba un toque menos formal, y el piso de mármol de Carrara era imposible de no admirar. ¡Ciertamente un lujo!

Un amable señor mayor lo condujo por un pasillo amplio lleno de cuadros hasta que llegaron a una puerta al lado derecho. El señor golpeó la puerta y al entrar exclamó:

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