¿Qué le espera a Victor Nikiforov en esta vida? ¡No tiene ni siquiera una!
Victor no trabaja para vivir, sino que vive para trabajar. Fuera de su trabajo desconoce todo lo referente a una vida. Pero, ¿Qué pasará cuando la muerte le toque la puerta y...
Advertencia: En este capítulo hay un Yuuvic. (Ya era hora, ¿no creen?)
------------------
Desde que comenzó a nevar en Moscú, el frente frío no quería marcharse de la ciudad. El cielo, lleno de nubes cargadas y oscuras, parecía ser la constante desde la última mitad de la semana anterior y parecía querer quedarse en la siguiente también.
Sin embargo, esto pasaba totalmente desapercibido para Vladimir Vasilevich, quien acababa de revisar los últimos informes que le había pedido a su secretaria. Luego de un fin de semana analizando cuidadosamente lo que el tal Novikov le había dicho en su departamento, la duda había crecido considerablemente y ahora los informes confirmaban lo que el tipo le había dicho: Había un traidor en la oficina y al parecer este se paseaba a sus anchas.
El viejo abogado no comprendía cómo. El suyo era el mejor bufete de abogados mercantilistas de todo Rusia, cualquier abogado del rubro moriría por trabajar allí, aún más convertirse en uno de los socios. El sueldo era, por mucho, el mejor del mercado y las ganancias de los socios eran exorbitantes. No podía ser que hubiera alguien que quisiera confabular contra su propia fuente segura de dinero y, sin embargo, las evidencias eran muy claras. En sus manos tenía la lista de cinco contratos que habían hecho perder miles de rublos a sus clientes y, por ende, a ellos mismos también. Estos habían sido revisados y firmados por una persona y, consciente que ya no podía ser una simple coincidencia, fue de una vez por todas a encararla. Ya no estaba dispuesto a seguir siendo la burla de nadie. Este robo tenía que parar.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Después de un delicioso desayuno preparado por Mischa, Chris fue a lavarse los dientes y a terminar de arreglarse. Después de más de una semana le tocaba reincorporarse al set de grabación, pero, en el fondo, no quería irse.
La última semana había sido perfecta a pesar del encierro. Chris había podido volver a conocer a Victor, quien se había mostrado como un hombre seguro, sincero y amoroso. El actor se sentía orgulloso al ver en lo que su hermano se había convertido.
Además, tenía al lado a una persona que influía positivamente en él. Había conocido a Yuuri de la manera más curiosa y, aunque le había caído bien desde el principio, era ahora que lo veía en el día a día que entendía por qué su hermano lo amaba tanto. Ambos gozaban de una relación hermosa, llena de dulzura, afecto y comprensión. Yuuri trataba a Mischa con una ternura y atención únicas. La forma en la que se veían era empalagosa y, aunque a veces tenían sus diferencias, trataban de abordarlas pronto para evitar malentendidos. Chris sentía cierta envidia al ver una relación así. Él jamás había experimentado algo como eso con nadie, pero lo hacía feliz saber que su hermano podía disfrutar esa experiencia.
―Te hice una pequeña lonchera―exclamó Mischa, llamando su extraviada atención segundos antes. Chris vio ante sus ojos una pequeña bolsa de papel adornada con una cinta celeste.
