No, no debía sentirse así. Estaba mal, ¿cierto?
Había pasado más de una semana desde aquellos inexplicables buenos tratos de parte del pelinegro y por alguna extraña razón comenzó a sentirse inseguro.
Tal vez eran las sonrisas que el pelinegro le regalaba o las miradas discretas que intercambiaban a escondidas, quizá eran todas esa tardes que pasaban juntos en aquel cálido y acogedor silencio.
Quizá era eso y más.
Eso le daba temor. Yoongi rondaba su mente. Aquello no era novedad, pero comenzaba a sentirse atrapado, otra vez. Jimin sabía los sentimiento que tenía hacia el pelinegro, sabía que el ceñudo le gustaba, pero también sabía que sus sentimientos no eran correspondido y lo había confirmado más de una vez.
Quería dejar de sentirse vulnerable y frágil ante la cercanía de Yoongi, porque, rayos, el otro comenzaba a actuar extraño.
Esas pequeñas acciones que antes podrían haber pasado desapercibidas por él, ante la indiferencia que tenía Yoongi por sus sentimientos, en esos días parecían destacar en sobre manera y le asfixiada como el otro notaba cada pequeño detalle o acción que él ejecutaba.
A Jimin se le ponían los vellos de punta con la ocurrencia del "Quizá..." que atormentaba a su mente en los distintos escenarios que esta misma formulaba.
Odiaba tener que sentirse así. Hacia unos meses que se permitió vivir con el sentimiento de un amor no correspondido, pero debía darse su lugar, debía ser justo consigo mismo. Ya había llorado demasiado por el pelinegro, ya había intentado de todo por llevar esa relación a flote, quería darse un respiro de aquello que le daba miedo afrontar.
Simplemente quería detenerse, pero Yoongi parecía no querer cooperar porque de la noche a la mañana comenzó a sentir que esas miradas eran acompañadas de un brillo y se cuestionó enormemente el hecho de seguir creyendo que el pelinegro no gustará de él.
Sonaba mal, sonaba tonto. Ya mucho había peleado por aquel roto amor, sencillamente no podía aceptar que el otro estuviera sintiendo algo hacia él, porque él no era suficiente, él no era lindo ni perfecto. Él era Jimin y no tenía nada más que ofrecer además de su puro y completo amor.
Suspiró una vez más y con un gran peso presionando su pecho apagó su celular después de enviar ese mensaje.
Miró el techo amarillo de su habitación y mordió con fuerza su labio inferior esperando que su corazón dejará de latir así de intenso y que su respiración se regulará, porque se sentía desfallecer ante sus acciones compulsivas.
Tomó su cabello entre sus manos y jaló de este con un poco de fuerza, un suspiro fuerte abandonó sus labios y cerró sus ojos para evitar que las lágrimas se siguieran creando en sus párpados.
—Es lo correcto Jimin —habló para sí mismo—. No seas tonto, a él no le gustas, sé realista.
Con pesar levantó su cuerpo y volvió a sentarse sobre la cama, con la vista perdida en algún punto indefinido del suelo color caoba de su habitación. Deseando que aquello que se había obligado a hacer fuera lo correcto, porque no quería sufrir más a manos de un pelinegro malhumorado de nariz pequeña, piel pálida y sonrisa encantadora.
Pero tampoco quería alejarse de él.
Un último suspiro abandonó sus labios antes de ponerse de pie. Ahora debía comenzar a preocuparse por sí mismo, al menos unos días, en lo que su corazón dejará de doler y su cabeza dejará de punzar en contra de su voluntad.
ESTÁS LEYENDO
Ata(ra)xia | Yoonmin
FanfictionJimin y Yoongi son amigos con derechos, y aunque aquel término sonará arcaico, era el título que llevaba su relación. Entre sonrisas traviesas, toques indiscretos y miradas furtivas, un nuevo sentimiento nació en ellos como flor en primavera. Pero...